♤ Cardverse : Reino De Espadas S.XXI || UsUk ||

Capíitulo 3

3.

Me fui caminando despacio detrás de Alfred, pero este aligeró el paso hasta que quedamos caminando juntos. Mis mejillas comenzaron a arder cuando sentí reiteradas veces el roce de mis manos con las suyas. Bajé el rostro, no era muy lejos del callejón en el que estábamos, lo que me alivió, ya que estaba cansado de tanto caminar, después de todo, atravesé prácticamente un cuarto de la enorme ciudad a pie, y mi cuerpo ya se encuentra cansado después del trabajo y lo de Francis. No sé ni por qué acepté la invitación, si ni siquiera  tengo hambre como para comer una hamburguesa u otra cosa que sea que sirvan en estos locales de comida rápida.

Llegamos al local de comida rápida, había un par de personas haciendo la fila. Alfred me pidió que le acompañe a hacer la fila. Que extraño, yo pensé que me mandaría a buscar mesa como lo hizo Francis por la tarde. Me quedé en silencio a su lado, mirando los carteles con los pedidos y sus respectivos precios. La fila avanzó rápido, y cuando faltaba una persona para que nos atiendan, Alfred volteó a mirarme.

-Arthur, pide tú. Es que pueden descubrirme.

-¿Qué?

-Lo que oíste. Que pidas tú, la última vez, casi me descubren, ese chico que está atendiendo a la señora que está delante de nosotros me dijo la semana pasada "Oh usted se parece mucho al príncipe Jones, pero es más delgado, si sigue comiendo aquí, va a ser su gemelo"... dude, eso fue muy grosero.

-oh...- Engreído y grosero. ¿Le cuesta mucho pedir las cosas con "por favor"? Merecido se tenía que lo descubrieran.

-Así que pide dos hamburguesas dobles con papas grandes una Spade-cola , pero que no sea light ni zero, ¡son asquerosas! Además, quiero el juguetito que se parece a mí medio hermano. Y pide lo que quieras, yo pago todo. Me voy a sentar al segundo piso, junto a la ventana. Aquí tienes dinero.

Me paso dos billetes de veinte picas. El billete de más dos billetes de veinte picas. El billete de mayor valor en el reino. Nunca va a salir tan caro todo lo que pidió. Le creo uno de veinte, o uno de diez y otro de cinco. Estoy seguro que lo hace solo para alardear su fortuna.  Me está empezando a caer mal, pero no debo rechazar su hospitalidad, aunque es obvio que hace esto solo para jactarse sus millones.

Ya es mi turno, hago el exagerado pedido del príncipe, pido para mí una bebida y papitas medianas, y luego de pagar con uno solo de los billetes de veinte, que incluso me sobró dinero, retiro la bandeja y el vuelto, y subo las escaleras hasta llegar a la segunda planta del restaurant, donde veo que está sentado y solo en una mesa para dos personas en la esquina junto a la ventana. Me aproximo hasta la mesa, pero antes de dejar la bandeja, Alfred se pone de pie y me quita la bandeja de las manos, la deja en la mesa y me mira a los ojos, colocándome nervioso.

-Me hubieses dicho que pesaba la bandeja. La hubiese cargado por ti para que no fuerces esos frágiles bracitos.

-Suéltame, idiota, ¿Qué dices?

-Es que... tus brazos se ven tan frágiles. Me hubieses llamado a mí, el héroe y hubiese cargado la bandeja por ti.

-No digas eso idiota. No eres un héroe.

-Te salvé hace un rato. Eso me hace un héroe.

-Eres muy egocéntrico. ¿Siempre has sido así?

- Siempre me han criado así. Todos lo saben. ¿Qué acaso no ves tele o no lees?

-Yo no veo la farándula, principito.

Al parecer le molestó, por que empezó a comer su hamburguesa. Miré hacia afuera por la ventana, el barrio se veía bonito, alumbrado con luces blancas y azules. Luego me volteo para hacerle el comentario de la vista a Alfred, pero ya va en la mitad de su segunda hamburguesa y se comió todas las papitas. No miento, me sorprendió. Nunca había visto alguien que coma tanto y tan rápido. Se me queda mirando y nuestros ojos se encuentran. Me miro las manos sonrojado y el idiota hace su risita que tanto me carga.