17.
Entré a la oficina del rey. Estaba ubicada en el tercer piso del palacio, y era la gran habitación que daba con una terraza privada. Alfred estaba sentado en el escritorio, con la cabeza agacha metido en los papeles. Caminé hasta la ventana corrediza que había a sus espaldas, ubicada detrás del escritorio. Salí a la terraza y me asomé por el balcón de esta. Había plantas y flores azules marchitas. Se podía ver, como muchas personas llegaban al palacio. De todas clases sociales y de todos los reinos. En una hora, comenzaría el funeral en la catedral real, y Alfred estaba revisando el contrato de la herencia. Esta mañana, trajeron de vuelta el cuerpo sin vida del rey para que sus restos puedan ser velados, aun así, Alfred no ha querido ver el cadáver de su padre. Se pasó la noche ahí sentado, viendo fotos familiares y ahora revisa los términos de todo lo que le corresponde. Me acerco a él y acaricio su cabello. Coloca su mano sobre la mía, y aprieta con fuerza. Está destrozado. A pesar de que no eran muy cercanos, era su padre, y eso es lo que más le duele.
El consejero real se asoma por la puerta, indicándonos que debemos cambiarnos de ropa y bajar a la ceremonia que está próxima a dar inicio. Alfred sonríe vacíamente y en silencio guarda los papeles, me toma de la mano y me conduce hasta su habitación. Una vez ahí, rompe en llantos, abrazándome y humedeciendo mi hombro con sus tibias lágrimas. Lo abrazo y acaricio su espalda mientras se desahoga aquí. No le digo nasa, ya que me consta que no debe mostrarse débil ante todos ahí abajo, aunque sea estúpido, ya que no es signo de debilidad llorar frente a todos, al contrario, hay que ser valiente para demostrar tus sentimientos, literalmente, frente a todo el mundo.
Sobre la cama de Alfred, hay dos trajes negros. Uno es un terno con corbata, y el otro es un traje con un chaleco a botones, un moño en lugar de corbata y un sobrero de copa pequeño con un velo estilo viuda. Alfred se separa de mí y va al baño de la habitación a lavarse la cara y arreglarse un poco mientras yo me visto. El traje con sombrero es para mí. Una vez que estoy listo, le hablo a Al para que salga del baño, pero en lugar de estar listo, tiene la cara más hinchada. Estuvo llorando todo el tiempo.
-Arthie... ¿por qué fui tan mal hijo?, ¿Por qué no pude despedirme de mi padre? ¿Por qué ....?
Besé tiernamente sus labios y me aparté. Él quedó en blanco. No suelo hacer esas cosas.
-Al... no digas esas cosas, estoy contigo. No estás solo, y si te sientes mal.
-Iggy...
-Mira, voy a tomar tu mano. No la soltaré en toda la ceremonia y si te sientes muy mal, solo debes dar un leve apretón.
-Esas... esas palabras usé el día que te traje por primera vez al palacio... ¿aun te acuerdas?
-Al, no estás solo. Me tienes a mí.
-SI.... Además, te ves hermoso con ese traje... bien, me vestiré.
Alfred tomó su ropa y fue al baño. Dijo que se daría una leve ducha primero, que por mientras podía leer alguno de los libros que tenía en su repisa. Tomé uno que ya había leído, y comencé a buscar mis partes favoritas. En eso, salió Alfred del baño, completamente arreglado. Se veía hermoso, sensual, deslumbrante... incluso a pesar de la situación. Nos tomamos de las manos, y bajamos por las escaleras doradas dos pisos, luego nos encontramos con Yao, con quien bajamos los otros dos pisos restantes, caminamos por un largo pasillo lleno de puertas y pinturas antiguas, luego entramos por una puerta pequeña que conducía a otro pasillo, no tan largo como el anterior, y doblamos al fondo a la izquierda, por donde salimos a un hermoso jardín adornado con cristales estilo Art decó. Al final del jardín, había una pequeña escalera, la cual conducía a la parte posterior de la catedral real.
Alfred no soltó en ningún momento mi mano.
Hicimos ingreso a una sala donde se encontraba el sacerdote esperándonos. Yao comenzó a platicar con él, mientras nosotros fuimos por una pequeña puerta al Altar, donde estaba siendo velado el Rey. La catedral es hermosa, inmensa y muy antigua. Estaba repleta de personas de todos los reinos, y todas las clases sociales. En las bancas de un costado del Altar, estaban sentados el rey, la reina y el consejero de diamantes, el rey, el reina y el consejero de corazones, y la reina con el consejero de trébol. No estaba el rey Braginski. Tomamos asiento en los lugares ubicados al frente de los monarcas extranjeros. Alfred intentaba no llorar, no se quería acercar a su padre. Prefiere quedarse con sus recuerdos de él en vida, que ver su cadáver siendo velado. El reino está en estado luto. Alfred declaró duelo nacional, por lo que este y los dos días siguientes, el comercio y los espectáculos permanecerán cerrados. Entre los presentes, vi a mi madre de la mano de Peter, mientras mi hermano Scott los abrazaba. Nuestras miradas con el pelirrojo se encontraron. Él bajó la cabeza en señal de respeto. Aprieto un poco la mano de Alfred, pero este parece estar distraído mirando el arreglo floral de rosas azules y negras con forma de picas.
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♤ Cardverse : Reino De Espadas S.XXI || UsUk ||
Fanfiction❝Porque solo bastaba un encuentro para conectar nuestras almas perdidas en la oscuridad y juntos encontrar la anhelada luz para nuestro reino y nuestros corazones ❝ ♤♡◇♧━━━━━━━━━━━━━♤♡◇♧ Arthur Kirkland era un estudiante becado egresado de de la Re...