♤ Cardverse : Reino De Espadas S.XXI || UsUk ||

Capítulo 4

4.

 Entramos los tres al Pub. No es muy grande, no obstante, tiene una gran pista de baile y una pantalla para karaoke. La decoración es muy llamativa, ya que las paredes son de un azul turquesa, combinado con picas blancas y negras, que hacen el efecto fluorescente al contacto con las luces de colores que alumbren a una esfera de espejos en medio de la pista y sobre esta. Al costado derecho, están las mesas, con arreglos de hermosas flores azules cuyos nombres desconozco, a pesar que me guste la jardinería. Y al costado izquierdo, está la  barra con el barman, los tragos y lo demás. Al fondo, yendo por un pequeño pasillo entre las mesas y la pista, están los baños. El pub es muy ruidoso, y está lleno de gente.

Nos sentamos en una mesa para cuatro personas cerca de la salida. Es primera vez que vengo a un pub. En realidad nunca he ido a un antro, ni a una discotequera, ni a un bar ni nada por el estilo. Con suerte al cumpleaños de Tino, un hermano adoptivo o algo así de Noru. Los cumpleaños con pastel, globos y muchos dulces,  a los que me convidaba Francis no tienen nada que ver con esto. Y yo que me sentí malo por asistir a dichas celebraciones. Aunque empujaba a los otros niños para agarrar golosinas, e incluso se las robaba. Por eso Antonio y Gilbert, un amigo de ellos, me pusieron "pirata" lo vergonzoso fue que me llamaron así por dos años. Los chicos ordenaros sus tragos, y era turno mio. Como no sé qué pedir, pido lo mismo que Noru y Francis. Uno Margarita ¿Qué será eso? Obviamente un trago, pero espeque que sepa bien.

Ahora, pienso que no es buena idea beber tantas margaritas después del champagne que nos dieron como cortesía. El pub es demasiado, valga la redundancia, por lo que tenemos que gritar para poder oírnos. La música está demasiado fuerte, y parejas ya comenzaron a bailar. Al parecer, ya no es tan temprano como cuando llegamos. De a poco comienzo a perder la conciencia y a tronarme violento. ¡Oh Bloody hell, me siento mareado!

Veo que Noru se para a bailar con ese Mathias, que no me extraña que esté en este lugar. Me pongo a jugar con la bombilla de mi trago, mientras veo a todo el mundo alegre. Francis coquetea con unas chicas lindas y yo aquí, sentado  tragándome vaso tras vaso, sin medir las consecuencias. Tengo ganas de pelear, y eso no es bueno.  Intento ponerme de pie, quiero ir al baño antes de que me emborrache y sea aun peor. Al pararme, un poco mareado y tambaleando por el pasillo, me dirijo al baño de hombres. Una vez que entré, me paré frente a un espejo, afirmando mis brazos en el lavamanos y me miré el rostro. Colorado. Me vibra el teléfono y lo saco. Tengo tres llamadas perdidas. Una de mi madre, y dos de n número desconocido ¿De quién será? No importa.  Me doy cuenta que cuando saqué el celular del bolsillo de mi chaqueta, se cayeron tres papeles. Los intenté recoger, pero me caí en el intento. Me senté en el piso, las baldosas estaban frías y húmedas, pero alcancé los papeles. Uno de ellos era una boleta de Burguspade King, otro papel era el pedazo de hoja con la dirección del edificio del gordo, y el orto papelito, era la tarjeta de presentación con el numero atrás.

Marqué el número que Alfred escribió en el reverso de la tarjeta, en mi celular. Resultó ser el número de las dos llamadas perdidas. Bueno, está marcando. Espero no despertar a su majestad, aunque le pediré una buena explicación por enviarme la saga de Sherlock, claro, si fue él quien la envió. Si quiere que me aleje de él, entonces debería dejarme en paz y no enviarme esas cosas, ¡Baka! El gordo contesta a la tercera señal, no puedo creer que estoy devolviéndole la llamada de hace un rato.

-¿Arthur?

¡Me contestó y dijo mi nombre! No puedo creerlo, en realidad lo que no me puedo creer, es que esté llamando a este imbécil. A penas nos conocemos de hace un par de días.

-Alfred, ¿Por qué me mandaste esos libros a mi casa?

-Arthur ¿te encuentras bien? – Me dice en un tono un tanto alarmado - ¿Qué tienes, estás enfermo? ¿Necesitas algo más? Tu voz se escucha rara