Capítulo 25

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Capitulo 25

El sonido de algo estallando en la planta baja, me sobresalta. Me siento en la cama, haciendo un esfuerzo sobrehumano para mantener los ojos abiertos y agudizo el oído a la espera de otro sonido, hasta que el escándalo se repite. Algo haciéndose añicos. Estaba a nada de lograr dormirme y justo tiene que ocurrir algo así. Hago las sabanas a un lado y me levanto. Mis pies descalzos se deslizan con cautela a través del piso de madera de mi habitación mientras me acerco a la puerta. Antes de llegar, tomo un cuadro del escritorio, por si necesito defenderme, aunque dudo que un cuadrado de madera liviana y cristal puedan servir de mucho, pero ya lo dice el refrán: peor es nada.

Cuando abro la puerta, las bisagras antiguas emiten un sonido bastante intenso para un lugar tan silencioso y entonces pasa, algo se quiebra en mi interior y todo el valor que había reunido se desvanece sin dejar ni un mínimo rastro. Frente a mi solo se encuentra la negrura del pasillo. No deben ser mas de las dos de la madrugada y el silencio, tanto en el interior de la casa como en el exterior, es escalofriante, la única leve iluminación es la de las farolas que se cuela a través de las cortinas blancas, pero apenas sirve para ver lo más cercano a ella. Reprimo las ganas de cerrar la puerta y esconderme debajo de la cama, en lugar de eso, me dirijo hasta donde mi móvil se encuentra enchufado para cargar. Lo enciendo y dejo el número de la policía en marcación rápida, entonces vuelvo a caminar hacia el pasillo.

Oprimo el móvil contra mi pecho para ocultar la luz que emite la pantalla y me arrastro hasta el borde de las escaleras. Ya van más de dos meses que llevo viviendo en este lugar y conozco la casa de memoria, pero en este momento pareciera que todo hubiese sido cambiado de lugar. Son dos las veces que termino chocando contra las paredes laterales.

-¿Romina?-

Una punzada de pánico estalla en mi pecho cuando alguien habla a mis espaldas, pero logro reprimir el grito que quema en mi garganta.

-¿Miranda? ¿Qué haces? ¡Casi me matas del susto, mujer!- me quejo cuando la reconozco. Está parada frente a la habitación que ocupaba Matías, con la puerta abierta. Se refriega los ojos y su cabello esta desastroso, de un modo que jamás creí posible en alguien como ella. Al parecer ella sí había logrado dormirse ya. La luz del interior de la misma, ilumina un rectángulo en el suelo del pasillo y la mitad de su rostro de un modo algo tétrico, sin embargo, logra tranquilizarme. En medio de todo el caos había olvidado que durante la noche la invité a dormir en casa, porque el momento de películas se extendió más de lo esperado y se terminó haciendo muy tarde como para regresar a su casa.

Un alivio inmenso se instala en mi cuerpo: seguro fue ella la del alboroto, sin embargo, todo se derrumba cuando vuelve a hablar.

-¿Qué dices? ¡A mi casi me da un paro cardiaco cuando escuché semejante estruendo! ¿Qué fue lo que se te cayó? Porque parecía grande-

No respondo. Todos las palabras se arremolinan en la punta de mi lengua mientras intento formular una oración coherente, pero mi cabeza solo puede pensar en una cosa: Si no fue ella, ¿entonces quien?

Vuelvo a apretar el móvil contra mi pecho y le hago un gesto para que guarde silencio.

-Hay alguien en la casa- logro decir en un susurro y su expresión demuestra clara sorpresa, pero ni una pizca de miedo. Creo que le sobra el valor que a mí me falta, porque mis manos tiemblan sin que pueda contenerme y siento el sudor resbalando por mi espalda. No hay que ser adivino para saber que estoy aterrada, sin embargo me obligo a continuar. Giro sobre mis talones y continúo con el camino que llevaba antes de ser sorprendida por la pelirroja.

Doy unos pasos más y cuando mi pie descalzo se posa en el primer escalón, una mano fría sobre mi hombro me vuelve a asustar, por acto reflejo suelto un golpe hacia la persona que se encuentra detrás de mí, pero me arrepiento cuando escucho un quejido por parte de Miranda. La oscuridad no me deja distinguir su rostro, pero, teniendo en cuenta la silueta que se recorta con la luz que se cuela en el pasillo, desde la habitación, y la manera en la que se retuerce, creo que mi codo impactó contra su estomago.

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora