Capítulo 42

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Escucho como alguien grita cosas incoherentes en algún lugar lejano, amenazando con despertarme, sin embargo, lucho para que no lo logre.

Aun quiero permanecer aferrada a mis sueños.

Quiero gritarle a quien quiera que sea, que deje de hacer ruido, pero sé que si hablo, terminaré de espantar el sueño y eso es lo que no quiero.

-¡Ya te lo dije y te lo repito: LA MATARÉ SI NO ME TRAES ESA ESTÚPIDA GRABACIÓN! -

En cuanto escucho como alguien ruge esas palabras, todo mi sistema se pone alerta y empiezo a ser más consciente de lo que ocurre a mí alrededor.

En un movimiento inconsciente, me percato de la superficie dura sobre la que me encuentro y un dolor se apodera de mi nuca cuando ladeo la cabeza a un lado. Con un esfuerzo sobrehumano, logro apoyarme sobre mi codo y abro los ojos para revisar el lugar. Estoy segura que esto va más allá de haberme caído de la cama.

Lo que aparece frente a mí, se siente aun peor que el dolor en mi cabeza, y mi cuerpo en general. Estoy en el suelo de lo que parece ser un bar abandonado. Un mostrador, varias mesas con las sillas levantadas, una estantería semivacía, las ventanas cubiertas por papeles de periódicos rotos en algunas partes, y el suelo de baldosas grandes y antiguas, es lo que describe al lugar.

La luz del día aun se cuela a través de las hojas de periódico, pero la mayor claridad entra por la puerta abierta al otro lado de donde me encuentro, donde una figura la recorre de un lado al otro, con pasos nerviosos.

-¡Estás advertido, tienes una hora, sino vete despidiendo de tu Julieta!-

Es Iván, reconozco su voz y los recuerdos empiezan a volver a mi mente.

Yo saliendo de casa, yo caminado hacia la tienda, él interceptándome, yo viendo su auto, él dándose cuenta, yo corriendo, yo cayendo, él diciendo que quiere destruir a Nicolás.

Aunque la situación en la que me encuentro justificaría que me sintiera aterrada, la verdad es que no lo estoy. Estoy asustada, como cualquiera en mi situación, pero lo que más me preocupa, es el golpe de la cabeza. Aun me duele de manera impresionante y teniendo en cuenta que soy bastante paranoica en cuanto a enfermedades y golpes, no es muy reconfortante saber que llevo uno semejante en la cabeza. No me afecta tanto ver sangre de otras personas, más que lo normal, pero ver la mía, en gran cantidad, hace que se me revuelva el estomago.

Llevo mis dedos a la zona adolorida, esperando encontrar sangre, ya sea fresca o seca, sin embargo solo siento que mi cuero cabelludo está más cálido de lo normal en esa zona, pero sin rastros de sangre.

-Veo que despertaste- dice una voz grave, sacándome de mis pensamientos.

Aun estoy sentada en el suelo, aunque ahora con la espalda apoyada sobre una de las paredes despintadas, y tengo que levantar la vista para poder ver el rostro de Iván, que de repente se encuentra de pie frente a mí.

-¿Qué hago aquí?- pregunto con la voz ronca debido al sueño anterior.

Tengo que cerrar los ojos cuando un leve mareo se apodera de mi cuerpo.

-Interesante pregunta, pero tengo una mejor ¿De dónde conoces a Nicolás Méndez?-

Ignoro su pregunta y contraigo mis piernas para apoyar la frente en mis rodillas y volver a cerrar los ojos. Aun estoy algo desorientada y no puedo mantener demasiado la mirada en algo porque empiezo a sentir como me mareo.

-Me siento mal- digo de repente. En realidad no es que estoy al borde de un segundo desmayo, pero no hay ninguna duda que no estoy en mis cinco sentidos.

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora