Capítulo 39

1.1K 81 2
                                    


Las campanas de la puerta vuelven a escucharse, indica que alguien acaba de ingresar a la tienda. Volteo a ver, con la esperanza de que se trate de Dante, aun siento la necesidad de aclarar algunas cosas. Sin embargo, en su lugar me encuentro con un chico de unos veinticinco años, de ojos marrones y el cabello castaño cortado al rape. Va vestido de una manera bastante descuidada y me empiezo a preguntar porque habrá ingresado a esta tienda que es la que vende a mayor costo en toda la galería.

-Hola- digo con mi mejor sonrisa, mientras me coloco detrás del el mostrador. Veo como dibuja una sonrisa misteriosa en sus labios y empieza a caminar hacia mí, pasando por alto todos los percheros. Aunque es malo juzgar a las personas por su apariencia y primera impresión, me es imposible no pensar en que tiene la de un asaltante y automáticamente pienso en las cámaras de seguridad. Siempre las odié porque consideré que así Vanessa podría ver mis errores sin la necesidad de estar presente, mas teniendo en cuenta mi torpeza, pero ahora las encuentro como una garantía por si llega a pasar algo.

-¿Eres Romina?- su pregunta hace que todas mis alarmas se disparen. Yo a él no lo conozco, de eso estoy más que segura, pero entonces ¿Cómo sabe mi nombre? Lo veo apoyar las manos en el mostrador, haciendo que los músculos de sus brazos se hagan más notorios y yo doy un paso disimulado para atrás, recuperando la distancia. Veo como la sonrisa ladina se agranda en sus labios y no hace el más mínimo intento de esconderla.

-¿Cómo sabes mi nombre? ¿Nos conocemos?- soy consciente de que acabo de responder a su pregunta como una afirmación, pero quiero saber quién es. Necesito saberlo.

En ese momento su expresión cambia a sorprendida, como si acabara de recordar algo, aunque me resulta un gesto ensayado y carente de la emoción que intenta transmitir.

-No, la verdad es que tampoco estaba seguro de que fueres Romina, por eso te lo pregunté –habla con una sonrisa cálida en los labios y una oscuridad abismal en la mirada. Me quedo en silencio, esperando que se explique mejor –Miranda me habló de ti- suelta de repente, haciendo que lo mire aun mas confundida –Es que somos novios- aclara cuando nota mi expresión y entonces me quedo en blanco. De todas las explicaciones, esa era la que menos esperaba y ahora no encuentro la respuesta adecuada. Es que parecen ser tan distintos, Miranda es muy obsesiva con su forma de vestir y de actuar, mientras que el sujeto frente a mi parece bastante abandonado.

-Miranda nunca habló de ti- digo con algo de desconfianza, pero él parece estar esperando mi acusación, porque se encoje de hombros con desinterés.

-Es reservada en cuanto a su vida privada-

Ni lo precisa decir dos veces. Me llevó casi dos meses sacarle un poco de información a la pelirroja y aun me falta saber mucho más. Miranda es un completo misterio y aun así sigue siendo mi mejor amiga

Asiento y le dedico una mirada a la tienda.

-¿Piensas comprar algo o solo viniste a preguntarme el nombre?- no quiero sonar antipática, pero lo hago y cuando me doy cuenta ya es muy tarde para remediarlo, él ya me escuchó.

Él castaño, supuesto novio de Miranda, aunque la verdad es que aun no me convence, niega mientras dibuja una sonrisa.

-La verdad es que tenía ánimos de conocer a la mejor amiga de mi novia, pero veo que no puedo decir lo mismo de ti, ahora entiendo porque se llevan tan bien, ambas dicen lo que piensan sin miedo-

No sé si sentirme alagada u ofendida de que me considere una persona sin filtros, pero me termino decidiendo por la primera, solo para no empezar una pelea sin sentido. Las cámaras, tengo que recordar las cámaras. No creo que a Vanessa le agrade mucho la idea de cómo estoy tratando a un cliente, aunque él acaba de confirmar que no tiene intenciones de comprar, así que, teóricamente, no es uno.

Tu pasado, mi tormento|✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora