Inicio de clases, inicio de una etapa

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La reflexión que se mostraba en el espejo situado junto al armario mostraba un cutis libre de manchas desagradables, y Katie suspiró de alivio.

Una semana antes del comienzo de las clases —sus primeros días de preparatoria— debido a que algún diosecillo de la desgracia decidió fijar sus ojos en ella, contrajo varicela, ¡Varicela! ¡A su edad! Ya no era una niña de 10 años (Acababa de cumplir los quince), así que... ¡¿Por qué?!

La mirada de Katie bajó hacia un frasco de polvo y movió la mano en dirección a él, pero antes que sus dedos entraran en contacto con el material, empleó la otra mano para detener el impulso que Satanás había metido en su cabeza. ¡No, y no! ¡No caería en la clásica de «maquíllate para lucir bonita»!

«Pero...» se interrumpió de pronto en pensamientos «¿Y si, a causa de las gafas, no puedo ver las manchas...?» Abrió los ojos, aterrorizada con la simple idea «¡¿Y si estoy horrible?!»

En un acto super dramático, se llevó las manos a la cabeza y revolvió los cabellos.

—Oye, Pidg---

—¡Gyah! —Katie retrocedió un paso, y puso las manos a la defensiva como si estuviera en alguna película sobre karate, pero al enfocar la vista vio que se trataba de Matt, quien lucía tan perplejo como ella misma. Tras emitir un suspiro, relajó los hombros y bajó las manos—. Ah, eres tú, Matt. ¿No puedes golpear antes de entrar?

—Eso fue lo que hice, pero por alguna extraña razón acabé encontrándote como si estuvieras audicionando para ser Jade, la sobrina de Jackie Chan —Matt dejó de asomar la cabeza tras la puerta, e ingresó a la habitación—. ¿Cómo estás? ¿Lista para tu primer día en la escuela?

Katie tragó saliva y observó hacia un lado y otro, convertida en un manojo de nervios.

—Matt... Uh —se acercó despacio—, ¿Qué dices? —preguntó señalando su propio rostro.

Su hermano enarcó una ceja sin ser capaz de comprender a dónde ella quería llegar.

—¿...Ajá?

Katie intentó que él comprendiera a qué se refería utilizando señales y gestos varios con las manos, pero él no fue capaz de entender ese extraño conjunto de símbolos y sílabas procedentes de alguna galaxia muy, muy lejana.

Tras darse por vencida, Katie dejó caer los brazos.

—Mi cara —dijo sin muchos ánimos—. ¿Cómo está mi cara?

Matt pestañeó con cierta perplejidad, y se acercó un poco con la mano en la barbilla. Luego, tras unos segundos de pausa, su expresión cambió a una horrorizada.

—¡Oh, Dios mío!

La expresión de horror se vio reflejada en la de Katie.

—¿Qué? ¿Qué sucede?

—¡Es... Horrible! ¡Horrible! —Matt se llevó las manos a la cabeza, como si lo que estuviera observando no pudiera ser descrito en términos de horror—. Ah, no. Espera —recuperó la calma en su semblante—. Tu cara siempre ha sido así.

Katie infló las mejillas, y cubrió a su hermano con golpes mientras éste reía con diversión.

—¡Hablo en serio! —exclamó ella, enfadada—. ¿No tengo nada?

—¡Ah! Así que era eso —él volvió a examinarla—. Hmm... No. No tienes nada.

—¿De verdad?

—Absolutamente —Matt colocó las manos en la cintura e infló el pecho—. ¡Y que me parta un rayo si lo que digo es mentira!

Katie retornó al espejo y se examinó una vez más.

Magnolia [VoltronAwards18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora