Un momento para estrechar la amistad

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Keith oprimió el botón del timbre y aguardó con paciencia frente a la puerta a la espera de Pidge. En las manos sujetaba el cuaderno que la chica había prestado a Shiro, cuaderno que él no fue capaz de devolver la ocasión anterior.

Para su sorpresa, quien abrió no fue su nueva amiga, sino una versión más alta que ella... Un chico, en realidad.

Keith vaciló.

—Este... —pestañeó sin saber bien qué decir—. ¿Está Katie en casa?

El joven lo inspeccionó con la mirada.

—Tú debes ser Keith —dijo éste con la mano en la barbilla, imitando la pose típica de un investigador al examinar un artilugio de su interés—. ¡Wao! Ella dijo que lucías como un delincuente, pero creo que olvidó la palabra sexy de por medio.

Keith lo contempló con una mezcla de perplejidad e incredulidad.

—¿Disculpe?

—Solo decía que...

—¡Matt! —lo interrumpió la voz de Pidge—. ¡No asustes a Keith! —Matt giró el cuerpo lo suficiente para dejar ver a su hermana, quien bajaba las escaleras con cierta dificultad a causa del yeso que cubría su pie derecho. Al hallarse con la mirada del recién llegado, ella forzó una sonrisa mientras Matt la ayudaba a alcanzar los últimos escalones—. ¡Uff! Siento que nunca me acostumbraré a tener el pie inmovilizado —comentó en voz baja antes de girarse a ver a su hermano—, y Matt... Lamento arruinarte la diversión, pero Keith ya tiene a alguien.

Keith no captó lo que estaba ocurriendo, pero contempló cómo el rostro del hermano de Pidge pasaba a presentar una expresión decepcionada en unos pocos segundos.

—Era una broma, Katie —Matt la despeinó de forma amistosa y dirigió la vista hacia Keith—. Puedes pasar.

Tras hacer un ademán con la cabeza, indicando el interior de la casa, Keith dirigió la mirada al cuaderno y se lo tendió.

—Yo solo venía a entregar esto —dijo sin dar muchos rodeos—. En realidad quise venir antes, pero me ha sido imposible...

Matt sonrió y, en lugar de tomar el cuaderno, sujetó el brazo de Keith y lo jaló hacia el interior para obligarlo a entrar. Keith no fue capaz de resistirse debido a que fue tomado por sorpresa.

—¡Vamos, vamos! ¡No sientas vergüenza! —dijo Matt, empujándolo junto con Pidge hacia el interior del salón—. ¡Pidge me ha hablado sobre ti, y tengo mucha curiosidad!

—¿E-Eh? ¿Sobre mí?

Keith tomó asiento sobre el cómodo sofá, y Pidge se le unió.

—En realidad, no dije la gran cosa —dijo ella, y encogió los hombros—, nada más que parecías salido del póster de una de esas bandas emo.

—...Y que la estás ayudando a escribir un libro —agregó Matt.

Keith creía que estaba en el interior de algún sueño confuso, donde los brillantes Holt eran el centro de todo el torbellino.

—N-no hice mucho, en realidad —dijo con el tono de alguien que acababa de ser acusado de un crimen.

—Pero me diste apoyo respecto a Lance —dijo Pidge—. Hunk también lo hizo, pero de cierto modo sentí que el tuyo fue más especial.

—Como dije, no fue mucho —dijo Keith, y pasó la mirada de un Holt a otro—. Yo no sé mucho de esas cosas, solo dije lo primero que me vino a la cabeza.

Matt dejó escapar una risita, y apoyó la mano sobre el hombro de Keith.

—¿De verdad no estás saliendo con alguien? —lo oyó preguntar, pero Keith no lograba captar mucho el significado de esas palabras.

Magnolia [VoltronAwards18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora