El principio del camino

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Pidge pasó la mirada de uno a otro sin ser capaz de contener la impresión.

Por un lado tenía a Shiro, conocido profesor de Educación Física que se había ganado el cariño de los estudiantes a costa de Dad Jokes, quien, a su vez, inspeccionaba el club de literatura; por el otro tenía a Keith, a quien Pidge conocía solo de lejos pese a ser el primero en la lista negra de Lance, que la observaba con los ojos brillantes de un cachorro extraviado.

Sin ser capaz de ocultar la emoción, Keith tomó las manos de Pidge entre las suyas, y ésta estuvo tentada de alejarlas (Por fortuna, fue capaz de contenerse para no salir corriendo).

—Esperen... ¿Qué está sucediendo aquí? —preguntó ella, y pasó la mirada de uno a otro.

Shiro forzó una sonrisa.

—Creo que será mejor discutirlo dentro del club —dijo él—. Katie, ¿Te unes?

Keith la dejó ir, y no dijo palabra hasta que ella respondió con tono receloso.

—De acuerdo.

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—El caso es —empezó Shiro, mientras se servía a sí mismo un poco del café que Allura le había dejado antes del término de clases y el inicio de las actividades del club— año tras año hay una competencia de escritura en el mes de mayo. Es algo así como La Competencia, ya que editores de escritores famosos (Seguro te sonarán Stephen King, Dan Brown, John Grisham) buscan nuevos prodigios a los que ofrecen la alternativa de ser publicados —dio un sorbo a su café, y tras elaborar una mueca de asco, prosiguió—. Es tradición que nuestra escuela seleccione a unos cuantos estudiantes, quienes deben elaborar una novela corta de alta calidad, y entregarla al jurado. Así, en mayo dan a conocer al ganador ¡Y voilá!

Pidge se sentía perdida.

—Todavía no llego a entender del todo lo que están intentando decirme.

Keith y Shiro intercambiaron miradas significativas.

—Keith fue nuestra mejor apuesta estos dos últimos años, pero... —Shiro vaciló un poco, e iba a continuar cuando Keith lo interrumpió.

—El año pasado quedé quinto —explicó él, no muy animado—. Desde entonces estoy bloqueado, y no puedo escribir nada.

Pidge pestañeó. Tanta información estaba causando un corto circuito en su cerebro.

—Esperen, déjenme asimilarlo... ¿Quieren que yo compita?

Hubo silencio por unos momentos hasta que Keith se animó a hablar.

—Exacto.

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Mientras Pidge aguardaba por Matt frente al edificio, Lance lo abandonó con una sonrisa que, al ver a Pidge, se transformó en una expresión de sorpresa.

—¿Pidge?

Al oír su apodo, ella giró el rostro hasta hallarse con él, quien tenía el cabello húmedo y peinado hacia atrás a causa de las prácticas del club de natación. Pidge no fue capaz de contener a su corazón, el cual latió desbocado.

—¡Lance!

Se encaminó hacia él con una sonrisa ladina y ojos luminosos, pero Lance tenía guardada un movimiento sorpresa.

—Ven... ¡Aquí! —cuando Pidge estuvo a una distancia suficiente, él estiró el brazo y la rodeó con fuerza mientras la despeinaba con la mano libre—. ¿Qué estás haciendo, hm? ¿Estás esperando a alguien? —entrecerró a los ojos, y contempló hacia todos lados con recelo, como si de verdad esperara que un chico se hiciera presente en busca de Pidge.

Magnolia [VoltronAwards18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora