El mundo es un lugar ruín y cruel, siempre lo había sido, pero bajo ese manto de belleza y perfección parecía imposible poder ver la propia realidad con nuestros propios ojos. Unos ojos que solo se fijaban en la superfície más hermosa y única que había visto en su vida.
El dolor es todo aquello que te hace saber que la realidad es eso, mera realidad, sabemos que estamos vivos cuando sentimos el verdadero sufrimiento humano. Es un momento hermoso a la par que martirizante. El cuerpo se siente de mil maneras pero solo conocemos una única palabra para describir aquel momento tan agonizante que nos marcará por el resto de nuestras vidas: dolor.
Había recibido una gran revelación con el paso de sus escasos dieciséis años, pero no quería darse cuenta de que la realidad era tan cruda, tan fría y tan mala. Un lugar terrorífico que solo te atormenta con el pasar de los años, un lugar donde los peores monstruos que pudiesen existir cobran vida. Entonces, ¿qué esperar de aquel lugar?, ¿qué esperar de aquellas personas que habitaban un lugar tan horrible como aquel y que a su vez eran tan despreciables como aquel mundo?, ¿qué esperar de sí mismo?
No había nada que lo sedujera en aquel mundo como para seguir viviendo en él.
Yoon Gi contempló por enésima vez al cadáver de su padre. Se veía tranquilo, frío y muy pálido. Se preguntó cómo alguien tan hermoso como él había tenido la desgracia de morir. En ese mismo instante se percató de que tal Dios no existía. Aquel ser benevolente y todopoderoso que se había encargado de crear la Tierra no era real, era un mero personaje ficticio creado por los humanos para tener a algo con lo que controlar a la gente. Porque si aquel ser hubiera existido de verdad, ¿cómo es que él había sufrido tanto?, ¿por qué había dejado a su padre morir?, ¿por qué parecía que el mundo le odiaba a más no poder?
Y ahí comprendió que nada era trascendental y nada era duradero, nada es nada y siempre será eso.
— Señorito Min — lo llamó la enfermera que había estado observando con tristeza la escena de Yoon Gi llorando sobre el inerte cuerpo de su padre —, hay un señor que lo está esperando en la cafetería.
— Pues dile que se vaya a la mierda — su tono de voz cambió—, no quiero ver a nadie.
No se sabe cuanto tiempo estuvo al lado del cuerpo inerte de su padre, pero sí sabe que todo ese tiempo que estuvo al lado de él algo se rompió en su cabeza, algo dejó de funcionar como debía.
Pero, ¿acaso importaba ya?, ¿acaso le importaba siquiera lo que ocurriera consigo mismo? Fácil: no. ¿Qué había que hacer cuándo los únicos seres que había si quiera amado de forma diferente a lo que es el amor romántico habían fallecido? Nadie la amaba.
Eso es, nadie le amaba. ¿Quién en su sano juicio iba a querer estar con alguien como él que sólo trae la desgracia y el sufrimiento, el dolor y la agonía?, ¿quién?
Tuvo que salir del hospital finalmente, y en mitad del camino en dirección a la casa de su padre, se encontró con un señor gordo, viejo y con las pupilas extremadamente dilatadas.
Yoon Gi no podía juzgarle, no era mejor que él así que no tenía porqué diantres sentirse superior. Ambos parecían una especie de reflejo para el otro, sus apariencias eran tan tristes que parecían entenderse sin necesidad de decir palabra alguna.
— Hola muchacho— sonrió el hombre, quién enseñaba sus dientes amarillentos y poseía un aliento bastante desagradable —, te ves bastante mal.
— Lo sé — dijo con un hilo de voz el de cabellos azabaches —, vengo de la morgue.
— ¿Quién ha muerto?
Vaya, a Yoongi le sorprendió que aquel señor hablara sin tapujos pero también le pareció bastante maleducado el hecho de que lo dijera de una forma tan brusca.
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Be the best (KookGi)
Fanfiction❝Sacrifiqué todo lo que yo era para ser hermoso.❞ *Yoon Gi Bottom •¡Cuidado! Si eres sensible a temas fuertes y padeces ansiedad o depresión, no recomiendo esta historia. Leer con precaución ❤