Capítulo 09| Metamorfosis

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¿Cuándo es el momento en el que realmente estamos muertos?, ¿cuándo dejamos de respirar?, ¿cuándo sentimos que estamos hechos polvo por dentro?, ¿qué significa realmente la muerte? 

Puedes estar vivo y a la vez muerto. Pero, ¿cuándo realmente sabes que has dejado de existir? Es un sentimiento vacío, doloroso y frío. Es como si te hubieran desconectado una parte de tu ser, como si lo que te hiciera ser lo que eres realmente se desvaneciera en el aire y se evaporase. Tan fácil es desaparecer y a la vez es tan jodidamente aterrador.

Entonces...si has vivido estando muerto, te devuelvo la vida.

Fue así como la mariposa salió de su crisálida. Aquella que tanto tiempo había estado estado protegiendo aquello que en su momento no pudo y le dio algo a aquella oruga tan desdichada; belleza.

La mano del joven azabache se extendió en dirección al cielo, un impulso que le permitió hacer conexión con sus otras articulaciones. De esa manera, rompió con sus dos brazos aquella viscosa y morada masa que lo envolvía como si se tratase de una dulce mariposa. Como si se despertase después de tantos años, como un bello durmiente pero sin un príncipe.

Una vez su cabeza y su tronco salieron, pudo respirar por primera vez. Aquella primera inhalación y exhalación se sentían completamente diferentes, como si fuera un bebé recién nacido. Se encontraba desnudo y desorientado por unos segundos, hasta que todos sus recuerdos vinieron a su cabeza. Todo el dolor y el sufrimiento que había recibido con el paso de los años le golpearon de repente como un balde de agua helada. 

Miró la masa y acabó de abrir el resto de la crisálida para sacar sus piernas las cuales se veían delgadas.

— ¡¿Qué cojones?! — gritó de pronto al mirar sus esbeltas piernas.

Se levantó por completo y se percató de que su cuerpo se sentía ligero, liviano, como si fuera demasiado fácil de repente para él moverse. Se acercó al espejo del baño y una vez que vio su cuerpo se quedó petrificado, pero más aún al ver su impoluto y hermoso rostro.

— ¿Cómo puede ser esto posible? — susurró con miedo mientras pasaba sus manos por su limpia y suave cara —. ¿Soy yo?

"Claro que eres tú", le susurró su subconsciente.

Empezó a hacer diferentes muecas con su bella cara y sorprendentemente en todas se veía genial. No podía sentir aún que este fuera su rostro, que le perteneciera tal obra maestra. Estiró sus mejillas, sacó su lengua y empezó a mover la nariz y la boca de diferentes formas. Luego miró su delgado cuerpo pero sin llegar a ser insano, se veía completamente perfecto, divino.

— ¿Esto es real? — sonrió de oreja a oreja —. No puede ser...

Su mirada se dirigió a un frasco vacío el cual tenía una etiqueta llamada: Puppa. Lo había visto antes, pero no recordaba donde. Agarró el objeto para poder apreciarlo más de cerca y pudo ver que en bote había algo grabado detrás de la etiqueta.

— "Una segunda oportunidad para aquellos que han sido heridos" — leyó en voz alta —. Una segunda oportunidad...un nuevo comienzo.

El Min Yoon Gi de antes se iría del país a comenzar su vida desde cero, intentaría olvidar todos aquellos traumas que le habían marcado de por vida e intentaría vivir de los escasos buenos momentos. Pero había un problema. Aquel chico tan dulce e inocente había desaparecido para siempre. Su corazón estaba herido y manchado, estaba podrido de dolor y rencor, pero sobre todo de venganza. Por alguna extraña razón no podía recordar demasiado bien los buenos momentos, solo los de Holly y el señor Lee pero estos eran extremadamente dolorosos. Sentía que su mente quería eliminar algo, pero no le importó si eso le permitía seguir así.

Be the best (KookGi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora