Capítulo 5

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Lena

El momento en el que Kara me abrazó no sabía como actuar, pero hice caso a mi instinto y, con mucho cuidado, la abracé por la cintura. No sabía por qué, no podía explicarlo con palabras, pero ese abrazo hizo que me sintiera querida y, sin darme cuenta, una lágrima cayó por mi mejilla.

Cuando empezamos a separarnos, me sequé la lágrima y le sonreí.

-Lena, ¿estás bien? ¿He hecho algo malo?- Dijo preocupada Kara.

-No, tranquila. Me he dejado llevar un poco por mis emociones, pero estoy bien.- Dudo que puedas hacer algo malo o daño a alguien. Con algo de nerviosismo y valor le empecé ha hablar -Ah, Kara, esto... tengo una cosa para ti.

-No tienes que darme nada Lena, no es necesario. -Dijo con una sonrisa y algo sonrojada.

Me levanté y cogí la libretilla que había encima de mi escritorio. Algo dudosa le puse la libreta en las manos. -No me sentía bien como me porté esos días contigo y cuando cuando lo del accidente entonces -justo en ese momento el corazón me iba a mil, no sabía si podía notarlo ella, así que intenté calmarme- entonces empecé a escribir como un "diario" para que supieras lo que pasó cuando estabas dormida. Escribí tanto lo que hacía yo como lo que pasaba en la ciudad. -Bajé un poco la mirada, avergonzada y tal vez sonrojada- Sé que no soy tan buena escritora como tú, pero bueno, espero que no sea algo cursi ni nada.

Kara no dijo nada, y me iba sintiendo mal porque no sabía si había hecho bien. -Lena, este es el regalo más original que me han dado. Me lo empezaré hoy -Dijo cogiendo la libreta con más fuerza- Y no es nada cursi, con esto demuestras que, aunque pasó lo de la entrevista, aún sigues siendo mi mejor amiga. -Kara solo pudo sonreír. Una sonrisa enorme y llena de dulzura.

Estuvimos hablando. Decía que estando dormida escuchaba voces y notaba sensaciones, pero que no sabía que eran. Eso me hizo dudar.

-El día antes del que tu despertaras, me fui a casa de Alex para ver como estabas. En un momento se tuvieron que ir Maggie y ella, y yo me quedé contigo. -De pronto notaba como me costaba un poco respirar y que mi corazón se aceleraba.- ¿Te suena algo?

Kara se quedó algo pensativa, mirando al infinito. -Te sonará raro, pero recuerdo tu perfume y recuerdo oírte llorar. -En ese momento vi que la rubia se quedó pensando- Solo recuerdo eso.

-¿Notaste mi perfume? Que raro. Y lo de llorar -Cogí un poco más de aire y me dispuse ha hablar pero en ese momento el teléfono de Kara sonó. Tenía que irse por un asunto con Alex- Ah, no pasa nada. Cuando quieras venir a verme solo tienes que llamar a la puerta.

-Lo siento mucho, me gustaría quedarme más contigo. Te lo compensaré, te lo prometo. -La vi dirigirse a la puerta, con la libreta en la mano. No la había soltado la libreta desde que se la había dado. Nos dimos un abrazo y un beso en la mejilla y, cuando vi que entró en el ascensor, cerré la puerta y suspiré bastante alto.

Me quedé en el despacho ordenando unos papeles de última hora y cuando miré el reloj eran más de las once y media de la noche, así que opté por coger el coche e ir a mi piso y descansar.

Cuando llegué me fui directa a la bañera, necesitaba relajarme y relajar mi cabeza. Una vez dentro empecé a pensar en voz alta.

-Creo que próximamente necesitaré unas vacaciones, los accionistas y empresarios me están matando. -Intenté quitarme esos pensamiento, me se sumergí un segundo en el agua calentita y vacié mi mente.

Por primera vez en bastante tiempo estaba tranquila, estaba relajada. Claro está, la espuma y la fragancia de lavanda ayudaba. No sé cuanto tiempo pasó pero hubo un momento que mi mente me hizo recordar una escena y una persona en concreto. Ese momento fue algo extraño, no sabía por qué mi mente jugaba conmigo pero esa escena hizo que me ruborizara y sintiera un calor extremo. En un segundo me di cuenta que mis manos empezaron a tocar ciertas partes de mi cuerpo y mi mente me iba abandonando dejando las escenas.

El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora