Capítulo 7

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KARA


"Te quiero invitar a mi casa a cenar, ¿que me dices?" No paraba de leer ese mensaje y no sabía que contestar. Conocía a esta persona desde hace unos meses, y después de la última foto pues...

-Oye, ¿sigues ahí?- Eso me sacó de mis pensamientos.

-Si, sigo aquí.

-Bueno, ¿que me dices? Suelo cocinar bastante bien.

-Lo veo algo precipitado. ¿Que tal un café y nos conocemos un poco mejor?- Además de que era un sitio neutro.

-Bueno, lo entiendo. Está bien. ¿Mañana por la tarde en el Starbucks?

-Me parece bien. Entonces mañana nos vemos.

Cuando dejé el móvil, me quedé mirando a un punto fijo de la televisión. Voy a conocer a esta persona, en persona. Estaba tan nerviosa que decidí ir a volar cómo supergirl, necesitaba calmarme. No sé el motivo, pero me acerqué a L-Corp y me encontré a Lena en el balcón.

-¿No deberías descansar?- Dije aterrizando suavemente a su lado, pero dejando cierta distancia

-Oh, Supergirl. Sí, debería, pero tengo que arreglar algunas cosas antes de irme de viaje.

-¿A donde vas? No es que vaya a seguirte, pero por si ocurre algo...- Vi una sonrisa en la cara de Lena. Normalmente Supergril no suele ser así, pero necesitaba saberlo para poder protegerla.

-Voy a un congreso en Berlín. Es un poco rollo porque las charlas y los temas tampoco es que sean muy entretenidos, además de que veré a gente que me menosprecia.- dijo con total naturalidad. -Y encima doy una de las charlas y puff, odio hablar en público, aunque no lo parezca.

-Si quieres te puedo ayudar. Si quieres me lo puedes contar a mi y lo ensayas.- Los ojos de Lena se hicieron más grandes e intensos. Yo le sonreía para afirmar que no me importaba.

-¿De verdad lo dices?- Asentí con la cabeza y un suspiro de alivio salió de sus labios. Entró corriendo al despacho y volvió a salir al balcón con los papeles. Yo me senté en una de las sillas que había fuera y ella se sentó en una que había en frente. Esto no era normal, pero era una amiga y necesitaba ayuda.

Lena empezó a decir su discurso y, conforme me lo iba diciendo, iba cambiando algunas cosas. Yo la escuchaba atentamente, realmente me sentía muy orgullosa de tener una amiga tan inteligente y valiente. Cuando lo iba contando, iba enfatizando en conceptos y explicándolos un poco para que se pudieran entender. Al terminar, dejó los papeles en la mesa y me miró algo nerviosa.

-Está muy bien Lena. Además, se ve que disfrutas con el tema, se te da de muerte- Dije sonriendo. Realmente me había hipnotizado un poco con el tema y como lo explicaba con tanta naturalidad era muy ameno y entretenido.

-¿De verdad lo crees? Me pongo algo nerviosa, una no se acostumbra a estas cosas- Me miró algo más calmada -Creo que me salió bien porque estabas aquí, me das suerte.

-¿Yo te doy suerte?- Sorprendida, vi como Lena asentía lentamente- ¿Cómo es eso?

-Pues, hace unos años, cuando me mudé aquí, tuve un contratiempo. Un hombre me apuntó con un arma y me tapó la boca para no poder gritar. -Cuando Lena dijo eso, me llegaron los recuerdos de esa noche. -Y en un abrir y cerrar de ojos, viniste tú. Llegaste justo a tiempo. Y creo que nunca llegué a agradecértelo. Desde entonces cambié la política de L-Corp. Puse más seguridad y servicio médico de cualquier tipo a coste de la empresa, pues nadie debe sufrir eso. Lo más importante para mi es que mis empleados estén bien y sepan que están a salvo.

El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora