Capítulo 11

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KARA



La vuelta a la rutina es horrible. Nada más pisar la empresa tenía en mi mesa una montaña de papeles, y hay que añadir dos reuniones con James y el equipo para organizar la revista. Al final acabé cerca de las 12 de la noche, y cuando quise darme cuenta sólo quedábamos James y yo en CatCo.


Cuando acabé, me di cuenta que a mi derecha había un pequeño paquete de color plateado con un lazo. Cuando lo cogí, debajo había una nota "feliz cumpleaños super-Kara. Att: James" Estaba tan pendiente del papeleo que no me había dado cuenta de que James se había ido. Me fui la última del edificio, eran más de las doce de la noche así que decidí volar hasta mi piso. Al entrar, me encontré con Alex y Maggie en el sofá.Seguramente estarían esperándome para darme una sorpresa. Ambas estaban tumbadas y abrazadas. La escena que tenía delante era muy tierna, estaba muy feliz de que por fin Alex fuera feliz. Las tapé con mucho cuidado, les di a ambas un beso en la frente y me fui a mi cuarto cerrando la puerta para que no les molestara nada. Cuando cerré la puerta me vino a la cabeza Vic, lo mal que me porté con ella pues no hablamos desde que nos vimos y pasó lo del beso. Sentía que debía llamarla y disculparme. Me senté en la cama y abrí el regalo de James, intentando no darle muchas vueltas a las cosas. Al abrir el regalo no pude evitar reirme; era un colgante de plata con el logo de Supergirl y otra nota diciendo: "mañana tienes libre". Sin darme cuenta me quedé dormida, para mi desgracia.


Mi sueño fue muy distinto a los que tenía normalmente. Yo estaba en mi piso, tranquila viendo la televisión y alguien conocido abría la puerta, hablábamos mientras se acercaba al sofá, pero no sé que decíamos. Yo solo veía una sombra, pero me trasmitía paz, y más cuando me abrazó y notaba sus caricias en la espalda. También sentía que el corazón se me aceleraba y que, una vez nos separamos, no pude resistirme buscar sus labios y besarlos. Poco a poco notaba un calor que iba llenando todo mi cuerpo, y se intensificaba con las caricias y besos que me daba la persona en el cuello. Empezamos a desnudarnos y tirarnos en el sofá. Ese deseo, esa falta... una vez que empezamos no podíamos parar. Empecé a tocar todo su cuerpo, tan perfecto a la vista y al tacto que parecía de otro planeta. Poco a poco fui bajando con pequeños mordiscos, sin dejar de escuchar que su respiración estaba acelerada. Cuando bajé lo suficiente sólo escuchaba mi nombre entre suspiros: Kara... Kara...


-¡Kara!- Ese grito me despertó. Cuando abrí los ojos vi a mi hermana delante mia con mi tarta favorita: de chocolate. -¡Felicidades!- Alex estaba tan feliz como una niña pequeña, y yo no podía evitar sonreír.

Me levanté de la cama y nos fuimos al salón, donde estaba Maggie preparando café. -¡Oh! ¡Felicidades cumpleañera!- Me dio un gran abrazo y señaló el taburete para que me sentara. Encima de la mesa había una caja, con un papel verde fuerte. -Abre el regalito mientras termino de hacer el desayuno- Me dijo Maggie guiñándome el ojo. Dentro de la caja había un par de libretas para entrevistas o anotaciones mias, un estuchito con un bolígrafo y pluma a juego y con mis iniciales, y una carta de mi madre con algo de dinero.


Nos pasamos la mañana entera juntas y cuando se acercaba la hora de comer decidí invitarlas a un restaurante que llevábamos mucho queriendo ir. Nos dimos una pequeña vuelta por el centro para luego ir a las tiendas a comprar ropa.

La comida era deliciosa, pero lo que más me gustó fue el poste: un souffle de frambuesas.


El secreto mejor guardadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora