Prólogo

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—¡Shu!— gritó una pequeña niña castaña que corría en dirección a otro niño de su edad, pero este poseía el cabello blanco.

—¿Qué sucede, _____?— preguntó preocupado al ver la expresión que llevaba en su cara la niña.

—Mis padres dicen que nos vamos a mudar. Yo no me quiero ir— dijo mientras las lágrimas de sus ojos verdes salían despedidas, seguidas de los inolvidables sollozos.

Eso le cayó como un balde de agua fría al niño. ¿Qué haría si no la volvía a ver? Una y otra vez se preguntaba eso mentalmente. No quería que _____ notara que eso le afectaba peor que a ella. La abrazó con sus fuerzas a la vez en que ella se aferraba a su pecho, humedeciendo la tela de su remera. La pequeña murmuraba, todas las veces posible, que no quería alejarse de él por nada, pero el destino no estaba de su lado.

Al separarse, entendieron que nunca la vida era como uno la planeaba. Se miraron a los ojos. La castaña bajó la cabeza mientras extendía su mano a tomar la de su mejor amigo. Éste se sorprendió y la miró un poco sonrojado. Para él, no era su mejor amiga, la quería de otra forma.

—Si no nos volvemos a ver, quiero que sigas tu sueño de volverte un gran blader, ¿si?— lo miraba a los ojos aguantando las lágrimas mientras sentía que las anteriores se secaban en sus mejillas.

—Sí— murmuró en respuesta —. Y tú una gran bailarina, siempre fue tu sueño— le sonrió a la par en que llevaba, su mano tomada por ella a su boca, para depositar allí un beso en el torso de su mano.

La carita de la castaña se salpicó de un poco de rubor por el acto del muchachito.

—Sí— asintió mientras sonreía.

Se miraron entre sí, y comenzaron una caminata hacia un parque que quedaba allí cerca. La sola idea de no volver a verse los afectaba. Ese era el único y último momento, como pensaba Shu, por eso se debatió en su cabeza si decirle o no lo que sentía. Dirigió su miraba cabizbaja a sus manos entrelazadas.

Recordó todos los momentos inolvidables que habían pasado, buenos y algunos malos, pero todos pasados. La de ojos verdes miró como su amigo los dirigía a el árbol en donde se habían conocido. Se sentaron a sus pies a la vez en que éste les ofrecía una fresca sombra del Sol que había en el cielo. Para la noche, la familia de ella se habría marchado a otra ciudad lejana.

Aun estando sentados, no se habían separado de su agarre. No querían estar separados ni por un segundo. _____ resopló mientras se reacomodaba en su lugar para ver a su amigo. Éste estaba con la mirada perdida en el césped mientras que cada tanto apretaba un poco el agarre de sus manos.

—Shu...— lo llamó suavemente la niña.

Él no contesto. Sólo parpadeó un par de veces saliendo de su hipnosis y dirigió su mirada a la de ella. Se soltó para incorporarse y posicionarse enfrente de ella.

—_____ tengo que decirte algo— dijo nervioso mientras desviaba su mirada de la nombrada.

—¿Qué?— preguntó mientras lo veía desde su lugar sentada, esperando a que continuase.

—Y-yo t-te...— tartamudeaba sintiéndose incapaz de completar la corta frase que siempre le había quería decir.

—¿Tú qué?— preguntó mientras se enderezaba y quedaban a la misma altura.

—¡Te amo!— apretó sus puños y cerró sus ojos con fuerza, como un tomate que resaltaba, ya que su piel era blanca como la nieve.

—Shu...— dijo sorprendida mientras se quedaba viendolo, se acercó mucho más a él mientras le plantaba un beso en una de sus mejillas, provocando que sus ojos se abrieran.

Parpadeó un par de veces y la tomó de la cara para besarla en los labios. Al principio no entendía nada hasta que se separaron por vergüenza.

—P-perdón— susurró alejándose.

—No— se acercó a él para abrazarlo con fuerza —, yo también siento lo mismo.

—Pero habrá que dejarlo de lado porque te irás...— dijo apenado Shu sin corresponder aún el abrazo.

—Tranquilo, yo creo que algún día nos volveremos a ver. Prometo volver— se separó para verlo a la cara y darle un pequeño beso en la nariz, haciendo que el niño sonriera tontamente sonrojado, igual que ella.

—Está bien...— y ahora era él quien la abrazaba.

[...]

Ya habían pasado unas horas desde la partida de la niña de cabellos castaños llamada _____, pero aún con lo que le había dicho, el estado de ánimo de Shu no subía. Estaba deprimido.

Recostado en su cama, pensaba en el rostro de ella mientras recordaba todo sus recuerdos vividos juntos. Desde el primer día hasta hace unos instantes. Pero como siempre le decían, es mejor mantener los buenos momentos en tu mente y no estar al tanto de los malos.

Se sentó en su cama mientras dirigía su mirada sería a la ventana de su cuarto.

—_____ te prometo que nunca en mi vida dejaré de amarte...— espetó decidido.

Hola! Esta es la primera historia sobre Beyblade Burst que escribo, y pienso escribir más.

Espero que les haya gustado, nos leemos en el primer capítulo...

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora