Capítulo XI

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Ya habían salido de la casa de Valt, y la pregunta de Shu no hizo falta esperar, sino que cayó como otro balde de agua fría sobre la chica. Suspiró mientras caminaban lentamente hasta llegar nuevamente a su hogar, pero en medio del corto trayecto paró.

El de ojos rojos se detuvo a unos pocos pasos delante de ella mientras que la veía seriamente, y un poco preocupado. Sabía que tenía que ver algo con su salud, ya lo estaba deduciendo.

—Es... sólo un pequeño problema en mí tobillo derecho— dijo a la vez en que volteaba a ver hacia la calle.

—¿Cómo?— preguntó preocupado, pero no saliendo del tono de seriedad.

Ella suspiró, bajando la cabeza —Fue hace un mes y medio atrás todo esto. Era en una práctica, caí mal y me esguincé el tobillo.

—Para mí no es un pequeño problema. Has dejado de bailar por eso, pero aún así caminas casi rengeando, y no me digas que no, porque te he visto hacerlo— dijo serio mientras se acercaba a ella y la tomaba de los hombros —. Debes de hacerlo descansar un poco...

—Tranquilo. Estoy bien, los primeros días eran los peores.

—¿Ya te has hecho chequeos?— preguntó. Él realmente era de saber un poco de todo. En medicina podía saber primeros auxilios, el nombre de algunas de ellas enfermedades, medicamentos y fracturas o lesiones. Shu Kurenai, es un chico sorprendente.

—Si. En unos días tengo que volver. No te alteres— dijo, riendo un poco a la par en que dirigía una de sus manos para despeinar sus cabellos casi alborotados del muchacho.

Y notó algo. Divisó una cicatriz en la parte superior de su ojo derecho. Comenzó a levantar los cabellos que lo tapaban, pero la mano del chico tomando su muñeca, con un poco de fuerza, hizo que frenara.

Se quedaron viendo a los ojos. Ella veía esos rubíes con preocupación, en cambio, él las esmeraldas con seriedad.

Tenía que contarle algún día sobre la cicatriz que había obtenido en uno de sus enfrentamientos, pero creía que era demaciado pronto. Para ella también fue demaciado pronto haberle contado sobre su tobillo, y Shu lo reconocía.

Acercó la mano de la chica a su boca mientras le depositaba un beso y la acercaba a su ojo y, remover el cabello que caía en esa zona, con ayuda de él.

Los ojos de _____ se abrieron bien grandes de la impresión. Llevó su mano libre a su boca para cubrirla.

—Fue en una batalla Beyblade, pero esto significa que es mi gran esfuerzo al enfrentarme con cada blader que esté en mi camino a ser el mejor. Que no me rendiré tan fácilmente.

—Vaya...— dijo sorprendida la chica a la par en que alejaba su mano de la cara del albino, provocando que el cabello volviera a caer sobre su rostro.

El blader sonrió para luego acercarse a la chica y depositar un beso en su nariz.

—¿Qué te parece si mañana salimos? Y-ya sabes... nuestra primera cita— propuso Shu mientras la veía, esperando una respuesta positiva.

—Claro, no tengo problema— contestó con una sonrisa, emocionada.

—Genial. Me tengo que ir... nos vemos mañana, linda— se despidió, comenzando a alejarse

—Adiós, lindo...

[...]

La alarma de _____ comenzó a sonar, indicándole que se tenía que levantar sino iba a llegar tarde a clase. Aún estaba muy cansada por lo de la noche anterior. Le ardían los ojos por ver tanto la pantalla del televisor. Se sentó y apagó la alarma a la vez en que se refriegaba un ojo con pesar. Por allí pasaba su madre que acababa de levantarse. La saludó mientras que la castaña respondía al saludo con un ruido de su garganta.

Se preparó y bajó hacia la cocina. Comenzó a desayunar mientras que el celular de su madre comenzaba a sonar. La misma fue a atender, mientras que su hija no prestaba atención a nada, sólo en querer seguir durmiendo.

—Ésta tarde va a venir tu primo Suke a visitarnos, luego de unos meses se hace presente este chico...— rió casi dormida.

La chica casi se ahoga en medio del sorbo de su desayuno y comenzó a toser. Abrió sus ojos de la impresión sin despegar la mirada de su madre. No esperaba que Suke apareciera de la nada luego de un tiempo. Estaba en parte emocionada y en otra no. Primero porque su primo era muy competitivo, y mucho más con el Beyblade; y segundo, porque esa tarde había quedado con Shu.

Golpeó su frente contra su mano mientras que se le pasaba el sueño. Tendría que quedar para otro día su primera cita.

—¿Hoy? ¿Segura que escuchaste que viene hoy?— preguntó tratando de confirmar bien lo que había dicho su madre. Y la mujer simplemente asintió.

La castaña suspiró mientras se levantaba y se dirigía a lavar su taza. Al terminar, fue al baño para terminar de arreglarse y partir a la escuela.

Mientras caminaba no sabía cómo decirle a Shu Kurenai lo que pasaba. ¿Y si no cancelaba la cita? Sería una gran idea hacer que Suke y Shu se conocieran, si no se conocian de antes, claro. Podría pasar tiempo con su novio y su primo a la vez, e incluso Suke podría combatir contra Shu así no se lo pide a ella que le da vergüenza desde hace un tiempo.

Sonrió victoriosa. Sólo faltaba decirle a Shu el cambio de planes, también faltaba que él aceptará y, sino, capas tendría que disfrazarse y jugar Beyblade con su primo. Si eso llegase a suceder, tenía que pensarlo más a delante, ya que estaba entrando en territorio escolar y, cerca de la entrada, veía al albino apoyado a un lado de la puerta esperándola con una sonrisa.

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora