Capítulo IV

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La joven Hayashi exclamó sorprendida mientras dirigía su mirada de donde había escuchado el ruido. Su corazón no paraba de latín por lo nervios, ¿Y si se trataba de su Shu? ¿Shu Kurenai? ¿Cómo reaccionaria? ¿La recordaría?

—Puedo... ¿Quedarme sola?— les preguntó a los cuatro. Asintieron y bajaron para ir a quien sabe dónde.

Suspiró mientras se dirigía al otro lado de la casilla de las escaleras encontrándose con un chico que estaba entrenando Beyblade. Su cabellera era idéntica, el tono de piel también. No había dudas de que fuera el mismísimo chico que siempre había pasado su tiempo con ella.

Observó cómo lentamente, y agotado, tomaba su Bey que estaba en la plataforma. Le echó una mirada y se puso en posición para lanzarlo nuevamente.

—3...— comenzó diciendo el albino —2...— apuntó bien el lanzador —1... ¡Let it rip!— y salió despedido el Beyblade.

Giraba a gran velocidad en la plataforma. _____ se puso a un costado del pequeño estadio mientras veía con mayor atención las vueltas que daba.

Mientras que Shu desviaba su mirada de su Bey al notar que alguien se había parado allí casi enfrente suyo. Quizás era Valt o alguien más, no quería ver a nadie en sus momentos de entrenamiento. Eran momentos para él y Spryzen, aúnque estuviese en horario escolar. Divisó en un principio una figura femenina admirando los giros de su Bey. La cabellera castaña de la chica caía haciandole un poco difícil deducir de quién se trataba. La muchacha envío sus cabellos a su espalda para tener mejor visión del entrenamiento.

Su corazón latía a un ritmo que no había sentido hace años. Sus ojos abiertos como platos, demostrando su intenso color rojo. Su pulso no era estable, temblaba sin razón. Pero todo tenía una, y esa era...

—_____...— dijo sorprendido mientras la veía sin despegar ni un poco el ojo.

La castaña se volteó a verlo con una enorme sonrisa.

—Se ve que cumpliste tu promesa— le dijo mientras se quedaba ahí parada viendolo, su corazón no dejaba de parecerse a un tambor, llegaba a sentir vergüenza de que él notase eso. Y sus ojos humedecidos de volver a verlo.

El albino comenzó a jadear de los nervios y con una sonrisa de oreja a oreja se lanzó a abrazar a _____ mientras que está le respondía el abrazo escondiendo su cabeza en el hueco del cuello y hombro de Shu. Él la abrazó con mucha más fuerza mientras sentía el aroma de su cabello que tanto extrañaba.

—Te extrañé mucho _____— dijo aferrandola muchísimo más, sin que quedase ni un solo milímetro.

—Yo también pero me aprietas y estás sudado— dijo incomodada.

—Perdón— dijo separándose mientras la tomaba de los hombros y no dejaba de verla.

La castaña subió la mirada mientras sonreía tiernamente. El sueño que había tenido en la mañana ya no lo recordaba, ahora era Shu quien estaba en sus pensamientos como en un principio. Como antes lo hacía, se acercó un poco para dejarle un pequeño beso en la punta de la nariz. Él se sorprendió mientras se sonrojaba.

El albino no podía creer que tenía enfrente suyo a la chica que alguna vez consideraba mejor amiga, ya quería algo más. Pero... ¿Y si ella ya no gustaba más de él? Por eso igual no rompería su promesa que se había echo hace años. Tenía que averiguarlo. Frente de ella, tenía libertad expresarse como quisiese, podía sentirse cómodo. Tomó aire serio, haciendo preocupar un poco a _____.

—¿Aún me amas?— preguntó viéndola a los ojos con el mismo semblante.

—Si... ¿Tú?— respondió un poco sonrojada aún viendolo a los ojos.

—También...— contestó mientas acortaba un poco la distancia entre ellos, pero paró en seco al escuchar un cuchicheo detrás suyo.

Se voltearon a ver, y se encontraron con Valt, Rantaro, Toko y Nika. Desviaron las miradas sonrojados, desaciendose de cada contacto. Entre los cuatro se miraron picaramente para luego hacerlo con los otros dos.

—Es lindo. Un supremo y una bailarina— dijo Nika, para luego ver a Shu un poco triste. Le parecía lindo y todo eso, pero jamás le prestaría atención por la diferencia de edad.

La castaña abrió los ojos sorprendida y el albino sin ninguna expresión mientras la veía. Sabía de pies a cabeza que su suelo se volvería real —¿Eres un supremo?— preguntó sorprendida.

—Cumplí muy bien mi promesa— dijo sonriendole.

—Ya veo— lo codeó también sonriéndole.

El timbre que informaba que el receso acabó, se hizo presente. Los tres hermanos y el rubio bajaron primero, dejando nuevamente solos al albino y a la castaña. Se miraron mientras que Shu le extendía su mano y ella la tomaba muy emocionada pero no lo demostraba tanto. Y tomaron rumbo a ir a sus salones, pero antes recogiendo a Spryzen.

Llegaron al pasillo en donde se encontraban sus salones para acordar juntarse en el siguiente receso. Y, lentamente fueron separando sus manos para terminar llegando a los sitios que tenían que ir.

Los pensamientos de _____ estaban centrados en Shu. No le importaba prestar atención a la clase ya que sabía el tema que trataban, porque lo había visto en su antigua academia. Estaba super feliz por su reencuentro. Nunca imaginó que Shu llegase a formar parte de los Cuatro Supremos, pero viniendo de él todo es sorprendente. Incluso lo más simple que exista.

Recordó la parte en que estaba apunto de besarla. "Si tan solo no hubiesen estado ellos, de seguro ya fuésemos novio, creo..." Pensó mientras jugaba con el lápiz y miraba hacia la ventana, esperando con ansias a que sonase el timbre.

Algo que pareció años en que su sonido se escuchará en toda la escuela, para Shu y _____.

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora