Capítulo XXIII

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La lluvia había cesado. Y muy pocos rayos de luz atravesaban las nubes que, de a poco, se iban desaciendo. El rocío era perfecto para esas primeras horas del día. El olor a lluvia, la claridad que estaba apareciendo, la brisa fresca y demás cosas que deja, de bueno, una lluvia.

El albino fue el primero en despertar esa mañana y, admiró a la chica que dormía acurrucada en su pecho. Parpadeó un par de veces para recordar todo lo que había ocurrido la noche anterior. Corrió los cortod cabellos castaños de la muchacha que tapaban un poco su rostro, para dejar ver a una _____ durmiendo plácidamente a su lado.

Sonrió de costado para depositar un beso en la frente de la muchacha. La amaba demasiado que ni siquiera llegaba a imaginar un mundo sin ella. ¿Qué hubiera sido de él si ella no hubiese vuelto a la ciudad? Apoyó su frente con la de _____ para seguir viéndola a sus ojos que aún se hallaban cerrados.

Mañana sería las semifinales del torneo. Tenía que admitir que con sólo pensar en ello, hacia que su pulso aumentará, y más si la castaña estaba junto a él. Tenía la pobre esperanza de que ella todavía no se enterara de nada.

Pero lo que más le preocupaba era su novia, no le importaba la batalla, pero eso sí, necesitaba ganar. Debía liberarse de esa carga de conciencia que sentía sobre sus hombros, aunque no quisiera contarle nada. Haberse entregado mutuamente lo hacía sentir amado, pero sentía que luego ese amor se convertiría en odio por alguna extraña razón. Debía olvidar esos pensamientos o terminaría sucediendo.

Pronto se acabaría su secreto, o se lo llevaría a la tumba.

[...]

Al día siguiente, _____ Hayashi salió a caminar para despejar su mente de todo lo que había pasado. Corría una brisa que la hacía sentir renacida. Esa mañana era perfecta. Caminaba rumbo al parque para ver si se encontraba con algunos niños que practicarán Beyblade, quizás para aconsejarlos o ver las batallas como cualquier otra persona.

Pasaba al lado de un grupo de chicas que se estaban poniendo de acuerdo de algo quizás. Al pasar justo allí, sintió que nombraban a Shu Kurenai. Sabía que lo suyo con Shu no lo sabía nadie más que seres cercanos a ellos dos. Así que no se pondría celosa, no era de hacerlo. Odiaba a la gente que era así.

En la siguiente cuadra, se halló con cuatro chicos que estaban súper emocionados por algo que iba a ocurrir. Lo que logró escuchar fue que se trataba sobre una batalla que sería épica. De inmediato lo asocio con Beyblade.

No se detuvo, sino que siguió de largo, aunque tuviera pensado en detenerse a preguntar.

A un lado de ella, pasó corriendo Valt Aoi con prisa, que ni siquiera notó a quién se había cruzado. Siguió viendo como se alejaba a gran velocidad en la misma dirección a la que ella iba. Eso provocó que su ceño se frunciera ligeramente a confusión. Tenía planeado apurar el paso para alcanzarlo y así hablar un rato, pero un auto tocando bocina y pasando enfrente de ella, hizo que frenara. Había llegado a la calle sin darse cuenta. Apresuró el paso para no terminar atropellada por los estresados conductores.

Volvió a ver en dirección en la que había se ido el de cabellos azules; ya no habían rastros de éste. Parpadeó un par de veces para luego sentir que la estaban llamando por ahí cerca de ella. Giró sobre sus talones para encontrarse con su representante: Madoka.

—Veo que te estás mejorando— dijo con una sonrisa la mujer.

La muchacha bajó la mirada a su tobillo y lo movió un poco con cautela —Sí, mejor que antes— le devolvió la sonrisa volteando a verla.

—Tengo que hablarte sobre la competencia que va a haber en Estados Unidos— espetó seria.

El semblante de la castaña cambió y se quedó mirándola fijamente. Temía de lo que le fuese a decir. Eso, incluso, provocó que olvidara por completo que quería alcanzar a su amigo. Y, para que prosiguiera, la chica asintió.

Madoka suspiró con pesar —No podrás participar. La fecha se cambió a pasado mañana.

La mueca de la joven tuvo un cambio abrupto, de seria a triste y sorprendida. No se lo esperaba. Estaba por hablar pero la mujer le indicó que no replicará y que era mejor que su tobillo sanará por completo. No quería más lesiones en medio de las prácticas.

Luego de hablarle sobre eso a la joven bailarina Hayashi, se fue. Esa noticia no había sido una de las mejores que había tenido en su vida. Cabizbaja, tomó rumbo devuelta a su hogar, a paso lento, volviéndose a encontrar con el grupo de chicos que hablaban sobre el torneo.

Se detuvo a unos pasos de ellos para escucharlos mejor.

—¡Será genial!

—¡Una batalla épica, sin duda!

—¡Ya quiero que sea la tarde para ir!

—¡Supremo vs supremo!

Con esos comentarios, se dio cuenta que no sería una batalla cualquiera, sino una especializada por los mejores bladers del país.

Por lo menos, eso le levantaría el ánimo luego del balde de agua fría que había recibido por parte de Madoka. Además de que no sabía nada de Shu Kurenai desde la última vez en que se vieron, la mañana del día anterior. Tal vez lo encontraría entre el público y, ambos, vieran las batallas juntos, ya que él no participaría del torneo por motivos que ella desconocía.

Eso era lo que creía.

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora