Capítulo VII

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Los ojos del hombre se abrieron en par para luego ver sorprendido a su hija, quien seguía sonrojada y evitaba verle a la cara —¿Eso es verdad, _____?— le preguntó.

Ella asintió con timidez.

Sonrió y apoyó una mano en uno de los hombros del albino —Que bueno que fueras tú y no otro...

Shu le agradeció y miró a _____ que sonreía también. Luego dirigió su mirada hacia el pequeño estadio donde se practicaba o enfrentaban los Beyblades. Recordó que la muchacha jugaba desde hace unos meses el juego, sería buenísimo tener una batalla contra ella para ver como era de buena. Pero vio que el que tenía lanzador, solamente era el hombre. Quizás ella no había llevado consigo su Bey.

—Señor Hayashi, ¿le parece una partida?— le propuso el joven mientras dirigía su mano a un bolsillo de su chaqueta y sacaba el suyo: Storm Spryzen.

—Está bien muchacho— giró a ver a la castaña que trataba de que no la viera.

Entendía que le daba extrañamente vergüenza, era nuevo eso en ella. Agarró de la plataforma a su Bey, Gladiador Bahamoote.

—¿Listo para perder?— dijo a la vez en que se hacía pasar por el mejor de todos los bladers.

Escuchó la risa de su hija un poco burlona. Giró a verla confundido —Papá... Shu es uno de los Cuatro Supremos— le informó la jovencita, dejando impresionado al hombre.

Miró con los ojos bien abiertos al albino que se preparaba para comenzar la partida. La castaña veía con una sonrisa la cara de concentración que poseía el chico en esos momentos.

—3...— dijo el hombre.

—2...— posteriormente el albino.

—1...

—¡Let it rip!

Y la batalla finalizó como había predicho _____, el vencedor fue su novio. Fue un poco interesante al principio, pero luego de jugar una a diez veces para ver si en una ganaba el padre de ella, ya había perdido el interés.

Durante ese tiempo veía la cara de Shu con atención. Y recordó su "pesadilla". No quería arruinar ese momento haciendo memoria de ese sueño mal pasado. Sacudió varias veces la cabeza durante minutos intentando quitar esa imagen de Shu de su mente. No sabía de donde había sacado eso.

Cerró los ojos a la par en que, a su pensamientos, se le venía el recuerdo de cuando bailaba con los mejores de otros países. Ni sabía de donde venía eso, pero decidió revivir esos lindos momentos que el otro que le aterraba.

Luego, como cronológicamente, se fue presentando su vida en el baile hasta llegar al momento de su tobillo. Su carrera se había pausado en ese insignificante momento para luego retomarse en uno futuro no tan lejano. Sobó su parte afectada mientras comenzaba a imaginar su vida cuando volviese a bailar nuevamente. Nika estaría súper feliz, ella igual y podría mostrarle a Shu su grandioso talento.

Hablando de él, abrió sus ojos verdes para encontrarlo charlando con su padre. La cara de él mostraba preocupación y cada tanto la miraba de la misma forma. "¿Qué le estará contando?" Se preguntaba _____ mientras se incorporaba y se acercaba a ellos. Drásticamente, su padre desvió el tema del que hablaban para comenzar otro que no tenía nada que ver con el primero.

A los minutos de eso, su madre hizo presencia saludando al albino con un fuerte abrazo. Su padre le dió la seña de que luego hablaría con ella y asintió. La castaña ya sabía de qué iban a hablar.

—Nos tenemos que ir...— informó el hombre a la vez en que extendía su mano para estrecharla con la de Shu.

—Tranquilo señor Hayashi, igual debo seguir con mí entrenamiento— le contestó el albino.

—Hasta mañana Shu— se acercó la chica para darle un beso en su mejilla mientras, también dejaba, un pequeño sonrojo en la cara de él.

—Hasta mañana _____— le devolvió la despedida.

Y se dirigieron a subir al auto, mientras que la joven veía como Shu se alejaba trotando haciendo que sus cabellos se movieran al compás de su andar. Suspiró enamorada. Se sentó y sacó su Bey para verlo. Su gesto cambió a preocupación y comenzó a tantear su cadera en busca de su lanzador, pero no estaba y ya era tarde para bajarse e ir a buscarlo. El auto ya estaba en marcha.

[...]

Ya era hora de que el muchacho de ojos rojos volviese a su casa, ya se estaba haciendo de noche. Mientras caminaba tratando de recuperar el aire luego de un largo recorrido, pasaba enfrente del árbol en donde había visto hace unas horas a su novia y su futuro suegro.

Miró el árbol de abajo hacia arriba. Su ceño se frunció a confusión al ver un lanzador a pies de éste. Se acercó y lo vio mejor. De inmediato, pensó que se trataba del lanzador del padre de _____.

Lo tomó y se dirigió a su hogar con la intensión de entregárselo al día siguiente a la castaña.

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora