Capítulo I

6.1K 519 150
                                    

Habían pasado alrededor de cinco años desde la última vez que se vieron, ahora con catorce años. Cada contacto, había sido perdido entre ambos. La duda de cómo estaban en la actualidad los invadía cada segundo, haciéndolos querer volver en el tiempo.

Mientras tanto, un camión de mudanzas, ya vacío, pasaba por las calles de la ciudad a las seis de la mañana, casi en punto, y se iba alejando de una casa que ya estaba con sus dueños de siempre.

—Es genial volver, ¿no es así _____?— preguntó su madre mientras la joven de cabellos castaños comenzaba a despertarse de entre los bolsos que llevaban en su auto.

Se acercó a la ventanilla del vehículo y cada recuerdo se avecinaba a su mente, era casi como la recordaba. Sonrió y se bajó a toda velocidad haciendo que algunos bolsos se cayeran en el acto. Paró enfrente del local en donde alguna vez habían vivido y ahora volvían a vivir allí. Su sonrisa se agrandó mientras se aproximaba a la puerta a abría. La mayoría de las cosas estaban ahí, sólo faltaban las cosas que ellos llevaban.

—¡Qué emoción!— exclamó mientras saltaba con un pie, los ojos cerrados y una sonrisa, como si fuese una pequeña niña la castaña.

Sus padres sonrieron por su acción.

Los ojos verdes de la adolescentes se abrieron haciéndole recordar algo. Y murmuró un nombre que provocó que todo su ser diera un gran giro.

—Shu...

Estaba por salir corriendo en dirección en la casa en que ella lo había visto crecer, y recordaba. Pero sus padres la pararon haciéndole acordar de la hora, en esos momentos muy pocos se encontraban levantados. Sonrió nerviosa, tomó sus cosas y se dispuso a ir a su antigua habitación.

[...]

Ya todo ordenado, vió la hora. Era casi medio día. A esa hora ya no podía asistir a su primer día en su antiguo colegio, así que optó por ir el día siguiente. Bajó para tomar un poco de agua, en eso encontró a su nueva vecina que estaba recibiéndolos en la entrada de su casa. Les entregó una canasta con masas caseras a sus padres, se despidió avisando que pronto volvería y fue a su vivienda.

—Nuestra vecina es pastelera, ¡y están muy buenas éstas masas!— exclamó su mamá mientras comía una.

Se acercó a ella para tomar una. Al probarla, estaba muy buena. No le haría mal un segundo desayuno. Tomó un poco de agua y se dirigió hacia el patio de atrás.

Escuchó unos ruidos provenientes de una de las casas de al lado y se aproximó un poco para ver. Eran tres niños que estaban jugando, dos eran menores al otro y aparentaban ser más responsables que el mayor. Éste demostraba demasiada arrogancia, y todo eso era por haber ganado en el Beyblade. Los pequeños rodaron los ojos y notaron que su nueva vecina los estaba observando. Se acercaron con una sonrisa a la vez en que se disponían a saludarla.

—¡Hola!— exclamaron y a los pocos segundos se acercó el otro chico, confuso.

—Hola— respondió el saludo con alegría.

La cara de la pequeña que tenía el cabello rosado, se torno a pensativa —Yo te conozco...— dijo de la misma forma.

—Ah, ¿sí?— preguntó con un poco de diversión ya que era difícil encontrar a alguien que la conociese.

Y fue cuando la cara de la niña se tornó a emoción —¡Tú eres _____ Hayashi! ¡Te adoro, soy una gran admiradora!— dijo mientras daba saltitos. Se detuvo y volvió a ver a la de ojos verdes —Soy Nika Aoi, es un gusto conocerte.

—El gusto es mío.

—Yo soy Toko, y él es nuestro hermano mayor...— fue interrumpido el pequeño de cabello turquesa.

—Me llamo Valt, ¿acaso eres conocida por jugar al Beyblade?— preguntó entusiasmado el chico de cabello azul mientras la miraba esperanzado.

_____ negó con la cabeza. Estaba por hablar pero la niña de cabellos rosas se apresuró antes que ella —Es una famosa bailarina, ten más respeto hermano— lo regañó.

Estuvieron hablando durante un rato, hasta que la misma mujer que les había llevado la canasta, llamaba a Valt avisándole que sus amigos habían llegado. Se despidió de ellos y se introdujo en la casa para recibir a las visitas.

Los dos niños se quedaron conversando, Toko sin prestar tanta atención ya que lo suyo no era de ser admirador de la danza al igual que su hermana quien llenaba de preguntas a la chica, que con gusto las respondía. Amaba ese tipo de cosas cuando eran en sitios tranquilos como cuando terminaba una muestra.

—¿Puedo hacerte una pregunta?— preguntó nuevamente Nika.

—Creo que ya has hecho varias... pero adelante— le sonrió.

—¿Por qué dejaste de bailar?

Esa pregunta impactó a _____. Y lo repasó. Lo había dejado por problemas en su tobillo que estaba esguinsado, y sus padres decidieron alejarla así se mejoraba con tranquilidad. Por eso volvieron allí, jamás había pensado que su vida volvería desde el comienzo. Pero sabía, igual, que pronto todos notarían su ausencia y comenzarían con la búsqueda. Y, también, que algún día volvería a bailar, eso era temporal. Un tiempo a muy largo plazo.

—Por un problema simplemente.

—¿Volverás a bailar?

—Tranquila, claro que volveré. Jamás dejaría lo que me gusta de lado.

Sonrieron mientras que veían que el niño no comprendía lo que pasaba ya que había pasado todo ese tiempo en su mundo. Rieron a la venta en que confundían más a Toko.

Mientras que en el interior de la casa, entre uno de los amigos del chico de cabellera azul, estaba alguien que _____ extrañaba tanto.

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora