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—¿Que hacías afuera Valt?— preguntó un joven de cabello rubio que tenía ojos marrones mientras que, con ellos, veía llegar al chico nombrado por él.
—Estaba con mis hermanos y conociendo a mi recién llegada nueva vecina— informó con una sonrisa mientras se sentaba en un sillón del living invitando al resto.
—¿Así que ya llegaron tus nuevos vecinos?— preguntó con cierta tristeza un chico con cabello blanco y unos increíbles ojos rojos.
—Si, eso dije Shu— dijo inocente mientras veía al nombrado.
El albino solo se quedó viendo el suelo con melancolía. Estaba bien que fuera serio, pero también era sensible, para sus amigos era nuevo verlo así. ¿Qué le sucederá? Se preguntaban observándolo dudosos. Quien le preguntó fue el que vivía en esa casa, a la vez en que Shu se limitaba a asentir. Valt pensaba que quizás conocía a la chica así que comenzó a describirla como la recordaba y de lo que era bailarina, dejando impresionado al otro muchacho.
—N-no puede ser...— dijo sonriendo, sintiendo su pulso acelerado. "Tal vez sea ella..." Repetía mentalmente con entusiasmo.
Se paró serio mientras le indicaba a Valt que quería conocerla. Los otros dos le echaron una mirada pícara, provocando que el albino se sonrojaba y desviaba la mirada. El de cabellos azules accedió y los guío al patio trasero encontrándose todo vacío. Ya no había nadie. Eso golpeó mal al muchacho. Se dió media vuelta mientras volvía a entrar a dentro de la vivienda, un poco descepcionado.
—Shu no está actuando como de costumbre, Rantaro...— dijo viendo como se alejaba el anteriormente nombrado.
—Estoy en lo mismo— y metió sus manos dentro de su pantalón mientras comenzaba a caminar seguido del más pequeño hacia adentro de la casa.
[...]
Los minutos eran eternos para el de ojos rojos mientras estaba allí sin averiguar sobre los vecinos de su amigo. Con la sola idea de que era _____ dejaba de actuar como lo hacía siempre para dejar ver su lado que la única persona que conocía bien, era la mismísima chica.
Y la hora de irse se presentó sin anticipación. El primero en retirarse fue Shu, que pensaba en ir a conocer a la familia mudada.
Caminó hasta la casa de al lado, y se sentía nervioso ¿Y si realmente era ella? ¿Cómo actuaría? ¿Qué le diría? ¿Cuánto habría cambiado _____? ¿Lo seguiría amando? Extendió su puño tembloroso a la madera que conformaba la puerta y se acobardó.
Sentía un poco de música que salía del interior de la casa. "Mejor no molesto..." Se dijo cerrando sus ojos a la vez en que daba pasos en retroceso y se dirigía hacia la acera, para emprender camino a su casa.
Tenía grandes ganas de volver y saber por fin si era ella, pero le daba vergüenza luego del recuerdo del beso de su despedida. "Quizás haya conseguido novio y me haya olvidado", pensaba con melancolía si esa fuese una posibilidad "o aún me quiera" sonrió de lado mientras alzaba la mirada al camino.
[...]
—Na na na na na na....— tarareaba la castaña mientras intentaba no moverse tanto y forzar su tobillo de más.
—Ve acostándote, sino quieres llegar tarde a tu primer día de clases— le advirtió su madre mientras pasaba al frente de su puerta.
—Ya lo sé... ¿Mamá?— la llamó a la vez en que se tiraba boca arriba en su cama, con sus brazos extendidos.
—¿Si?— dijo desde alguna parte del pasillo.
—¿Crees que vuelva a ver a Shu Kurenai? Lo extraño...— murmuró lo último.
La mujer apareció por el marco de la puerta y se apoyó en éste mientras se ponía pensativa. Lo que esperaba, que su madre dudara de si se reencontraba con su viejo amigo. Se acomodó en la cama quedando de espalda a donde se encontraba su madre. Su cara se volvió de preocupación sino lo volvía a ver, o si estaba ya en una relación. Bufó mientras se sentaba cabizbaja en la orilla de la cama.
—Es posible, ¿por qué?— sonrió picaramente haciendo que la jovencita la viera raro por su actitud.
—Solo lo echo de menos, nada más.
—Si, si como digas... Ahora a dormir. Si quieres mañana hacemos un control de ese tobillo y vemos si entras a alguna academia con tu super beca— le aviso con una enorme sonrisa.
______ sonrió de oreja a oreja mientras se incorporaba y daba pequeños saltos de alegría por la buena noticia que estaba recibiendo. Luego de unos meses, volver a bailar para ella era su salvación. Pero había veces que se le complicada ser la mejor bailarina de todo Japón, pero _____ siempre se las arreglaba para seguir adelante. Lo único que le molestaba de ello eran los fanáticos, hombres y mujeres, los periodistas y demás, quienes no le dejaban tanto tiempo para relajarse. Ese también era uno de los motivos de la mudanza.
—¡Gracias, mamá!— exclamó entusiasmada.
—Ahora a dormir— espetó sería, para luego echarse a reír junto a su hija.
Se acostó en su cama mientras que, la única luz que estaba allí, era la de la luna que alumbraba todo el cuarto, y la poca luz que llegaba hasta ahí, del living a través de la puerta abierta. Los pasos de su madre bajando las escaleras le hicieron recordar todas las veces en que ella se ocultaba de esa mujer esperando a que la encontrase.
Miró rápidamente el reloj despertador y lentamente fue cerrando sus ojos, cayendo en un sueño en el cual era más que nada el recuerdo de como conoció a ese niño, que ahora era un chico adolescente. Y a su tiempo, en su imaginación, se fue armando la imagen de ese muchacho en la actualidad sin haberlo visto antes.
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MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|
RandomAngustia. Fue lo que sintieron cuando el otro ya no estaba más a su lado. Emoción. Los invadió cuando sus miradas volvieron a conectarse, luego de tanto tiempo. Pero ya comenzando a tener una linda vida, ambos se escondían cosas, que afectarían al o...