Capítulo XIX

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Dijo intentando voltear su cabeza a verla. Pero la chica fue más rápida y le beso la mejilla haciendo que se sonrojara un poco.

—Lo sé...— rió un poco.

Y finalmente llegaron a donde Shu quería ir: el árbol en donde se habían conocido y se habían dado su primer beso de pequeños. La chica estaba por bajar, pero el albino se lo impidió a la vez en que la sugetaba bien de las piernas y empezaba a dar vueltas con ella arriba.

—¡Ya Shu! Nos caeremos...— decía entre risas y aferrándose un poco al nombrado.

—¡Para nada! Aún no quiero bajarte— también decía entre risas el muchacho.

—Me estoy mareando— decía cerrando los ojos evitando ver a su alrededor de como todo giraba.

—Está bien... yo igual— dijo a la vez en que iba parando de girar.

De a poco, el chico comenzó a agacharse al suelo para recostarse, aún con _____ en su espalda, quedando arriba de ella. La castaña hacia el intento de quitárselo de encima, pero no podía. El albino extendió sus brazos hacia los costados mientras tenía los ojos cerrados y ladeaba su cabeza hacia un lado.

—¡S-shu!— decía entre risas intentando quitárselo de encima.

—No— dijo en la misma posición, con una sonrisa y como si fuese un niño.

[...]

Ya llevaban un rato en el parque. Se encontraban sentados bajo el famoso árbol en el cual se conocieron, estaban comiendo unos postres que había preparado el albino especialmente para la ocasión. Y claramente, eran los preferidos de la castaña, le sorprendía que Shu Kurenai llegase a saber sobre cocina. Recordaba que cuando eran más pequeños, él odiaba la cocina porque siempre se le quemaban las galletas que preparaba para ella.

—Está delicioso Shu, me sorprendes— dijo para acercarse a él y darle un beso en su mejilla, haciendo que un ligero sonrojo se pintara en su rostro, no tan notorio.

—Oye...— dijo mientras se giraba a verle a la cara —, podría enseñarte Beyblade, aunque ya sepas.

Eso hizo que la chica abriera sus ojos sorprendida, había olvidado que le había contado de que sabía sobre el juego. Tragó lo que tenía en su boca con cuidado de no atragantarse. Miró al albino que estaba siguiendo con lo que estaba diciendo.

—Clases de un supremo es lo mejor, ¿te parece?— le preguntó con una sonrisa.

—Pero no hay ni lanzador, y mucho menos, un Beyblade— dijo sonando un poco obvia.

Eso la aliviaba un poco. Sabía que estaba mal guardarle ese secreto, pero ya sabía cuándo se lo diría: cuando su tobillo mejorarse del todo.

—De eso no te preocupes...— dijo mientras dirigía una de sus manos a un bolsillo colgante de su cinturón. Tocó un botón ocasioando que saliera despedido su Bey de allí —. Traje a Spryzen. También tenía planeado esto— y una risita se escapó de sus labios a la vez en que cerraba sus ojos.

—E-está bien...— tartamudeando, aceptó su propuesta.

El albino se incorporó para luego extenderle su mano y ayudar a su novia. Se dirigieron a donde se encontraba el estadio para Beyblades.

Shu le indicó como posicionarse. Le prestó su lanzador con su Bey ya preparado.

—Mira... es así— dijo mientras que se posicionaba detrás de ella, tomaba el lanzador junto con la mano de la castaña y la cuerda junto a ella también.

—3...— comenzaron diciendo ambos. Las mejillas de _____ estaban pintando un pequeño sonrojo, igual que en las de Shu —2...— en ese momento el albino beso el hombro de la chica haciendo ponerla nerviosa y un poco más sonrojada que antes —1... ¡Let it... rip!— exclamaron, pero no gritaron.

Spryzen entró de maravilla a la arena. Y así estuvieron durante una hora.

[...]

Ya se hallaban caminando de vuelta a casa de la castaña. Se estaba acercando la hora hasta que le habían permitido estar en su cita a la chica. Los pensamientos de Shu iban y venían, y volvían al mismo tema en que no dejaba de pensar: en besar a la muchacha. Tenía todo organizado, pero aún así, se le había pasado de largo mientras le "enseñaba" a _____ a jugar Beyblade.

Y, en un abrir y cerrar de ojos, recordó de que no le había presentado a sus padres de que ella era su novia. Tenía que pensar un día en que ellos estuviesen libres y estuviesen en casa, y no en el trabajo.

La de ojos verdes notaba la gran distracción del albino. Le llegaba a preocupar un poco que era lo que le ocurría. Se detuvo ocasionando que él, como si nada, también lo hiciera. Y se volteó a verla.

—¿Ocurre algo?— preguntó Shu.

—Eso mismo te quería preguntar— lo miró con un poco de preocupación.

El blader negó lentamente a la vez en que cerraba sus ojos. Sonrió de lado para acercarse un poco más a ella. Apoyó su frente sobre la de la muchacha haciendo que un sonrojo, se colocará sobre las mejillas de ambos.

—He estado pensado en que deberíamos hacer una cena con mis padres, así te presento como mi novia— la miró a los ojos.

Ella asintió —Dalo por hecho Shu...— y dio un corto beso en su nariz, haciendo dibujar una mueca de disgusto de su parte —. ¿Ahora qué ocurre?

Él suspiró pesadamente. Tomó valor y plantó sus labios sobre los de la chica, formando un beso parecido al que se habían dado años atrás, uno que ambos querían revivir.

Dulce, tierno y delicado, eran las características de ese beso que tanto necesitaban.

Al separase, estaban sonrojados. _____ dibujo una gran sonrisa mientras veía a los ojos a Shu, que lograba hacer una sonrisa con la comisura de sus labios.

MI ALBINO PREFERIDO |Shu Kurenai y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora