La mudanza

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Capítulo 1

—"Nunca subestimes a un cactus por su apariencia mijita, nunca lo hagas."

—¿De qué hablas abu? —pregunto un poco confundida. No un poco, bastante confundida.

Mi abuela está ayudando a mi madre con la mudanza.
Ella es el ser más hermoso que este mundo puede tener.
Cuando era pequeña solía ir al supermercado con ella, era tan gracioso ver como fruncía el ceño cada vez que veía el precio de un alimento.

Simplemente es la mejor, siempre tiene un consejo y una anécdota para ti. Es tan mágica...
Es muy triste ver como sus recuerdos se van desvaneciendo lentamente.
Tiene principio de alzheimer y a veces dice cosas sin sentido.
No le tomo mucha importancia a su frase y sigo empacando.

—Disculpa mijita, a veces digo cosas sin importancia —responde.

—No se preocupe abu

Ya ha pasado una hora del "descanso", decido levantarme, agarro una cajeta, me dirijo a mi habitación, pongo una de mis canciones cristiana favoritas para relajarme y sigo empacando...
La idea de mis padres sobre la mudanza no me gusta para nada, me siento frustrada (La verdad, no me gusta limpiar), pero mi frustración no es por la mudanza, es mas bien por todo lo que estoy dejando, y no me refiero a lo material.
Estoy dejando lo que considero más importante que son: mis amigos, vecinos y familiares. La sensación que siento en el pecho al saber que ya no veré a menudo a Rosa, Arturo, y a mi abuela me pone tensa.
Siento una revoltura en mi estómago, creo que son mariposas, mejor dicho... Culebras.

—¡Elisa ven a ver lo que mami me compro!
Un ritmo cardíaco normal es de 60 a 100 latidos por minutos. Pero el mío va a un ritmo de 150 latidos por minuto. Mi hermana de cinco años grita bastante. Aún no me acostumbro.

Elena, ¿qué hemos hablado de gritar en la casa? —respondo con mi mano colocada en el pecho.

—Lo siento Elisa —lo dice con un tono suave y melancólico.

Esta niña sabe cómo cambiar mi estrés en dos segundos.
Cada vez que la veo sonreír mi mundo da un giro de 360° y me duele verla triste o lastimarla. Simplemente ella es el mejor regalo que Dios y mi madre me han dado.

—¿A ver? ¿qué te compró mamá? —Coloco la caja en el suelo y la sigo.

—¡Un perrito!
Vuelve a gritar.

—¿Un qué? —respondo asombrada.

He escuchado perfectamente lo que le han comprado, pero no puedo creerlo. Mamá no les agrada mucho los perros. Mercedes y yo siempre quisimos y una mascota, pero nuestras peticiones caían en oídos sordos. Pero con la llegada de Elena todo ha sido diferente.

«Gracias Elena».

Cuando salgo de la habitación, veo a mi madre con un cachorro entre sus brazos. Es muy lindo. Si no me equivoco es un pitbull.

—¿Un cachorro madre?—miro a mi madre confundida.
Mamá sonríe.

—Sí Elisa, tómalo como un regalo para ti y tus hermanas.

En ese momento se fue todo estrés... Corrí y abracé a nuestro nuevo compañero de vida.

—¿Un perrito?
Escucho la voz de mi hermana mercedes.

—No, es un águila —respondo sarcásticamente.

Me gusta usar el sarcasmo con mercedes. Es chistoso ver su cara cuando se molesta.

El día ha pasado muy lento, ya es de noche y estoy muerta del cansancio. Lo único que deseo es dormir una semana sin interrupciones.
Por fin mi cuerpo toca mi cama para "descansar", pero recuerdo que tengo una apuesta con Rosa sobre quién termina de leer el libro más rápido, decido levantarme, enciendo mi lamparita de noche y comienzo a leer.

Treinta minutos después, ya había terminado el libro de John Green titulado: Buscando a alaska. Solo me faltaba cien páginas.
Agarro mi móvil y decido mandarle un mensaje de whatsapp a mi amiga Rosa.

Rosa y yo hemos sido amigas desde los cincos años, íbamos al mismo colegio, compartíamos el mismo salón de clases, nos volvimos inseparables.
Por eso la mudanza me tiene frustrada y triste, por la simple razón de que no podré verla a menudo. La verdad no sé como soy amiga de ella. Rosa es muy difícil de entender, pero la quiero tal y como es. Siempre le agradezco a Dios por mi amistad tan sincera que tengo con ella.

Rosa y yo tenemos una obsesión por la lectura, competímos a ver quién termina el libro más rápido, y la que pierde tiene que pagar las entradas VIP al cine.

*******Mensaje de Whatsapp********

—Ey, ¿qué crees? terminé el libro.

—¡¿Qué?! —exclamó y envió emojis de asombro —¡¿Cómo lo terminaste tan pronto?!

—Ja, ja, ja. Admite que es un don.

—Pero igual no podré llevarte al cine —Dijo.

—¿Por qué?

—¡Te vas a mudar pendeja! Ja, ja, ja.

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Frunzo el ceño y coloco el móvil a un lado.
Rosa es mi mejor amiga pero, a veces dan ganas de golpearla.
Pero... Esta vez tiene razón, voy a mudarme.

Escucho que abren la puerta de mi habitación, es mi madre.

—A las 6:00 am viene el camión de la mudanza.

—Ok —respondo con un tono molesto.

—Dios guarde tus sueños cariño.
No le respondo.

Odio tratar a mi madre de esa manera. Pero no me gusta para nada la idea de mudarnos.


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Aquí termina el primer capítulo sobre:
"La primavera de un cactus"

Espero y les haya gustado.
Disculpen si hay algun error ortográfico.

Es mi primera historia en Wattpad, estaría muy agradecida con sus opiniones, sean buenas o malas.

DIOS LES BENDIGA LECTORES.❤🙌

La primavera de un cactusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora