El gran golpe

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Capítulo 16

Después de un largo fin de semana, he vuelto a mi rutina, que por cierto, ya deseo que acabe.
He hablado con Mathias, me dijo que su abuelita está mucho mejor, gracias a Dios solo fue un susto. Mathias sigue en la casa de su abu cuidandola junto a su madre, dijo que se quedará dos días más.
Hoy será un día increíble, ya que veré a mis amigos después de tanto tiempo.
Rosa y Arturo se estarán paseando por la ciudad. Los dos han estado ocupados con la universidad, pero han decidido venir a verme por unas horas.
He querido ir a visitarlos, pero mi padre no me deja ir sola.
Sí, mi padre es un sobreprotector. Aún no le he contado de Mathias, no tengo agallas de hacerlo. Solo de pensar su reacción me da escalofríos.
Todavía me falta una materia para poder salir.
Camino por el largo pasillo, para dirigirme a mi siguiente clase.

—¿Crees que esa bruja tenga misericordia de nosotros? —Indaga Maritza haciendo que me sobresaltara. Ella siempre llega sin que me de cuenta.

—¿Perdón? —inquiero algo confundida.

—Que si crees que esa bruja tenga misericordia de nosotros.

—¿Cuál bruja?

Maritza rodeó los ojos.

—Sabes de quien hablo Elisa, por dios.

En ese instante supe que se trataba de la profesora que ha hecho de nuestro semestre un dolor de cabeza.

—Oh entiendo. Bueno, no sé.

—¿Qué no sabes?

—No sé si sea bruja.
Reí.

—¡Elisa hablo en serio!

—Relájate Mari, todo saldrá bien, Dios sabe lo injusta que ha sido esa profesora, él nos ayudará.

—Amén —dice Maritza soltando un suspiro.

Luego de una larga hora de análisis, por fin salimos de clases.

—Hasta mañana chicos — Me despedí de mis amigos.

—¿No vas a comer pizza con nosotros?

—Hoy no podré Damián, recuerda la salida que tenía con mis otros amigos.

—Cierto, lo había olvidado.

Le sonreí.

—Mañana si quieren podemos ir a Mcdonald's. Yo invito.

—Vale.

Antes de salir de la U, me dirigí al baño para maquillarme, ya que esta mañana no tuve tiempo.

Mientras me dirigía a la estación de buses, escuché que alguien gritó mi nombre. Era la voz de una chica. Cuando volteé, eran dos chicas, una de ellas era la que estaba besándose con Mathias en el cine. Neisy creo que se llama. Que extraño. ¿Qué querrá?

—Hola —Saludé amablemente.

—Te ves muy feliz, Elisa —dijo arqueando una de sus cejas.

—Siempre hay motivos para estarlo.

—Sí claro. ¿Sabes quien soy verdad?

La primavera de un cactusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora