La iglesia

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Capítulo 12

Por fin era viernes.
Estuve esperando este día desde el martes que salí con Mathias. Estoy muy emocionana, solo de pensar que Mathias me acompañará a la iglesia, me hace sentir tan feliz.
¿Cómo se sentirá?
«Y si se arrepiente de ir» pensé.
No, no puede arrepentirse, y si lo hace, iría hasta su casa. «Pero no sabes donde vive». Sacudí la cabeza para no pensar más negatividad.

Me hubiera gustado llevar a Mathias a mi antigua iglesia, pero estaba muy distante de casa. Extraño tanto a mis hermanos: el grupo de alabanza, mis pastores, los niños (extraño a mis niños) y las ujieres. Era maestra de niños, era tan hermoso enseñarles a esas pequeñas criaturas de Dios, amaba hacerlo.

-La mudanza lo cambió todo -dije en voz baja.

Nada es igual; por más que intente adaptarme a mi nuevo hogar se me hace muy difícil, cada día que pasa extraño más a Rosa, Arturo y a mi abuela. En momento como este los necesito más que nunca.

Mi madre, Mercedes y Elena fueron a una iglesia cerca de la casa. Estaba tan triste de no haber ido, y todo por culpa del cansancio. Mi madre me dijo que estaba dormida y no quiso despertarme.

Hoy no estaba tan cansada, creo que porque dormí todo el día de ayer.

Me levanté, le doy gracias a Dios por el día y me dirijo a la ducha como todas las mañanas. Ya quiero que sean vacaciones, la vida universitaria es muy agobiante.

Ya estaba lista, sentí un agradable olor que provenía de la cocina. Era mi madre preparando el desayuno.

-Buenos días -dije -que rico huele.

-Hola amor, bueno días -dice -te estoy preparando unos ricos pancakes.

-¡Gracias! -grité emocionada.

Bamby no dejaba de mover la cola y ladrar.

-Hola hermoso, ¿cómo estás? -dije sobando su pelaje.

Pancakes era mi dasayuno favorito, siempre he intentado hacerlos pero me saben horribles. Los pancakes de mi madre son únicos, podría comerlos toda un mes.

-¿Y Mercedes? -pregunté.

Me extrañé de no ver a Mercedes en la cocina, y no creo que se haya ido al colegio. Aún era algo temprano.

-Hoy no podrá ir al colegio -responde mi madre con un tono triste -amaneció con fiebre.

-Espero y se mejore -digo preocupada.

-Sí hija.

Mi madre me sirvió los pancakes. No tardé en meterlos a mi boca.

-Hoy te llevaré -dice mi madre.

-No hace falta mamá, Mercedes está enferma, ella necesita de tu ayuda -no tengo problemas en irme en autobus.

-No te preocupes por Mercedes -dice -tu padre estará al tanto de ella y Elena.

-¿Mi padre está en casa? -pregunté sorprendida.

-Sí, le cambiaron el horario - Mi madre respondió muy feliz.

-¡Que bien! -exclamé -por eso lo he estado viendo todas las mañanas en casa.

-Sí hija, Dios ha escuchado nuestras oraciones -dijo levantando las manos al cielo -alabado sea mi Señor Jesucristo.

-¡Amén!

Mi madre y yo nos encontrábamos en camino hacia la U.
Íbamos escuchando una adoración de el grupo "Barak" llamada "La tierra canta". Cantábamos a todo pulmón y bamby sólo ladraba. Creo que también estába cantando.
«Servirle a Dios es un privilegio» pensé.

La primavera de un cactusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora