La primavera de un cactus

Segunda impresión

Capítulo 6

Después de dos meses, solo faltaba un día para entrar a la universidad, estaba muy nerviosa, era una nueva etapa para mí, debía acostumbrarme.

Ya era de noche...
Me dirijo a mi armario y busco mi ropa para no lamentarme en la mañana.

Reviso mi cellphone y veo algunos mensajes en el grupo "Los irónicos".

*Grupo de whatsapp*

Arturo: Nuestra amiga tendrá su primer día de U mañana. Éxitos y bendiciones Eli.

Rosa: Te deseo lo mejor amiga. Sé que vas a triunfar.

Eli: Muchas gracias chicos, los amo. También les deseo lo mejor del mundo.

Arturo: Gracias eli, y ¿cómo sientes?

Eli: Ya me estoy acostumbrando a mi nuevo hogar, pero los sigo extrañando.

Rosa: también te extrañamos.

Arturo: Me alegro que estés bien eli. Me despido chicas las amo.

Rosa: Adiós por dios

Eli: hasta mañana, los quiero, espero verlos pr.onto. Bendiciones

Dejé el móvil a un lado, le doy gracias a Dios por el día y me duermo.

Unas horas después me levanto exaltada, di muchas vueltas en la cama, debo admitir que estaba ansiosa por conocer la Universidad.
¿Será porque era estudiante de primer ingreso?
Eran las 4:30 a.m. Me levanté una hora antes que sonara la alarma.
Fruncí el ceño.
Mi primer día de U la iba a pasar muy cansada. Pensé en levantarme pero quería seguir durmiendo.

Por fín me levanto, me dirijo al baño.
Veinte minutos después ya estaba lista.
Eran las 6:00 a.m
Coloco mi agenda, cuaderno y libro en mi mochila, me veo por última al espejo y salgo de mi habitación.
Veo a mi madre salir asustada de su habitación, pensé que la estaba correteando un gorila.
Mi madre se detiene y me mira detenidamente con una cara de asombro y me dice:

—Tú... Tú... ¿Estás lista?
reí.

—Me levanté una hora antes que sonara la alarma. No pude dormir.

—¿Será la emoción?

—No creo.

Mi familia aún seguía durmiendo.
Mi madre me hacía el desayuno favorito (pancakes) y mi almuerzo.

—Espera un momento mientras me baño —dice —hoy te llevaré.

No me gusta la idea que mi madre me llevara pero, tampoco estába tan mal.

Llegamos a la universidad. La contemplo desde el auto, era muy grande, y ya habían muchos jóvenes, estaba nerviosa, pero tenía que acostumbrarme.

—¡Ay, mi niña!
Escucho a mi madre, cuándo volteé, estaba llorando.

—¿Qué pasa madre? —pregunto preocupada.

Mientras se secaba las lágrimas dijo:

—Hace unos años te limpié las nalgas, y hoy te traigo a tu primer de día de U.
Me reí.