Acariciaba el cabello rubio ondulado de Luna mientras ella dormía plácidamente. Después lo lleve a mi nariz olfateando su delicioso aroma.
Cualquier persona que viera esto diría que soy un acosador, pero no puedo evitarlo.
Luna sacó mi lado romántico y cursi. Pero ¿que decir? soy italiano.
Besé su hombro. ¿Cómo puede dormir tanto? Llevo despierto dos horas y ella aun no despierta. Mi mano viajó a su cadera haciendo pequeñas caricias, Luna se removió acurrucandose en mi pecho y con las yemas de sus dedos lo acarició haciendome estremecer.
—Mmmm, no hagas eso si no querés que te coma aquí, eh. —susurré roncamente. Ella soltó una risita.
—Eso pasa por despertarme, mh. —dió un rápido beso en mi pecho recostando su mejilla ahí mismo.
No dije nada, una sonrisa tiró de mis labios, acaricie lentamente su espalda pegándola a mi.
—Oye, ya me dió calor. —ríe. Relambí mis labios y una sonrisa traviesa se posó en mi boca.
—Tentador...
—Chico fresa ni se te ocurra.
—¿Me das un besito? —pedí como un nene pequeño. Sentí como Luna eleva la mirada y posa sus labios en mi mejilla— Ahí no —me quejé. Ella besó un poco más a un lado, cerca de mi nariz.— Mi amor. —lloriqueo. Rió, sintiendo el rico olor de su cabello. Volvió a besarme, solo que ahora a un centímetro de mis labios. Gruñí. Tomé su cintura poniéndome sobre ella.
—¡Hey!
—Eso pasa por no querer basarme —ella me sacó la lengua. Me acerqué a ella, dejándome caer con cuidado, sin lastimarla. Acerqué mi rostro al suyo, roce nuestras narices mientras miraba sus labios rosados, luego subí mis ojos mirando los suyos— Me gustan tus ojos, y más con los rayos de sol. —dije ronco. Luna parpadea varias veces y traga saliva. Sonreí un poco. Me encanta que se ponga nerviosa si soy yo quien lo provoca. Sus ojos se ven muy claros gracias a la luz. Benditos rayos de sol— Voy a besarte. —aviso en un murmuro. Miré sus labios y sus ojos, me di cuenta que ella también quería que la besara, lo deseaba, lo podía ver en como miraba mis labios. Así que lo hice.
Pegué suavemente mis labios a los suyos, cerré mis ojos para disfrutar mejor. Mis codos estabas a sus lados para no aplastarla con mi peso. Sentí sus manos recorrer mi torso, pecho y cuello, hasta llegar a mis mejillas y dejarlas ahí pegándome más a ella.
Lo malo de esto es que Matteo junior estaba despertando. No sería bonito que nuestros amigos nos escucharan, ¿no?
Luna jadeo en mi boca. Gruñí, tomé por la cintura a mi novia y la hice girar quedando arriba de mí sin romper nuestro ya salvaje beso. Nos separamos dejando escapar un sonido al terminar.
—Van a escucharnos, Matteo. —dijo entre jadeos y su respiración acelerada. Sus ojos me miraban fijamente, sus mejillas sonrosadas y labios entreabiertos, agreguemos que esta completamente despeinada. Carajo, ¿cómo no comerla a besos? es malditamente adorable hasta en estas situaciones.
No dije nada, me senté recargandome en la pared, y tomando sus muslos la senté en mi regazo. Ella se movió sin querer. Y con eso despertó Matteo junior. Gemí.
—Perdón, no lo hice a propósito. —mordió su labio apenada. Sonreí de lado.
—Vení aquí. —mentiría si dijera que no estoy exitado. La abracé por la cintura pegándola a mi pecho y volví a besarla, esta vez despacio, lento y con mucho deseo. Sus manos en mis hombros y sus piernas a cada lado de mi cuerpo.
Sus piernas me matan, son tan suaves. Su piel es muy suavecita. Me encanta.
Nuestros labios hacían sonidos sensuales al chocar y separarlos. Ladee la cabeza metiendo mi lengua en su boca. Mordí su labio inferior haciéndola gemir.
—¡Tía, Lu!
Nos separamos sobresaltados. Luna se bajó sentándose a mi lado, rápidamente acomodó su cabello y ropa, yo tomé una almohada y rápido la puse en Matteo junior cubriéndo mi notable erección.
Trague cuando la pequeña Vanessa abrió la puerta.
Nota mental; ponerle seguro a la puerta cuando no estemos solos.
Vanessa se subió a la cama y nos miró sentada de rodillas, poniendo su conejo de felpa en medio de ella.
—Tengo hambre y mi mami no está. —hizo un puchero.
Miré a Luna y ella me devolvió la mirada.
Puto Gastón. Que seas mi mejor amigo no signifique que te perdone que esta sea la tercera vez que tu hija nos interrumpe. Gruñí mentalmente. Luna apretó mi mano dándome una mirada de que me calme. Suspiré.
—Vamos a hacerte de comer, ¿sí?
—¡Sí! —saltó feliz Vanessa. Por desgracia se parece a el boludo de su papá. Aunque Vane sí razona.
—Andando, Nessy. —rió mi novia al ver la emoción de la nena. Vanessa saltó de la cama y bajó corriendo sin cerrar la puerta.
—¿Por qué carajo siempre me tienen que interrumpir? Es una maldición esto. —bufé. Rió.
—Epa, nada de malas palabras, eh. —Luna soltó mi mano y bajó de la cama. Antes de que se fuera me acomodé sin quitar la almohada.
—Mi amor, ¿me das un besito? —volví a pedir de la misma manera. Luna se giró mirándome divertida, sonrió y se acercó dejando un beso en mis labios.
—Tengo que bajar si no quieres que Vanessa suba otra vez y te vea así. —sonrió en mis labios.
—Mmmmm, ¿así cómo? —murmuré de manera sexy.
—Tu no cambias —reímos. Me dio un rápido beso— Si fuera tu, me metería a bañar con agua helada.
Con que esas tenemos, Luna Valente.
—Preferiría de vos antes que el agua. —alcé mis cejas con una sonrisa ladeada.
—Ush. —golpeó mi pecho y se fue con sus mejillas rosas. Reí echando mi cabeza hacia atrás.
De mí no te escapás, amorsito. Pensé con una sonrisa.
Me levanté llendo a la ducha, no sin antes cerrar la puerta. Ahora Matteo junior estaba triste por tener agua helada y no otra cosa.
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❧| One Shots; lutteo
Fanfiction𝘏𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘢𝘱𝘢𝘳𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘫𝘢𝘴 𝘮𝘢́𝘴 𝘣𝘰𝘯𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘚𝘰𝘺 𝘓𝘶𝘯𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘪𝘻𝘰 𝘴𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘢𝘳 𝘢 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘶 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘺 𝘴𝘶𝘴 𝘮𝘪𝘴𝘮�...