❥ ¡Estás embarazado!; lutteo

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parte I

Ambos se encontraban dormidos, eran las cuatro de la madrugada cuando Luna se despertó confusa por cómo Matteo se movía.

Se dio la vuelta mirándolo adormilada.

—¿Qué sucede, mi amor? —preguntó, su voz sonaba baja y algo ronca. Estaba aún más dormida que despierta.

—Mmmm, me siento mal. —dijo con voz ronca. Suelta un suspiro frustrado y se sienta recargando su espalda en el respaldar de la cama. Luna hace lo mismo, y talla sus ojos.

Le dio una mirada a su esposo. Se notaba mal. Matteo estaba pálido. ¿Será que pasa lo mismo que hace dos semanas? se preguntó a si misma.

Y de un momento a otro. Matteo ya se encontraba corriendo a el baño. Luna parpadeó preocupada haciendo a un lado las sábanas y saliendo de la cama.

—Matteo... —murmuró llena de preocupación, apoyándose en el marco de la puerta, viendo su tensa espalda inclinada en el retrete, escuchándolo vomitar.

Se acercó acariciando su espalda.

—Ya pasó, mi chico fresa. —murmuró, siguió con sus caricias en su espalda y cabello, acariciaba sus rulos revolviéndolos.

Matteo terminó y bajó la palanca del retrete. Suspira cansado, cierra sus ojos para después enderezarse. Le dio una mirada a Luna diciéndole que todo se encontraba de maravilla, a lo que Luna negó en desacuerdo.

¡No estaba bien! Matteo llevaba dos semanas así, y es tan terco que dice que sólo es una simple gripe.

La mexicana salió del cuarto de baño parándose frente a la ventana. El sueño se le había ido. Era muy temprano que el sol aún ni salía. Escuchó cómo la llave del lavabo era abierta, era Matteo, claramente, enjuagando su boca.

Suelta un suspiro tratando de pensar en lo que Matteo traía. Era difícil de pensar, ¿Qué enfermedades tienen los síntomas de mareos, vómitos y palidez en un hombre?.

Estaba por darle la razón a Gastón.

Hace poco había ido a visitarlos junto con Nina a la mansión Benson, Luna había regañado a Matteo frente a estos dos ultimos nombrados y le había contado a Gastón lo que su esposo tenía.

Lo único que Gastón pudo decir fue un "¡Estás embarazado!" seguido de una carcajada que Nina se encargó de callar dándole un golpe en el estómago. Matteo por su parte estaba a nada de aventarle una silla a la cabeza por estúpido y Luna reía por el comentario del Cordobés.

¿Matteo embarazado? Pff, no se puede.

La ojiverde estaba metida en sus pensamientos, qur ni cuenta se dio cuando su marido salió cerrando la puerta del baño.

Matteo había llevado a Luna a la mansión Benson para cenar con sus suegros y el señor Alfredo, junto con Ámbar y Simón, quienes habían llegado una hora después, pero el tiempo se les fue volando que ya de repente dieron las 12 de la noche. Mónica había insistido en que se quedaran ahí, pues no era un problema para ninguno de los tres y que además, habían muchas habitaciones disponibles.

Así fue como Matteo terminó en la casa en la que alguna vez llegó a vivir.

Da un suspiro llendo de frustración. ¿Por qué me siento así? Pensó cuando un mareo se hizo presente.

Con cuidado se fue acercando a la cama hasta quedar sentado en ella, bajó la mirada pensativo.

Y ahí estaba otra vez, un mareo más fuerte llegó a su cuerpo, y si no fuera porque estaba sentado, se hubiera ido directo al suelo. Matteo cerró sus ojos con fuerza tratando de que las ganas de vomitar y el mareo se fueran.

❧| One Shots; lutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora