➻ Quiero verte sonreir; lutteo

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Parte II de «Se terminó»

Más de tres meses habían sido imperfectos para Matteo y Luna. Ambos sufrían sin uno. Matteo había hecho todo lo posible por acercarse a Luna pero ella simplemente lo ignoraba.

Simón estuvo a punto de darle una buena golpiza a Matteo por el daño que éste le había ocasionado a su mejor amiga.

Luna tuvo que separarlos.

FʟᴀꜱʜBᴀᴄᴋ

—No puedo creerlo, Matteo, hiciste una promesa, ¡Prometiste conmigo que no lastimarías a Luna! ¿y sabes que? Te importó nada para hacerlo.

Simón se encontraba tranquilo patinando cuando vio a Matteo fue lo que desató esta pelea.

Por suerte Jim y Ramiro se encontraban ahí, más no hacían nada, sólo estaban esperando que la cosa se pusiera peor para separarlos.

—Dale, ¿vos también vas a estar jodiendome con esto? —respondió Matteo molesto— ¡fue sin querer!

—¿Sin querer? —rió sarcástico — no Matteo, las cosas no se hacen sin querer, toda acción tiene su querer, eh y tú lo sabes.

—¡No! Yo no tenía ni idea de que...

—¡A mi no me tienes que dar explicaciones, Matteo! Es a Luna, para ella son, porque yo no soy el que está sufriendo, llorando todos los días —Matteo sintió como una presión en su pecho se instaló— es ella quien con solo verte llora de dolor y coraje.

Matteo no aguantó más y le lanzó un golpe a Simón en la mejilla. El mexicano cayó al suelo de golpe.

—¡No, pará Matteo! —Jim gritó asustada.

Ramiro sostuvo a Matteo por los hombros. Jim asustada ayudaba a Simón a sentarse en la pista.

—Eh, tranquilo Matteo, las cosas no se arreglan a golpes. —aconsejó Ramiro.

Ámbar por casualidad iba entrando a la pista. Paró en seco al ver a Simón en el suelo con un gran moretón en su rostro.

—Ay, ¡chicos! ¿que pasó aquí? —patinó rápido hasta quedar en el frente. Al darse cuenta como estaba Simón miró sorprendida y molesta a Matteo— ¿Vos le pegaste?

—¡Luna! —el grito de Jim hizo tensar a Matteo y Simón, el primero porque sabía que esta escenita le traería más problemas con su chica delivery y el último por que no quería que Luna «odiara» más a Matteo. No quería traerles problemas a ninguno, y aunque Matteo lo golpeó, el ya había sufrido mucho.

—¡Simón! —gritó Luna preocupada. Nina venía detrás de ella para apoyarla. Ninguna llevaba patines así que les fue más fácil llegar hasta Simón. Se dejó caer de rodillas a un lado de su mejor amigo— Dios, Simón ¿estas bien?

—Sí Luna, estoy bien. —Susurró.

Matteo miraba fijamente esa escena con un dolor en su pecho. Quería llorar, pero no lo haría en frente de todos sus amigos.

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