Seguí al señor Lamnywhaan a través de largos pasillos, entrábamos y salíamos por diferentes puertas, pero cada una de las secciones lucían exactamente iguales para mí. Caminamos en silencio, yo detrás de él, observaba su pequeña figura, su cuerpo era pequeño, seguramente por la edad, pues tenía un aire de guerrero a pesar de los años. No era un silencio incomodo, lo sentía más como la demostración del respeto que tenía hacia él. De la nada apareció un precioso jardín tras una de las puertas que juraría ya había cruzado antes, no entendía cómo él lograba tener ese sentido de la orientación, yo tuve la sensación de andar en círculos todo el tiempo. El jardín era enorme y muy hermoso, había un enorme tragaluz en el techo por donde se deslizaban con elegancia los últimos rayos de luz del día, el cielo sobre nosotros estaba pintado de colores y no pude evitar posar mis ojos un tiempo más en tan hipnotizante escena. Lamnywhaan siguió andando hasta una pequeña mesa redonda de cristal oscuro, rodeada de dos pares de sillas, tomó asiento en una y me miró.
—Ven, toma asiento —palmeó el sitio a su lado con su mano temblorosa y emprendí mi camino hasta aquel lugar—. Tenemos muchas cosas que averiguar sobre ti, pero primero, quisiera saber cómo es que trajiste de regreso a los Oscuros.
—Pues... —me removí en mi asiento incómoda; no tenia no idea de como contestar a esa pregunta.
—¿Qué fue lo último que hiciste cuándo comenzaron a aparecer? —indagó y volví mentalmente a aquel día.
—La cafetería —respondí inmediatamente, giré mi rostro y sus ancianos ojos me devolvieron la mirada—. Dije unas palabras —titubee.
—Adelante.
—"Creo en la autentica existencia de los Oscuros" —un escalofrío ascendió por mi columna, dejado mi cuerpo helado, observé a Lamnywhaan y este parecía estar ligeramente pálido. Lo observé asentir lentamente, como si estuviese calculando con suma precisión el movimiento de cada uno de sus músculos y después de un largo rato su mente volvió a su cuerpo.
—¿Por qué creíste en ellos? —me quedé quieta, esa era otra pregunta que no sabía cómo responder.
—No lo sé... Simplemente... lo sentí —noté un pequeño destello en los ojos del señor Lamnywhaan que apenas y duró un segundo.
—¿Lo... sentiste? —curioseó.
—Es como... —elevé mis manos y las moví en el aire de forma aleatoria, sin saber exactamente qué estaba haciendo—. ¿Si algo me lo dijese? —fruncí el ceño ante lo difícil que era expresarlo.
—¿Cómo un susurro? —cuestionó y negué con la cabeza.
—Es más... como... instinto —suspire frustrada—. No hay voces, ni imágenes, es más como una sensación —de repente mi mente viajó a un recuerdo del pasado; la Barbie de Sam y aquel ligero y extraño sentimiento.
—¿Nunca te has preguntado por qué? —fruncí el ceño.
—La verdad es que no —ladeé la cabeza, realmente extrañada por el hecho de no haber pensado antes que estaba loca. El señor Lamnywhaan sonrió ligeramente y asintió.
—Creo que hay cosas a las que te has acostumbrado tanto que ni siquiera te has dado cuenta de lo inusuales que son —lo observé removerse en ligeramente en su lugar, adoptando una postura un poco más cómoda—. La última vez te hable sobre el sexto sentido, que corresponde a la capacidad de percibir cosas sobrenaturales, algo que no cualquiera puede hacer y con lo que se nace —«Madre santísima»—. ¿Nunca te planteaste la posibilidad de que tú tenías ese sexto sentido? —negué lentamente con la cabeza, completamente sorprendida de mí misma. Lamnywhaan se levantó de su lugar para comenzar a caminar alrededor con tranquilidad mientras seguía hablandome—. En nuestra comunidad, las personas que poseen un sexto sentido y que son capaces de desarrollar su habilidad pueden tener dos futuros, ser un hechicero o un brujo. Los hechiceros, capaces de proteger contra cualquier mal, poderosos defensores pero débiles atacantes y los brujos, poderosos en todo lo que hagan, la salvación de la humanidad durante nuestra primera guerra, aunque son extremadamente escasos —se detuvo frente a un hermoso lirio blanco y acarició sus precioso pétalos—. El más poderoso de ellos podía manipular cualquier cosa en este mundo, la naturaleza, el aire, la realidad, cualquier cosa que pienses podía ser modificada por un brujo tan poderoso, pero muchas veces se ven tentados por el egoísmo, el deseo y la codicia, siempre tan solitarios, siempre son los mayores objetivos de los Oscuros, desean más que nada poseer a un brujo de alto nivel y hacerlo su esclavo, es aterrador lo que puede hacer un Oscuro, pero es aún más aterrador lo que un brujo puede hacerle a un Oscuro —el lirio entre sus manos se marchitó, se volvió de un negro profundo y después comenzó a romperse en pequeños pedazos que comenzaron a volar en distintas direcciones—. Ya soy muy viejo y pequeñas cosas como estas me dejan completamente exhausto —me sonrió, camino con una lentitud inusual hacia mi lado y tomó asiento. La primera vez que te vi noté algo distinto en ti, supe de inmediato que lo poseías —se relajó en su lugar, echando su cabeza hacia atrás mostrando el hecho de estar realmente cansado— un sexto sentido lo bastante peculiar como para convertirte en un hechicero o un brujo. ¿Te gustaría intentarlo? Debo advertirte que es un camino difícil —en mi mente comenzaron a aparecer todas las películas de terror que había visto a lo largo de mi vida gracias a Stacy, pero después apareció la imagen de mi madre y mi hermano sentados en el comedor de nuestra casa, mis amigos riendo todos juntos durante una de nuestras pijamadas, incluso la imagen el pequeño niño que jugaba con su perro todas las tardes en el jardín, justo a lado de casa, se proyectó en mi cerebro. De verdad deseaba proteger sus sonrisas sin importar lo que pasara.
—Quiero intentarlo —miré decidida al señor Lamnywhaan, lo haría; protegería sus vidas con la mía si fuese necesario. Él me dedicó una sonrisa y se reincorporó.
—Volvamos con los demás, me gustaría que aprendieras un poco de Elizabeth sobre nuestros amuletos —me levanté de mi lugar y lo seguí, desanduvimos el camino recorrido y más pronto de lo que creí llegamos al cuarto donde habíamos dejado a los demás. Los tres se reincorporaron al vernos llegar y logré percibir la sonrisa que me dedico el señor Simons por el rabillo del ojo.
—¿Y bien? —preguntó mi profesor.
—Elizabeth, enseñale lo básico que debe de saber y después traemela —Lamnywhaan y ella compartieron una breve mirada cómplice, Lamnywhaan dió media vuelta y anduvo hasta desaparecer tras una puerta que no había visto antes.
—Muy bien. Emma, vamos —seguí a Elizabeth hasta una de las vitrinas del fondo de la habitación que dejaban ver las oscuras joyas dentro de ellas—. Cada una de ellas tiene una función diferente, estas —señaló un pequeño anillo y un collar como el que Axel portaba— nos permite saber cuando hay un Oscuro cerca, entre más próximo esté, la luz será más intensa, incluso puede iluminar una habitación oscura. Estos —esta vez señaló unas joyas como las que ella portaba— te permiten aumentar tu poder para utilizarlo al máximo, también funcionan como un reservorio, puedes guardar parte de tu poder o todo en él, pero sólo lo pueden utilizar aquellos que posean estas habilidades. Estos otros —señaló unos brazaletes anchos completamente hechos de obsidiana con un pequeño pernio y una piedra— son unos fuertes amuletos de protección, forman una pequeña barrera protectora para el portador cuando se encuentra en peligro, fueron creados principalmente para proteger a nuestros habitantes, ya que sin poderes o armas se encuentran completamente indefensos. Hay muchos más, pero los dejaremos para después, hay algo más importante que tenemos que hacer, sigueme —caminé detrás de ella hasta la puerta por la cual Lamnywhaan había desaparecido antes y justo antes de cruzarla eché una mirada hacia atrás, pero ni el señor Simons ni Axel se encontraban ahí, en cambio, tras cerrar la puerta a nuestras espaldas la habitación anterior quedó vacía. Caminamos un rato más por un pasillo con escasa iluminación y llegamos a una nueva habitación, comenzaba a preguntarme de qué tamaño era en realidad este lugar. Avanzamos por la habitación y nos detuvimos frente a dos puertas exactamente iguales—. Elige una —la miré frunciendo ligeramente el ceño, ¿elegir una?—. Usalo; tu sexto sentido y entonces escoge una —giré mi rostro de nuevo hacia los dos grandes trozos de madera sin saber exactamente qué hacer. Suspiré y cerré mis ojos, el tiempo pasó y cuando creí que aquello no iba a funcionar empecé a sentir un cosquilleo en la espalda, giré mi cuerpo siguiendo aquella extraña sensación y caminé aún con los parpados abajo absorta en aquel sentimiento. Anduve hasta detenerme de forma abrupta, mi cuerpo parecía actuar por sí solo, mi mano se elevó y con la palma sentí la frialdad de un cristal, entonces mi ojos se abrieron permitiendome ver la oscuridad de una pared de cristal. Fruncí de nuevo el ceño y giré mi rostro hacia atrás para encontrarme con una sonriente Elizabeth que me contemplaba al otro lado de la habitación. Acortó el camino entre nosotras y con su mano presionó un interruptor adherido a la pared de metal que encendió una luz al otro lado del cristal, me sobresalte al ver una figura cubierta de pies a cabeza con una túnica negra, una enorme capucha le cubría el rostro y su mano estaba justo en el lugar donde se encontraba la mía, unidas de no ser por el cristal que se encontraba entre nosotros. La piel de su mano era pálida, incluso más que la mía y a pesar de tener tan aterradora imagen frente a mi, era incapaz de retirarme de aquel lugar.
—Realmente excedes las expectativas —giré mi rostro y me encontré con otra figura tras el cristal cubierta por una túnica blanca, su mano estaba posada suavemente sobre el cristal, la retiró y con ambas manos retiró hacia atrás su capucha dejando ver su rostro, el señor Lamnywhaan me miraba sonriente y después su vista saltó hacia la figura frente a mí—. Tánatos, a partir de ahora necesitaremos de tu ayuda —«Tánatos», el recuerdo me golpeó repentinamente, era la mujer que había hablado durante la asamblea. La figura frente a mí comenzó a desaparecer dando la sensación de estar envuelta en unas llamas oscuras, rápidamente se desvaneció en el aire y mi mano cayó laxa contra el lateral de mi muslo, la extraña sensación había desaparecido junto aquella mujer. Recorrí con la mirada el lugar encontrándome con dos pares de ojos más; el señor Simons y Axel se encontraban tras las puertas de madera abiertas—. Felicidades Emma, realmente eres una bruja —entonces lo entendí, todo aquello era sólo una prueba para comprobar si mi sexto sentido era lo suficientemente fuerte para convertirme en una hechizera... o en una bruja.Los brazaletes de protección serían algo así, pero en un color morado muy oscuro.
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LOST (Borrador)
FantasySinopsis. Los Oscuros habían dominado este planeta desde hace muchos años, infundiendo miedo en los corazones de la gente, creando estragos en las calles... y robando almas de inocentes. Afortunadamente, han pasado bastantes años desde aquella época...