Capítulo 22

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Ya ha pasado un mes desde que me fui de casa y desde que dejé de ir a la escuela, les he mentido a mis amigos diciéndoles que he comenzado a tomar clases particulares lo cual les extrañó, pues mis notas nunca han sido malas ni mucho menos, siempre fui una buena estudiante, pero no quería meterlos en todo esto, no quería preocuparlos. De vez en cuando los veo y siempre me comunico con ellos, al igual que con mi madre y mi hermano, el cual cree que estoy tomando esas clases particulares en algún lugar especializado en la ciudad, lejos de casa. Incluso Axel y yo hemos ido a visitar a la señora Elena un par de veces, cuando ya estamos física y mentalmente exhaustos, esa amable mujer siempre nos recibe con galletas y cariño, su mera presencia es como un bálsamo para nosotros y un recordatorio de la razón por la que nos preparamos tanto para la guerra.

   Camino por el sendero que me lleva a la pequeña comunidad, está oscuro y el frío me cala en los huesos, tirito un poco y cuando menos lo espero una lluvia torrencial comienza a empaparme de pies a cabeza, corro tan rápido como puedo, intentando llegar lo más pronto posible a la comunidad y refugiarme bajo algún techo, pero una gran mancha oscura aparece frente a mí, el agua me baña el rostro, impidiendome ver con claridad, pero aun así lo reconozco; un Oscuro. Giro sobre mis talones y corro en dirección opuesta, no traigo ningún arma conmigo y lo único que puedo hacer es mantener la distancia con él, cosa en la que fracaso, pues un parpadeo y ya se encuentra de nuevo frente a mí, echo una mirada sobre mi hombro, viendo como otro Oscuro se materializa, ambos comienzan a abrir sus fauces y justo cuando me atacan con aquella espesa neblina levanto un escudo dorado que me envuelve, observo como la neblina lo rodea, frotándose contra él y dejándome sin vista alguna al exterior. Todo está oscuro y solo el gran circulo bajo mis pies me proporciona la luz suficiente para ver dentro del escudo, pronto noto que se debilita ante el constante ataque y no me queda de otras más que intentar una ofensiva; con las palmas de las manos apuntando hacia el símbolo bajo mis pies me preparo para crear una pequeña explosión de luz, elevo el circulo al aire al mismo tiempo que levanto mis brazos y una vez que está sobre mi cabeza llevo mis manos a mi pecho, formando una equis para después extenderlos a cada lado de mi cabeza, una fuerte onda brillante y dorada me sacude con fiereza el cabello, dándome visión de lo que hay a mi alrededor, me detengo un momento para observar el estado debilitado en el que los Oscuros se encuentran y comienzo a correr tan rápido como el resbaladizo lodo me permite. Cuando llego a la comunidad me detengo en la primera casa que veo, intento abrir la puerta pero tiene seguro y no soy lo suficientemente fuerte como para tirarla de una patada, asi que me dirigo a una de las ventanas, me quito la sudadera que llevo y envuelvo mi puño en ella, rompo el cristal de un golpe y quito los vidrios rotos que aún se encuentran adheridos al marco, salto dentro de la casa y diviso un arco con una aljaba repleta de flechas con punta de obsidiana, corro hasta donde están, me coloco sobre el hombro el carcaj y sujeto el arco con la mano, salto de nuevo por la ventana y me alejo de la comunidad sin rumbo alguno cuando noto que los Oscuros aún me siguen. Una vez que estoy lo suficientemente lejos de todo rastro de civilización me detengo, cargo el arco con una flecha y me giro mientras apunto, espero hasta que uno de ellos está lo suficientemente cerca como para asegurar el tiro y suelto el proyectil, le da justo en el pecho y una luz morada comienza a salir de ese punto mientras él se retuerce, pronto la flecha cae y se entierra el suelo una vez que el Oscuro se ha consumido en cenizas rojas que bailan en el aire, asemejándose a las llamas del fuego. Cargo de nuevo el arco y apunto rápidamente a mi nuevo objetivo, este se mueve con fluidez de un lado a otro, buscando entorpecer mi presición, que gracias al arduo entrenamiento que Axel me ha dado, había mejorado a pasos agigantados. Cuando por fin encuentro el momento correcto para disparar, lo hago, dandole en uno de sus brazos, se retuerce y un ligero brillo se extiende por su extremidad, cargo nuevamente el arco y disparo, esta vez dandole en el pecho, convirtiendolo en cenizas. Bajo el arco, veo el pequeño hilo de sangre que recorre mi mano y suspiro, de pronto todo comienza a darme vueltas y cuando creo que voy a perder la conciencia me encuentro para en una gran habitación dentro del bunker, rodeada por Elizabeth, el señor Lamnywhaan y Tánatos, los tres tienen sus manos extendidas hacia mí y un brillo dorado sale de ellas.

—Bien hecho —miro a Elizabeth y noto como el brillo comienza a desaparecer, ella baja sus manos y me sonríe—. Estoy sorprendida, has avanzado mucho en tan poco tiempo —frunzo el ceño sin llegar a comprender el cómo había llegado hasta ahí, si hace un momento estaba afuera, bajo la lluvia y ahora me encontraba completamente seca y en un lugar cálido.

—Fue una ilusión —esta vez mi vista se posó en el señor Lamnywhaan—. Los Oscuros pueden jugar con tu mente, con esto nos probaste que eres lo suficientemente fuerte como para lidiar con ello, pero no te confíes, las ilusiones no son su único medio de ataque, pueden desorientarte, hacerte perder la conciencia, implantar recuerdos, emociones o pensamientos —avanzó hasta detenerse frente a mí, sin quitar sus ojos de los míos—. Así que debes ser cuidadosa y tener siempre en cuenta quien realmente eres. Ve a descansar, hoy debió ser un día realmente agotador para ti —Tánatos desapareció de la habitación, no era necesario ni siquiera voltear a ver el lugar donde antes se encontraba para comprobarlo, ya no sentía su presencia en el establecimiento. Elizabeth y el señor Lamnywhaan salieron por una de las puertas de la habitación y antes de cerrarla tras de sí me miró —. Buenas noches —no respondo, aún me encuentro un poco desorientada y es hasta ese momento en el que reconozco la habitación en la que estoy; fue la misma donde hice la prueba para saber si era una hechicera o una bruja. Una vez que me ubico a mi misma dentro de la instalación salgo por una puerta diferente a la que habían utilizado mis mentores, en dirección a la que se había designado como mi habitación. Camino a lo largo de un pasillo que da a mi cuarto temporal y mi móvil comienza a sonar, lo saco de mi bolsillo y miro de quien se trata; mi madre, respondo sin dudar, con una sonrisa en los labios e inmediatamente puedo escuchar el desastre que hay al otro lado de la línea, distingo la voz de mi hermano gritando que se mudará a mi cuarto si no vuelvo dentro de un mes y la de mi madre, que tras gritarle que tendría que mover todas las cosas él solo, me dejó ligeramente sorda.


LOST (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora