Capítulo 26

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Un inesperado ajetreo se forma fuera de mi habitación, las fuertes pisadas provocan que despierte y de un salto fuera de mi cama, troto hasta la puerta y cuando la abro veo a todas las  personas corriendo por el pasillo en la misma dirección, sujeto por el brazo a uno de ellos y lo observo preocupada.

—¿Qué sucede? —su mirada se fija en la mía.

—Las protecciones fueron activadas —mi cuerpo se enfrió, mis piernas flaquearon y caí de rodillas, aquel chico se había ido siguiendo a los demás y yo debía hacer lo mismo. Sujete el marco de la puerta y de un tirón me coloqué de pie, comencé a sacarme el pijama mientras caminaba hacia el armario y me coloqué lo primero que encontré, estábamos sufriendo una situación de emergencia y ahora menos que nunca era el momento para preocuparse por el color de la temporada. Conocía las protecciones de las que hablaban, yo misma había acompañado a Elizabeth a reforzar los antiguos pergaminos de protección que estaban repartidos por toda la ciudad un día después del entrenamiento y que hayan sido activados sólo podía significar una cosa; los Oscuros han sido liberados, ahora son más fuertes, más personas están en riesgo y este es el momento en el que comienza la verdadera batalla.

   Llegamos al lugar de alerta más próximo, estaba acompañada de unos adultos a los cuales no conocía más allá de una mirada. Bajamos del auto y de alguna forma terminé encabezando la marcha, lo que al parecer me convirtió en la líder de la cuadrilla sin querer, una luz comenzó a brillar tras la tela de mi blusa conforme avanzabamos y fruncí el ceño, pues a pesar de la presencia del Oscuro el lugar se encontraba en completo silencio. Llegamos a una pequeña casa, estaba ligeramente apartada de las demás y una gran cantidad de árboles resguardaban la parte trasera, mis pies se movieron automáticamente hacia esa dirección, la velocidad de mis pasos comenzó a aumentar gradualmente hasta que me encontré corriendo a toda velocidad, mis muslos comenzaron a arder y cuando crucé la primera hilera de árboles me detuve horrorizada al presenciar la escena más aterradora que podría existir; un Oscuro se cernía desde lo alto sobre un pequeño niño, sus grandes fauces se encontraban abiertas y unas sombras negras que daban la sensación de estar viendo el satín viajaban desde el cuerpo inconsciente del pequeño hasta él; estaba robando su alma para alimentarse. Sin dudarlo un segundo desplegué mi bastón, alargandolo y liberando las pequeñas cuchillas de obsidiana de los extremos, le doy un giro sobre mi mano y lo colocó detrás de mí, me impulso con mis piernas hacia enfrente y corro nuevamente a toda velocidad, me acerco de frente a aquella mancha oscura frente a mí, golpeo con fuerza el suelo con mis pies y doy un gran salto, evitando dañar de al pequeño bajo de mí, mientras estoy en el aire le doy otro giro al bastón y con una mano lo elevo hasta que queda justo al nivel de mi cabeza, como si de una lanza se tratase, mi cuerpo choca contra aquellas sombras extrañas, rompiendo su continuidad en el proceso y cuando el filo de mi arma está por tocar el cuerpo de mi enemigo, sus horribles ojos blancos aparecen y emite un desagradable sonido que hace que pierda concentración, choco de lleno contra el suelo y me llevo las manos a los oídos intentando mitigar aquel tormentoso dolor mientras cierro con fuerza mis ojos, una sensación opresiva se apodera de mi cráneo y cuando siento que mis huesos estás por ceder grito de dolor hasta que mi garganta quema, la sensación desaparece y todo queda en silencio, cosa que ahora casi me parece desconocida, abro los ojos mientras me retuerzo ligeramente contra el suelo, coloco las palmas de mis manos sobre la tierra y me impulsó hacia arriba, mi vista viaja a donde se encuentra aquel Oscuro y lo veo tambalearse en el aire, desconcertado. Levanto del suelo mi bastón, lo elevo nuevamente hasta la altura de mi cabeza, echo mi brazo hacia atrás y fijo mi vista en mi objetivo; su pecho, mi piel comienza a vibrar y puedo percibir ligeramente destellos de luz por el rabillo del ojo, siento como si mi arma ardiese al contacto con mi piel y es entonces cuando mi brazo se impulsa hacia el frente con fuerza y mi cuerpo se gira ligeramente, veo como mi bastón convertido en lanza viaja mientras parece estar envuelto en un fuego dorado y penetra justo donde debe, observo como la luz morada emana de la herida y se apodera de él, consumiendolo en cenizas rojas que desaparecen en el aire. Mi bastón cae y se entierra en el suelo una vez que ya no hay nada a lo que se aferre, camino hasta él, lo tomo y de una pequeña sacudida vuelve a ser tan pequeño como una barra de treinta centímetros. Echo una mirada tras mi espalda, mi equipo se encuentra un lejos de mí, incorporándose con dificultad, debí haberlos dejado atrás cuando corrí hasta aquí y fueron derribados de la misma forma que yo.

—!¿Están bien?! —grito, sintiendo el escozor de mi garganta lastimada. Cuando los veo asentir giro mi rostro un poco y me centro en lo que es verdaderamente importante; el pequeño niño inconsciente, camino hasta él y me hinco a su lado, lo tomo entre mis brazos y lo levanto del suelo, es pesado y cuando me reincorporo puedo sentir a mis piernas oponerse. Lo cargo hasta la casa más próxima, aquella que se encuentra ligeramente apartada, mientras lo examino con la mirada; su alma no había sido drenada por completo, por suerte habíamos llegado a tiempo y el pequeño apenas ha sido dañado. Lo coloco de nuevo en el suelo, recargandolo justo en la puerta trasera de la casa, acaricio su rostro una vez que mis manos están libres y le sonrió—. Todo estará bien —me enderezo en mi lugar, giro sobre mis talones y emprendo mi camino hacia la próxima zona de alerta, mis compañeros ya recompuestos me siguen hasta el coche y nos montamos en él, me quedo de copiloto y una vez que el motor es encendido este ruge y avanzamos excediendo claramente el límite de velocidad.


LOST (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora