Ya ha llegado la tarde y es hora de ir a entrenar con Axel, ya me encuentro lista para hacerlo y cuando salgo de mi habitación me encuentro con aquel hombre, me quedo para en la puerta mientras la sujeto por el pomo, le regreso la mirada en silencio y una tensión casi palpable se crea en el ambiente.
—Sé que hice mal al abandonarlos... —no lo dejo terminar, pues cierro de un portazo de forma automática—. Emma, por favor escúchame, necesito que me escuches —yo no necesito escucharlo, no quiero escucharlo. Camino hasta la cama donde me hago un ovillo y espero a que se vaya; no lo hace—. Estuve mal, me equivoque, pero cuando quise regresar con ustedes estaba tan avergonzado y me tanto odiaba a mi mismo por haber tomado esa decisión, por haber actuado de una forma tan impulsiva y cobarde que no pude hacerlo —cobarde, esa era exactamente la palabra que lo describía—. Tiempo después de que me aleje decidí investigar qué era lo que te sucedía, qué era lo que veías y entonces me topé con todo esto de los Oscuros y supe que era esto a lo que tanto le temía cuando estaba cerca de ti, tú no lo hacías porque tú eres más valiente de lo que yo alguna vez seré. Comencé a aprender sobre todo esto del sexto sentido y entendí que tú poseías algo incluso más fuerte que yo, siempre le tuve miedo a esta parte de mí y cuando descubrí que tu te parecías más a mí que a tu madre me llene de pánico y tomé malas decisiones. Sé que lo que hice no merece su perdón, pero al menos quiero que sepas que me arrepiento de cada segundo que he vivido sin ustedes y que si estoy aquí hoy es para protegerlos de esas horribles cosas... —el silencio se instala en la habitación hasta que un pequeño sollozo se escapa de mis labios—. Tuve miedo de cómo reaccionaría si volviese... —me enjugué las lágrimas con la mano, me senté en la cama y tras respirar profundamente para recuperar la compostura me levanté y caminé con decisión hasta la puerta, la abrí y ahí estaba él, con el rostro contraído por el dolor y el arrepentimiento.
—Nunca lo sabrás porque nunca lo intentaste —escupo mirándolo fijamente a los ojos, cierro la puerta tras de mí y paso por su lado sin dedicarle ni una sola mirada más.
—¡Lo intenté, juro que lo intenté! —se defiende con la voz rota y me detengo un momento, sintiendo como el corazón se me estruja, aprieto mis manos en puños, levanto la barbilla e inhalo hondo, con la cabeza en alto sigo mi camino, sin la menor intención de mirar atrás y encontrarlo viéndome con esos ojos marrones que con tan solo verlos hacen que todo mi mundo tiemble.
Llego a la sala de entrenamiento y tomo una de las espadas bajo la atenta mirada de Axel, sé que no estoy lista para usar una real pero estoy tan furiosa con el universo que aun así la blando. Axel también toma una y eleva las cejas al cielo, interrogante, lo ignoro, fijo mi vista en su arma y una vez que adopta una posición defensiva me abalanzo sobre él. Ataco varias veces usando toda mi fuerza, Axel lo bloquea todo y una sensación vibrante y dolorosa me cruza por el brazo cada vez que el metal choca. Retrocedo un poco sintiéndome repentinamente exhausta, he utilizado demasiada energía en movimientos inútiles, lo cual solo hace que mi estado de ánimo empeore, esta vez fijo mi mirada en Axel, lo veo acercarse a toda velocidad y evito su ataque rodeandolo por un costado y posicionándome tras él, rápidamente gira sobre sí mismo, colocándose en guardia, se desplaza nuevamente hacia mí y yo lo imito, levantamos nuestras armas y cuando chocan en el aire una descarga hormigueante me recorre el cuerpo, un destello dorado brota de aquel lugar donde nuestras espadas se tocan y somos lanzados por los aires en direcciones contrarias. Mi espalda arde al frotarse contra el suelo, ruedo un par de metros y por fin me detengo, no sé en qué momento he soltado mi arma pero la encuentro clavada en el suelo mientras que la de Axel está partida en dos, me reincorporo como puedo, sintiendo cada uno de mis músculos gritar de dolor y camino hasta Axel, quien aún se encuentra tendido.
—¿Te encuentras bien? —me arrodillo a su lado y todo su hombro, él me mira y frunce el ceño.
—¿Qué demonios fue eso? —miro de nuevo mi espada clavada y doy una gran bocanada de aire.
—Creo que fui yo.
Benditos sean los baños de agua caliente, mi adolorido cuerpo agradece su existencia. Yo ,a diferencia de Axel, estaba acabada físicamente, seguro llevaba más de cuarenta minutos metida en esta gran tina, pues mis dedos comenzaban a parecerse más a las pasas que a unos dedos, lo cual indicaba que aquel trocito de paraíso debía terminar. Salí de la tina y antes de envolverme en una toalla observé como unas manchas moradas comenzaba a aparecer en mis piernas, justo lo que me faltaba; moretones. Sequé mi cuerpo y me vestí con mi pijama favorita; la más vieja que tenía. Salí del cuarto de baño y me lanze boca arriba sobre la cama, extendí mis brazos adoloridos y cerré los ojos con la esperanza de conciliar rápidamente el sueño pero unos golpes en la puerta de mi habitación me obligaron a reincorporarme, retiré el seguro y suspiré, deseando que no fuese mi padre, no lo era; el señor Lamnywhaan me dedicó una pequeña sonrisa y con un gesto de la mano lo invité a pasar, cerré la puerta tras él y caminé hasta mi cama, donde él ya se encontraba sentado.
—¿Te encuentras bien? —pregunta.
—Un poco adolorida —confieso.
—¿Y que tal emocionalmente? —frunzo el ceño y el se acomoda de la forma que le resulta más cómoda—. Axel me contó lo que sucedió hoy —explica—. Esa clase de cosas suceden cuando no podemos controlar nuestros sentimientos, nuestro poder se encuentra fuertemente ligado a ellos, así que un desequilibrio en el interior pueden provocar un desastre en el exterior. ¿Qué sucede? —bajo la mirada a mis pantuflas de garras de dinosaurio y suspiro.
—Es sólo que... nunca creí volver a ver a papá y él ahora está aquí... y no se qué hacer, estoy muy enojada con él pero quizá también estoy un poco contenta, pero aún no puedo perdonarlo, no es justo que después de tantos años de abandono llegué y todo se arregle como si nada hubiese pasado... es frustrante —confieso, elevo la mirada para observar su expresión y cuando está a punto de hablar tocan nuevamente la puerta, Axel se asoma por esta.
—Sólo dale tiempo —el señor Lamnywhaan se levanta y sale por la puerta, entonces Axel entra, cierra la puerta tras de sí y se sienta en el lugar donde el señor Lamnywhaan se encontraba.
—¿Qué tal tus músculos? —ruedo los ojos y me dejo caer hacia atrás, reboto ligeramente sobre la cama y coloco mis manos sobre mi abdomen.
—Siguen funcionando —no lo veo, pero sé que Axel ha esbozado una sonrisa y no puedo evitar hacerlo yo también de solo pensar en ella.
—¿De qué han hablado? —lo miro, se encuentra recostado de lado, con su mano sosteniendo su cabeza, viéndome desde lo alto y, a pesar de que lo extraño que me parece el no haber notado cuando se acercó tanto a mí, no puedo evitar apreciar lo varonil que se ve en esa posición.
—Debo tener equilibrio emocional para lanzar por los aires a las personas —frunzo el ceño ante lo estúpido que suena cuando yo lo digo. Axel sujeta una de mis manos, la entrelaza con la suya, se la lleva a los labios y deposita un pequeño beso en el dorso que me hace sonrojar.
—¿No has pensado en hablar con tu padre? —retiro mi mirada de sus ojos y la fijo en el techo de mi habitación.
—Lo hicimos... bueno, no del todo, en realidad él habló y yo sólo me concentré en el rencor que le tengo —explico.
—¿Y qué harás? —recuerdo las palabras del señor Lamnywhaan y sostengo con más fuerza la mano de Axel.
—Darle tiempo.
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LOST (Borrador)
FantasiSinopsis. Los Oscuros habían dominado este planeta desde hace muchos años, infundiendo miedo en los corazones de la gente, creando estragos en las calles... y robando almas de inocentes. Afortunadamente, han pasado bastantes años desde aquella época...