Capítulo 27

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El atardecer cayó sobre nuestras cabezas justo en el momento en el que nos disponíamos a alcanzar a los demás dónde suponíamos sería la siguiente zona atacada; un hospital psiquiátrico de las afueras de la ciudad. Axel había descubierto de alguna forma un extraño patrón de ataque, por lo que pronto comenzamos a adelantarnos a los atentados cuando logramos descifrar dónde sería el siguiente. Era interesante el hecho de que siempre se trataba de lugares apartados rodeados de árboles que obstruyan la vista y brindan una gran cantidad de sombra.

   El auto se estacionó a lado del desgastado pavimento, el hospital Levene era viejo y apenas albergaba a unas cuantas personas en el, casi podía considerarse un lugar abandonado desde que apareció el nuevo y avanzado hospital al otro lado de la ciudad. Los pacientes fueron continuamente trasladados al nuevo hospital, hasta que Levene quedó casi deshabitado.

   Corrí a toda prisa hacia el hospital, si nuestras sospechas eran ciertas la aparición se dará justo en la parte trasera del hospital y es ahí hacia donde me dirigía. Llegué sola al punto de encuentro, un silencio inusual envolvía el lugar, me acerque a los árboles de forma cautelosa y desplegué mi arma, una sensación hormigueante se instaló en la parte trasera de mi cabeza, era tan desagradable y preocupante que mis manos comenzaron a temblar. Sin poder evitarlo mis pies se quedaron quietos, los compañeros que había dejado atrás me sobrepasaron, haciéndome sentir como si fuese invisible. Me quedé ahí, de pie, hasta que un grito me empujo a seguir adelante y entonces corrí, tan rápido que mi tráquea quemaba y cuando llegué pude sentir sobre mi cuello como mi pulso se disparaba hacia los cielos. Tres Oscuros se encontraban flotando en el aire, eramos bastantes más que ellos y a pesar de tener a Elizabeth y al señor Lamnywhaan proporcionando protección desde su posición —en la parte trasera de la formación—, nos hacían retroceder. 

—¡Tenemos que ganar terreno, están logrando rodearnos! —la voz de Axel llegó desde el frente, tenía razón, de alguna forma estábamos siendo apiñados los unos contra los otros, si seguíamos retrocediendo terminaríamos perdiendo toda la ventaja que el posicionamiento nos brindaba. Giré mi arma buscando un mejor agarre y la sujete con fuerza, dispuesta a contraatacar de una vez por todas y dejar de esquivar. Tiré mi cuerpo hacia el frente, dando un paso firme sobre la tierra para tomar impulso y dar otro más, pero un grito desgarrador me hizo trastabillar y girar el rostro hacia atrás, sentí como el corazón se me rompía en dos al ver la forma en que dos oscuros atravesaban con sus brazos los cuerpos de aquellos que se habían dedicado a protegernos. Sus cuerpos, pálidos y sin vida, cayeron sobre el frío suelo, emitiendo un horrible sonido sordo ante el impacto, sus ojos sin brillo miraban la nada y la piel de sus rostros estaba resquebrajada. La furia y el dolor me invadieron, sin pensar giré mi cuerpo y corrí hacia la parte trasera, mis piernas ardieron, blandí mi arma centelleante y de un sólo movimiento rasgué el abdomen de un Oscuro, sin detenerme me abalancé sobre el otro y esta vez enterré una de las cuchillas en su pecho, lo observé retorcerse de dolor cuando hice girar el filo, creandole una herida aún más grande. Retire la cuchilla de su pecho y giré de nuevo sobre mis talones, mi vista cayó sobre aquellos tres bultos flotantes e ignorando a todos, me eche a correr una vez más, esta vez acabaría con los que quedaban. 

Lancé mi arma cuando uno de los Oscuros intentaba darse a la fuga, esta se incrustó en su cabeza, produciendo un sonido desagradable. Llegué hasta la primera línea del frente, donde Axel se encontraba oponiendo resistencia, sin preguntar tomé dos de sus pequeñas dagas y las hice bailar sobre las palmas de mis manos mientras comenzaban a encenderse con un brillo dorado, estaba fuera de mí, el rencor me consumía, quería venganza, quería justicia y la tendría. Llevé mi brazo hacia atrás y con fuerza lancé una de las dagas, la punta penetró de nuevo en la frente de otro Oscuro y repetí el movimiento una última vez, pero mi objetivo fue más rápido y logró esquivarla, lo cual provocó que la furia que me envolvía aumentara. Elevé nuevamente mi brazo, mi mano vacía comenzó a cosquillear, no sabía lo que hacía, pero si lo que quería y cuando lancé mi extremidad hacia el frente un destello dorado voló de mi mano y se estampó con fuerza contra el cuerpo de aquel ser, este se tambaleó en el aire un momento, parecía desconcertado, aproveché esa pequeña oportunidad y deshice el camino que recorrí hasta llegar de nuevo a la primero línea del frente, esta vez tomé la cuchilla doble que Axel sostenía con firmeza, este la dejó ir cuando mis dedos la envolvieron y sin detenerme a calcular la trayectoria dejé que el arma volara de mi mano, atravesando el abdomen de aquel Oscuro. Estaba hecho, había acabado con los cinco, había vengado la muerte de Elizabeth y de Lamnywhaan, pero la pesadez en mi corazón no desaparecería, sólo podía hacer una cosa por ellos, acabar con todo esto de una vez y para siempre. Giré sobre mí misma y me aleje, podía sentir como si caminara sobre nubes, tan irreal, tan lejano, alguien me llamó por mi nombre, estaba segura de ello, pero no sabía quién, no importaba. Fui tirada por el brazo, obligada a detener mi paso eché una mirada por encima de mi hombro, Axel me miraba de una forma extraña, sus cejas se juntaban en un gesto afligido y su mano soltó mi brazo sólo para atraerme hacia su pecho, mi rostro chocó suavemente contra él, mi nariz percibió su olor y sin saber qué otra cosa hacer rompí en llanto, un desgarrante y doloroso llanto que desató muchos más tras la espalda de Axel.

   Ese mismo día sus cuerpos fueron enterrados, una ceremonia se llevó a cabo con toda la gente de la comunidad donde sólo se permitían llevar ropas blancas, fue algo sencillo pero hermoso y significativo. Ahora estaba sola frente a sus lápidas llenas de flores, viendo sus inscripciones, guardando esa imagen en mi memoria y haciendo un juramento.

—Su muerte no será en vano —me incliné y tomé una de las muchas rosas blancas, la sostuve un momento y uno a uno, los pétalos comenzaron a oscurecerse. Devolví aquella rosa a su lugar, esta vez convertida en una preciosa rosa negra.



LOST (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora