Capítulo 14

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El día acabó rápido y el entrenamiento con Axel tuvo que posponerse, pues la noche ya había caído como un manto sobre nuestras cabezas, permitiéndonos ver el cielo estrellado. Axel se ofreció a llevarme, honestamente no me quería subir de nuevo a esa máquina infernal pero el señor Simons últimamente ha estado más ocupado de lo normal, pues el periodo de exámenes está por comenzar y no me gustaría recibir un examen mal redactado, por lo que termine aceptando. Para ser honesta nunca imaginé que un paseo en motocicleta a la luz de la luna fuese tan agradable, el viento inusualmente fresco se deslizaba por debajo de mi ropa y acariciaba mi piel, una sensación realmente tranquilizadora. Tranquilidad, vaya, en los últimos días ya casi había olvidado el significado de esa palabra. Mi cuerpo se sacudió repentinamente cuando Axel pasó demasiado rápido sobre un tope, mis brazos se sujetaron con fuerza de su abdomen y mi cuerpo se pegó a su espalda buscando más estabilidad, olvidaré lo del lindo paseo, esta cosa endemoniada es un boleto directo a la tumba.
   Llegamos a casa sanos y salvos, lo cual siempre consideraré como un logro. Baje de la motocicleta sintiendo mis piernas como gelatina, me retiré el casco y se lo tendí.
—Gracias por traerme.
—No es nada —me mostró una pequeña sonrisa y no pude evitar devolverle el gesto. Me despedí con un gesto de la mano y giré mi cuerpo para andar hasta la puerta de casa.
—Espera —voltee mi rostro hacia él, lo observé bajarse del carruaje del diablo y caminar hasta mi lugar, aunque realmente no había logrado dar ni tres pasos cuando me detuvo (distancia que recorrió de una sola zancada tengo que decir)—. Casi olvido darte esto —llevó su mano al bolsillo delantero de su pantalón y sacó un collar igual al suyo—. Es tuyo —me lo tendió, si no mal recuerdo es un amuleto que permite saber de la presencia de un Oscuro. Estiré mi mano dispuesta a tomarlo pero cuando iba a la mitad de la acción el lo sujetó con sus dos manos y se acercó más a mí, sus brazos rodearon mi cuello y mi rostro estaba contra su pecho, deslizó con cuidado mi cabello hacia un lado, abrochó el collar y se apartó. Me quedé en blanco, fue un movimiento demasiado rápido e inesperado y mi cerebro aún no lo procesaba, «demonios, ¿qué acaba de pasar?»—. Te recogeré mañana antes de la escuela —lo miré a los ojos, la calle estaba un poco oscura por lo que no podía distinguir la expresión de su rostro. Asentí y de nuevo emprendí mi camino hacia la puerta de entrada. El rubor no se hizo presente en mi rostro hasta que introduje la llave en la cerradura; de repente sentí mi corazón latir desbocado y un calor bastante familiar en las mejillas. Me apresuré a entrar en mi hogar y cerré de inmediato la puerta a mis espaldas, me recargue en ella y cerré los ojos, escuche un potente rugido que se fue desvaneciendo y solté el aire que no sabía que estaba contendiendo.
—¿Quién es él? —di un salto en mi lugar y giré el rostro hacia mi hermano.
—Un amigo —Ian entrecerró los ojos y me escudriñó con la mirada.
—Como sea. Tiene una buena moto —lo observé subir y desaparecer en lo alto de las escaleras. Mi corazón aún latía frenético y le eché la culpa a mi falta de interacción con el sexo masculino. Lancé mi mochila sobre uno de los sillones de la sala y dirigí mi cuerpo hacia la cocina, mi estomago pedía comida y yo no se la iba a negar, quizá por eso estoy ligeramente por encima de mi peso. Me hice un sándwich rápido, volví a la sala por mi mochila y subí las escaleras mientras le daba mordidas a mi emparedado. Entré a mi cuarto y tiré mi mochila al piso, me acerqué a mi escritorio y tomé mi laptop, la lleve a la cama y la encendí, terminé mi Sandwich y comencé a hace mis tareas.

La mañana llegó, lo descubrí cuando mi alarma de las seáis a.m. inundó la tranquilidad de mi habitación. No sabía en qué momento me había quedado dormida pero podía notar la forma de las teclas mi computadora en la mejilla. Tampoco recordaba si había terminado mis tareas pero esperaba que haya sido así, encendí mi laptop de nuevo y observe los archivos, por fortuna había terminado todos mis deberes, saqué una memoria de mi mochila y guarde los documentos ahí.
—¡Emma! ¡Es hora de levantarse! —la voz de mi madre llegó hasta mis oídos y di un pequeño salto en mi lugar.
—¡Ya desperté! —grité de vuelta. Mi madre era mi segunda alarma, por si la primera fallaba con su cometido, lo cual sucedía muy seguido. Saqué un cambio limpio de ropa y fui a darme una ducha.
Bajé las escaleras y mi desayuno ya estaba servido, observé a mi madre y a mi hermano levantar sus platos vacíos para llevarlos a la cocina mientras yo tomaba asiento. Pinché la comida con el tenedor y un horroroso escalofrío escaló por mi espalda, el tenedor se deslizó de mi mano estática haciendo un sonido desgarrador contra la cerámica del plato, un chillido se instaló en mis oídos, mi piel se erizó y mi corazón se desbocó tras sentir el bajón de temperatura, «por favor no». Un intenso brillo morado parecía salir de mi pecho, bajé la vista y observé como la oscura piedra de mi collar comenzaba a hacerse de un morado más claro. Levanté los ojos y fijé mi vista en mi familia quienes me miraban con el ceño fruncido, completamente ajenos a la situación, noté cómo detrás de ellos una sobra oscura que comenzaba a hacerse presente.
—¿Emma? —cerré los ojos, encontrando cierto consuelo en la suave voz de mi madre y suspiré.
—Creo que olvidé hacer mi tarea —mentí, sabía que ellos no podían ver lo que yo estaba viendo y era mejor así. Cuando abrí mis ojos nuevamente observé a mi madre negar reprobatoriamente y detrás de ella se encontraba un Oscuro en todo su esplendor.
—Tranquila, sólo es una, no pasa nada —Ian se encogió de hombros y siguió secando el plato limpio que mamá le había dado después de lavarlo—. Yo nunca hice mis tareas de redacción y producción de textos —mamá giró a verlo con los ojos bien abiertos y entonces me reí; aquí viene.
—¡¿Cómo que nunca hiciste la tarea?! —Ian la miró y le sonrió como sólo él sabe hacerlo, comenzó a emanar un aire angelical que hasta yo le hubiese perdonado cualquier cosa. Mamá suspiró y le dedicó una mirada más tranquila—. Supongo que todos hemos pasado por una etapa como esa alguna vez. Que no suceda muy seguido Emma.
—Esta bien —le dediqué una sonrisa cómplice a mi hermano una vez que mamá se giró para seguir lavando los trastes y él me guiñó uno de sus bonitos ojos grises de largas pestañas. El frío que sentía ya había desaparecido, pero aún podía notar la presencia de aquel ser sobrenatural. El zumbido de mis oídos se intensificó ante el timbre de la puerta, me levante y camine hacía la entrada con pasos robóticos y de forma extraña; no quería darle la espalda a mi familia, no cuando eso seguía aún aquí. Abrí la puerta, permitiéndome ver a un Axel bastante distinto al que conocía; su cabello mojado caía sobre sus ojos, muy despeinado y su camiseta estaba empapada. Mi vista se fijó en el brillo que emanaba de su pecho, noté comoo lanzaba una mirada por encima de mi cabeza y luego bajó su mirada a mis ojos.
—Su presencia ya no es tan fuerte, ignoralo, finge que no está ahí y eventualmente se irá —una de sus manos se posó en mi mejilla, su pulgar creó una caricia sobre mi piel y sentí mi cuerpo vibrar—. Estás pálida y fría —frunció el ceño—. Te esperaré aquí afuera —no sé cuál fue exactamente la expresión de mi rostro ante sus palabras, pero hicieron que él posara su mano libre sobre mi otra mejilla—. Tranquila, si algo sucede entraré de inmediato—suspiré y asentí con mi rostro aún entre sus manos, su simple presencia me proveía de una inusual tranquilidad, inspiré profundamente, intentando guardar con ello este sentimiento para armarme de valor y enfrentarme a lo que me aguardaba justo detrás de mi espalda—. Ellos pierden presencia y poder si no les demuestras tu miedo—volví a asentir. Las manos de Axel se retiraron de mi rostro y retrocedió un poco, me dedicó una pequeña sonrisa y entonces cerré la puerta frente a él. Me giré en mi lugar, decidida a seguir este día como si fuese cualquier otro.
—¿Quién era ese joven? —el tono pícaro de mi madre hizo que un intenso calor subiera hasta mis mejillas y la voz de Ian llenó la cocina antes de que yo pudiese hablar.
—Me parece que es su novio, anoche la trajo en su motocicleta —mi hermano sonrió con la misma picardía que mamá y le quité total importancia a la existencia de aquella criatura sobrenatural, ahora mismo sólo quería que me succionara la tierra y me convirtiera en un bonito sauce llorón. Me llevé las manos a la cara, cubriendo mi rostro lleno de vergüenza cuando mi madre hizo un gesto de sorpresa, «traidor».
—¿Qué clase de moto? —Ian observó a mamá y luego me dedicó una mirada con una sonrisa de lado, le implore con mis ojos grises que no lo dijera o terminaría muerta.
—Yamaha R6 —el agudo grito de mi madre me hizo cubrirme los oídos y la estruendosa risa de mi hermano provocó que lo fulminara con la mirada, «esta me la pagas, tejón». La forma en que el Oscuro se convertía en cenizas no me pasó desapercibida, el ambiente a mi alrededor de repente parecía una caldera y no podía ser para menos; verano más rubor igual a calor insoportable.


LOST (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora