Marzo

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Los días corren tan lentos como rápidos, es decir el día a día lo vives con lentitud, interminables las horas, pero miras el calendario y ya es Marzo cuando hace solo un instante era año nuevo. Lo que me hace recordar, ¿Saben quien cumple años en Marzo? ¿En solo un par de días? Verónica. He sabido poco de ella y he visto algunas fotos con Nathan. Parece irle bien y porque ahora yo este solo no tengo derecho a entrometerme en eso, ¿O si? ¿Que harían ustedes? Quizá ustedes no serían yo, aquí simplemente esperando que el aleteo de una mariposa en Brasil cause un tsunami en media Europa, en el cual se ahogue Nathan y Verónica pueda ser para mi otra vez. Algo desquiciado pero más fácil pensar en situaciones que nunca pasaran, que ir tras ella y arruinarle la felicidad, porque, ¿y si ella es feliz con él? ¿Y yo solo daño eso porque en realidad no debemos estar juntos? Pero, ¿y sí si debemos? ¿Por que cuando nos dicen que el amor, las relaciones y las personas, y el mundo en general son tan complicados, no nos dan también una guía de práctica? A ver si así dejamos de joder tanto nuestras vidas y las de otros. A ver si así aprender no conlleva tantas decepciones. Y si el éxito no esconde detrás tanto fracaso.
...
Quedan dos personas en fila para pagar en la caja que estoy trabajando, estoy asfixiado de todo esto, quiero salir, y dejar de pensar tanto las cosas. Irme a casa, tomar un baño, comer, y acostarme y que los días sigan corriendo hasta que yo tenga un propósito, van tres meses de este año y yo aun no tengo las promesas que no me cumpliré. "Hacer dieta. "Leer un libro nuevo cada mes. "Viajar por el país. Etc, etc, etc...
De pronto y de la nada, y como un rayo de luz llega a mi mente una idea, y no me importa lo que tenga que arriesgar, y no me importa si esta mal, me haré responsable, y no voy a permitirme dañar eso.
Termina mi turno y me voy a casa, es fin de semana, tengo libre los siguientes dos días, pero no son suficientes. Así que para lo que sea que suceda tengo mis ahorros, tengo el carro, tengo todo lo que necesito para poner en marcha mi idea. Tomé un bolso, el que use siempre para mis pequeños viajes, tomé unos pantalones, unas camisas, en fin, hice un pequeño equipaje, me preparé bien. Me puse mi chaqueta y las botas. Monté a Sultán en el carro, encendí el reproductor y escuchando canciones al azar sin darme cuenta ya estaba frente al edificio de Verónica. Llamé dos veces por teléfono y no contestó, ni siquiera sé si esté ahí. A lo que veo viene saliendo un señor, así que corrí hasta la puerta y le pedí no cerrarla. Entré y subí las escaleras, no pude esperar el ascensor. Estando ya en su puerta toqué fuerte un par de veces. Ella abre sorprendida y en pijamas, me pregunta que sucede, algo quizá también, asustada, y la entiendo.

Paul, ¿estas loco? ¿Que sucede contigo? ¿Te pasó algo?

-Vámonos. No hagas preguntas, yo podré responderlas luego, pero ven conmigo.

—¿Adonde se supone que quieres ir? Definitivamente estas loco, Paul. No puedo irme contigo.

-Si, vamos. Solo serán vacaciones y yo sé que esto es extraño, pero vístete, o vente en pijamas, claro que puedes venir conmigo. Ya basta de dejarte ir, es tiempo de que quien vaya conmigo seas tú.

No entiendo nada, Paul, ¿a que te refieres? ¿Como que irnos? ¿Adonde? No puedo ir contigo, yo estoy con alguien. -Se sienta en el sofa y ya sé que lo está pensando, y eso es un gran paso.

-Irnos, perdernos unos días de todo, y que te quiero para mi. Y si en este preciso momento no logro que vayas conmigo, entonces ya nada tendrá sentido. -Le dije agachandome y poniendo mis manos en sus rodillas.- ¿Acaso estas enamorada de él?
Cubre su cara con sus manos, la escucho suspirar y se queda silencio por varios segundos.
-Verónica, toma un bolso, y ven conmigo. Tengo a Sultán esperando en el carro, no querrás que pase la noche ahí...

—¿Adonde iremos, Paul? -La emoción me invadió al escucharla decir eso, me levante y la tomé de las manos e hice que se levantara, me aferre luego a su cintura en un abrazo, y la hice estar en el aire por unos segundos. Al volver hacer que sus pies toquen el piso le dije que se abrigara, buscará su bolso y la esperaba abajo.

Ella no tardó tanto, la veo acercarse al carro con su bolso, abrigada y con dos vasos. Me bajo y le abro la puerta, se sube, la cierro y corro al otro lado, me subo rápido, hace mucho frio.

Te traje algo. -Sonríe de la manera más tierna que jamás había visto y me entrega el vaso. Era chocolate caliente.

-¿Quieres saber donde pasaremos tu cumpleaños? Es un lugar muy, muy lindo. -Le pregunté, porque yo no tenía ni idea adonde ir para ser honestos, y estoy seguro de que su respuesta me ayudará. Tramposo, lo sé.

—¿No me digas que iremos a la aldea Alemana!. -¡Bingo! la aldea alemana. Es un lugar muy especial, un pueblito con paisajes hermosos, un clima perfecto y un ambiente que te saca del presente y de una manera muy bonita te lleva en el tiempo. El lugar donde todo el año parece diciembre, y cada día es navidad. Es romántico sin meterse en lo cursi.

-Adivinaste muy pronto. Será nuestra primera parada. Prometo que este será por mucho tu mejor cumpleaños. -Le dije tomando su mano, y mirando esos ojos que ya he descrito tanto pero cada que los miro son una sensación nueva, y sonríe y todo se detiene, y ya nada es malo, y ya nada más importa.
Ella se aferra a mi brazo, y nos ponemos en marcha. Estira su brazo, conecta su teléfono al reproductor y empieza a sonar James Blunt con Goodbye my lover, y luego de ahí las canciones solo corren aleatoriamente. Pasan varias horas y ella sigue sostenida a mi brazo, esta dormida, y Sultán también duerme. Yo solo voy disfrutando de la paz que esto me trae, la mujer que hace casi un año me hizo perder la cabeza por ella, va aquí junto a mi, aferrada a mi, durmiendo con tanta tranquilidad.

Hay una zona en la que las personas que viajan en carros, casas rodantes, y cosas por el estilo pueden detenerse a descansar. Y ya son más de las 3am, así que al llegar a este lugar, me detuve, y al cerrar los ojos ya no pude percibir nada más.
Empieza a molestarme la luz que entra por el parabrisas, y comienzo a despertar. Miro mi muñeca izquierda para ver la hora en mi reloj y dan las 6:30am, recuerdo donde estoy y que estoy haciendo así que me inquieto al ver hacia en otro lado y no ver a Verónica conmigo, solo está Sultán. Me bajo del carro y con la mirada empiezo a buscarla por el lugar, hay varias personas pero no la veo. Subo de nuevo al carro y solo me pierdo a pensar, en donde podrá estar, quizá esta en el baño, o quizá simplemente se marchó, se arrepintió y me dejó aquí.
En eso el sonido de la puerta del copiloto me saca de mis pensamientos drásticos, era Verónica con el desayuno.

Te traje un Croissant con chocolate caliente y un abrazo para el frío. -Me dijo mientras sacaba mi Croissant de la bolsa de papel y su Sandwich, coloca los vasos en sus debidos compartimientos y me da ese abrazo que dijo me trajo. Siento sus manos en mi cuello, y luego paseando por mi cabello, se queda mirándome a unos centímetros de mi cara, y yo estúpidamente perdido en ella. Me da una pequeña caricia en la oreja, sonrie, le devuelvo la sonrisa y se aleja para que comamos.

Luego de eso, nos ponemos en marcha, ya falta muy poco para llegar. Ella toma mi mano y me encanta la paz que siento teniéndola cerca.

PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora