Abrazos del amanecer

20 1 0
                                    

Amor, creo que no está bien que hagamos esto, le estamos mintiendo a todo el mundo. -Me dice buscando su ropa entre el desastre de su cuarto, tapando muy poco su cuerpo desnudo, mientras yo también me visto rápido porque ya vuelve a hacer frío.

Les mentimos porque no quieren entender lo que sucede entre tú y yo. Pero no estamos haciendo nada malo, ¿okey? Y es temporal, hasta que entiendan que tú estás bien y que yo no soy quien te hace daño. -Le dije tomando su rostro y dejándole un beso antes de salir por la ventana al escuchar pasos viniendo a su cuarto. Me escondo entre arbustos en su patio hasta que las voces en su habitación se vayan. Son sus padres asegurándose de que esta bien.

Paul, ya puedes venir. -Me dice Veronica con un tono de voz muy suave para que no puedan escuchar y yo simplemente regreso a recostarme a su lado. Hace días hago esto, me escapo de la ciudad el fin de semana, dejo mi carro a varias calles y pasó una noche con Verónica, donde podemos ser solo nosotros como par de adolescentes escabulléndose y ocultándose. Nadie sabe de esto, nadie se imagina esto, porque yo no podía simplemente alejarme de ella y menos si me necesitaba.

Salgamos, a algún lugar, mis papás ya no se levantarán, salgamos. -Me pide Verónica y yo no sé si sea buena idea.—anda, Paul, he estado aquí encerrada y creen que eso me hará bien, cuando lo único que me ha ayudado a mejorar eres tú, pero toda la semana aquí, sin ti, por favor, salgamos...
Debo admitir que me conmueve aunque lo que ha dicho no es nada del otro mundo, pero que la imagino aquí aburrida toda la semana, y es una pena.
Bien, salgamos nena. Pero hay cosas de las que tenemos que hablar en algún momento y no has querido. ¿De acuerdo? -Sonríe de una forma espectacular, esa sonrisa que tiene cuando consigue algo que quiere; me besa y salta a ponerse zapatos y un abrigo.

Minutos luego nos encontramos en mi carro, paseando lento, es una zona muy bonita para ver de noche.
Desde acá, se deja ver el pueblito brillando y nosotros avanzamos por esta carretera cuesta arriba y la vista se vuelve más hermosa entre cada trecho. Ella, deslumbrante en pijamas, tomando mi mano, con las luces reflejándose en su cara, con destellos en los ojos. Decidí detener el carro, apagarlo y solo quedarme mirándola. Estuvimos el siguiente rato abrazados, en silencio, solo disfrutando la vista, nuestra compañía y el refugio de nuestros brazos.

Le haces un favor a esa pijama, la luces como un arma mortal. -Le dije mientras ella sonríe y tapa su rostro de vergüenza.

La uso especialmente para verte, el diseño de pequeños cactus me va de maravilla, ¿no es así? -Me dice haciendo poses mientras yo le tomo fotos rápidas con mi celular.

Ahí se nos fueron algunas horas hablando de cualquier cosa, me cuenta de sus nuevas ideas, cosas que descubrió que le gustan. Me habló de su niñez, y de cómo le iba en la escuela. Encendí un cigarro, y le hablé de la mía, de mi primer amor de la niñez; mi profesora del kínder, nos reímos de eso, y de varias travesuras que nos confesamos hicimos. Hablamos sobre lo diferente que somos en gustos. Me contó el porqué no ve películas románticas, y es que quiere evitar llorar. Le confesé lo sensible que soy y que delante de mi puede llorar hasta con caricaturas si quiere. Le hablé de porque no veo películas de terror, y me invitó a ver unas con ella, fue gracioso. Le confesé mi gusto irracional por los cómics y lo nerd que puedo ser con el asunto de los súper héroes, descubrimos que teníamos eso en común, y pasamos horas hablando sobre ello.

En la radio suena bajo una canción de Oasis; Wonderwall, le sube el volumen y comienza a cantar mientras baila de forma divertida en su asiento y me hace gestos para que cante con ella. Acepto su invitación y comenzamos a cantar esta canción y fue una forma de conectarnos más. Luego de unos minutos el amanecer empieza a verse muy poco, lo que significa que debemos irnos, pero se baja del carro y me bajo tras ella. Y solo la veo quedarse parada recibiendo el poco de luz de sol que empieza a verse a penas, extendiendo sus brazos y cerrando sus ojos.

—¿No es hermoso, Paul? Cada amanecer que puedas presenciar, es un abrazo del universo para ti. Es reconfortante La Paz y libertad que te hace sentir, y hace rato no me sentía tan bien. Gracias.

Yo solo me quedo a su lado, tomo su mano, la miro, sonrió. No se que decir. Miro el amanecer, y continúo mirándola, admiro la luz reflejándose en ella, es como si brilla, es como si estuvo apagada y se recarga y me ilumina y ese abrazo del universo lo siento con ella.
...
Luego de dejarla en su casa y despedirnos hasta el siguiente fin de semana me fui a mi casa con una sensación en el pecho tan gratificante, como si a pesar de las dificultades, todo esta bien, porque estos son pequeños baches y el pasar tiempo con ella restaura todo lo que estemos afrontando  y cada situación que antes viví. Desearía que cada persona en el mundo encuentre a la persona que le haga sentir un abrazo del universo en sus brazos. Que cada persona en el mundo encuentre a quien le haga sentir esa sensación en el pecho tan especial solo por compartir una conversación. Que cada uno en el mundo, encuentre su amanecer. Que todos puedan encontrar un amor que celebrar.

...

A penas es miércoles y yo ya muero desesperado por que llegue el fin de semana.
Esa nueva rutina se ha convertido en mi favorita de todas, incluso más que mi rutina de ver F.r.i.e.n.d.s antes de dormir cada noche. Se me hace increíble lo positivo que es esto, me hace sentir inspirado, motivado. Aunque tenga que obviar el hecho de que esto es un secreto, pero en algún momento será el momento de no escondernos más...

...

PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora