Mi definicion

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Luego de reposar un rato y ya sin tanto frío gracias al chocolate y la calefacción, voy a tomar una ducha rápida.

Me voy, Verónica.

—¿Adónde? ¿Estas loco acaso? -Me dijo sorprendida y algo desconcertada.

A bañarme, tonta. -Le dije riéndome de su expresión al escuchar mi respuesta, pues me mira con una cara de que para nada fue gracioso.

Si eres bien idiota, Paul, mejor apurate que yo también quiero bañarme. -Me dijo lanzandome una toalla de baño. Y yo entro a bañarme.

Luego de tomar mi ducha y saliendo del baño sin querer me tropiezo frente a frente con Verónica en el pequeño pasillo, lo que me puso algo nervioso pues ella está cubierta solamente de la toalla pequeña que tapa un poco su desnudez...

Desde ese momento solamente no pudimos hacer más que dejarnos llevar por todo lo que sentimos o empezamos a sentir el uno por el otro, nos dejamos llevar por el momento, por el calor que nos proporcionamos, y lo bien que nos sentimos juntos. Así pasan las horas, no nos fijamos en el tiempo, parece que una vez más se detiene, y si por el contrario es qué pasa tan rápido que no lo notamos, no nos importa.
En la cama juntos y abrazados nos quedamos ahí, solo descansando. Nos quedamos dormidos no se en que momento.

Despierto en la madrugada, quizá ni siquiera ha pasado mucho desde que me dormí, pero no había caído en cuenta de donde estaba y luego de agitarme, y ver a mi lado a Verónica, me calmo. Vuelvo a estar tranquilo y caigo en cuenta de que todo está bien. A veces por las noches me sucede eso, pero ahora la tengo a ella que me calma.

—¿Pasó algo? ¿Estas bien? -Me dice Verónica despertando quizá porque sintió mis movimientos.

Todo esta perfecto, porque estoy contigo.

Que bonita casualidad, yo también pienso que todo está Perfecto porque estoy contigo. -Dijo acariciando mis mejillas y besando una de ellas de una forma muy suave, sutil, tierna podría decirse. Quien no podría recobrar La Paz así.

Y allí pasamos horas conversando, de ella, de mi, de sus amigos, de los míos. De mi familia y la de ella. Se volvió una noche donde la intimidad no fue solo entregarnos de forma carnal, la intimidad se volvió entregar hasta lo más recóndito de nuestros pensamientos. Me sentí con la confianza de decirle cada sueño oculto y secreto que tengo, se sintió con la confianza de hablarme de sus miedos y hasta de los más absurdos; yo también aproveché porque también tengo los míos.

Las conversaciones podían variar en cuestión de segundos, podíamos estar hablando de política ahí juntos, y desnudos y pasar a hablar de cómo creíamos debería funcionar el mundo. De ahí irnos a hablar de otros varios temas sociales más, y hasta cosas más banales como nuestros gustos en música y cine. Los míos quizá más infantiles, se ríe de eso pero me escucha y veo en sus ojos tanto brillo, no puedo evitarlo, lo juro, estoy perdido en esa mirada.
La veo iluminarse hablándome sobre los temas de su interés, la veo y la escucho por horas y podría escuchar esa voz mil horas más. Nunca me cansaría, no me aburriría nunca.
Siento estar en un punto de entrega profunda en los brazos de esta mujer, siento que La Paz nunca había tenido un rostro y ahora tiene una figura completa. Tiene mirada, tiene presencia, tiene personalidad. Pero esto no quiere decir que esta personificación de lo que a mi me está representando Paz, no sea un destello de fuerza, porque lo es, es explosiva, es aguerrida y es valiente. Tiene un carácter, tiene energía. Tiene todo lo que me gusta.

Se queda dormida entre toda esta charla que se nos hizo cada vez más larga y entre mis brazos, y esa es la mejor parte, entre mis brazos, con su cabeza en mi pecho, Justo ahí donde tengo un corazón que se encuentra latiendo por ella. Repito, estoy perdido...

No se en que momento de toda esa apreciación que hacía sobre ella, me quede dormido, y supongo que no soñé nada porque ya tenerla conmigo, era como hacer todo lo bueno realidad. Simplemente despierto quizá no tantas horas luego porque el sol en las ventanas se hace un poco evidente, la claridad del día y el ruido de un pueblo despierto.
Ella sigue dormida, no está entre mis brazos pero sigo admirando la paz que su rostro me emite.

Creo que el amor es esto, y hacerlo no es solo el acto, creo que el amor son los momentos, son las miradas, y las charlas, son las horas juntos. Y las que podamos estar lejos. Son los pensamientos. Son los días como estos y son los días malos que se puedan avecinar pero juntos superar. Creo firmemente que el amor, es lo que está mujer me está haciendo sentir. Porque La Paz no puede provenir de otro lugar, más que del amor. Porque ahora el amor tiene su nombre y su nombre solo me produce amor. Y que lindo que esta decirlo, tan lindo como ese cabello despeinado y esos ojos que se están abriendo para recibir el nuevo día.

Buenos días, chica del tranvía...

...

PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora