Enfoques

40 3 0
                                    

—¿Buscas a alguien? -Escucho la voz suave de una chica a mis espaldas, y volteo para responderle y saber quién es.
Por el uniforme entiendo que trabaja aquí, y ella podría darme información que necesito.

Si, busco a una chica, es instructora aquí, hace tiempo no la veo. -La chica se muestra confundida.

Tal vez debas decirle su nombre, Paul -Dice Barbara que me acompaña en todo esto desde hace un rato.

Cierto, si, tienes razón, su nombre es Verónica,  y... Lo siento ella, no lo sé quizá ya no trabaja aquí.

Tienes razón, ya no trabaja aquí, no en esta area, pero sé que almuerza a unas calles de aquí todos los días a la 01:30pm -Me deja la dirección y nombre en una hojita, son las 11:40am, y nos fuimos a este restaurante a esperarla y tratar de hablar con ella. Un poco psicopata eso pero son medidas desesperadas las que a veces nos sacan de los líos más grandes, más cuando son esta especie de conflictos existenciales.

Sentados en el restaurante, viendo a mi alrededor y sin dejar de pensar en que rayos estoy haciendo, llegan ahora a mi mente algunas cosas más, como es que la vida da este tipo de giros, y hace que hoy esté sentado en un restaurante con mi ex tomando un café esperando a que llegue la mujer que hace un año deje sin una explicación cuando pude solo llamarla y decirle lo que sucedía y para cuando decidí hacerlo ya era tarde, y se encuentra aquí Barbara tratando de ayudarme cuando hace tiempo atrás, la mujer que estaba en mi vida era ella, y claro ahora lo está pero con un enfoque diferente, y me ha quedado claro que ha dejado eso de lado solo para verme bien, me hace eso preguntarme entonces, ¿ese es el verdadero querer? Pero, es que no todos somos capaces de eso, creo que no podría estar junto a la chica que quiero conmigo ayudándola a encontrarse con quien siente ella es su amor. Entonces aprecio este acto indiscutible de amor puro de Barbara y ojalá algún día pudiese pagarle tanto. Pero se que la vida no es tan larga como para hacerlo y que los giros que tome mi vida, pienso, ninguno me va a llevar a sus brazos, más que como esto, su amigo.

Paul, dan las 01:15, ¿crees que pueda aparecer en algún momento?

Pues, según esta chica, viene todos los... Espera mira, mira a la puerta, es ella.

—¿Es ella? ¿Le hablaras ya o que harás?
Paul, espera, ¿que harás? -Me levante de la silla para ir más cerca de Verónica y Barbara me toma del brazo y me hace sentar de nuevo.- Piensa primero que vas a hacer, que vas a decirle.

—¿Y que eso importa? Pienso solo decirle la verdad y lo qué pasó.

Verónica se sienta en una mesa pero segundos luego veo llegar a un sujeto que se sienta junto a ella, solo lo vi de espalda ya sentándose, no vi su rostro. Verónica parece feliz, o contenta al menos, los veo conversar y mi mente tiene muchas preguntas, ¿Quien es? ¿Alguien importante? ¿Quizá su jefe? ¡Que no sea un nuevo amor!

—¡Carajo!, ¿y este quién es? ¿Lo conoces? -Me dice Barbara haciéndome regresar al lugar.

No lo sé, pero tengo que averiguarlo.

Paul, no, así no. -Trata Barbara de tomarme de nuevo pero estoy decidido y fui a acercarme.

—¡¿Paul?¡ ¿Tú?... ¿Tú estás bien? Estas... aquí...
-Dice Verónica bastante asombrada con el hecho de verme pero aún más asombrado estoy yo de ver que el tipo con el que está, es Nathan. Sigo en silencio solo tratando de hacer una deducción sobre lo que sucede, como siempre adelantándome a los hechos para pensar lo que me dé la gana aunque eso sea peor y me equivoqué o para así estar preparado para lo que sea que venga.

—¿Paul? ¿Puedes responderme?

Paul, vámonos, mejor vámonos. -Escucho a Barbara decirme tomándome del hombro.

Tú de nuevo, ¿Por eso te fuiste, Paul? Y no pudiste serme franco... -Dice Verónica con un poco de ironía en su comentario, tras ver a Barbara a mi lado.

No, eso no fue lo qué pasó. -Traté de explicar.

Para nada fue eso lo que sucedió, Verónica, no saques conclusiones de las que te puedas arrepentir. -Le agrega Barbara.

—¿No? ¿Entonces esto que es, Paul? -Preguntó Verónica mirándonos muy fijamente, casi una mirada cortante y perturbadora.

—¿Me explica alguien qué pasa aquí? -Dijo Nathan como cereza del pastel.

Oye tú no hables. -Le pedí de forma no muy cordial.

—¿Como que no hable? Están hablando con mi esposa y tengo derecho a saber qué pasa, y hasta donde sé, tú solo fuiste alguien en su vida hace tiempo atrás, pero te veo aquí frente a nosotros y no entiendo nada. -Dijo y eso me dejo aún más asombrado.- ¿Esposa? -Pregunté.

Aun no, pero estamos comprometidos, Paul, y creo que eso no es tu asunto, tampoco es mi asunto que hiciste tú y porque estás con ella o si por eso te fuiste, no me importa ya. Ya nos pusimos al día, creo que ya es todo entonces.
-Yo simplemente no salgo de mi asombro, ni siquiera algo se me ocurre para decir.

Paul, vámonos, ya cálmate y vámonos. -Barbara me toma del rostro y me convence así de irnos.

Barbara conduce y vamos a mi casa, donde me prepara algo de comer siendo optimista creyendo que tengo apetito para comer algo, la verdad es que no, no pasará, no tengo hambre, no puedo comer, siento en el estómago un montón de cosas, ninguna buena, no puedo así.

Pasan varios días y creo que mi vida no podría ir peor, y no solo porque haya fallado en mi vida amorosa, he fallado en todo, me encuentro de nuevo sin empleo, sin mi madre, y sin ningún plan para mi vida. ¿Y ahora que sigue? Pensé venir y buscar a Verónica y ¿luego que haría? Es increíble como tomo yo las decisiones más extrañas.

Dime tú, Barbara... ¿Y ahora que sigue? ¿Yo ahora que debo hacer con mi vida?

—¿No te parece que es momento de que hagas algo que realmente te gusta? Digo, por razones que escaparon de tus manos tuviste que dejar tu carrera, pero podrías estudiar de nuevo, podrías sacar ese título que tanto en aquel tiempo te dolió el renunciar. Es momento de pensar en ti, individualmente en ti y tu futuro. Además, no puedes pasarte la vida aquí hundido en sufrimiento, ya hasta empiezas a desagradarme, y yo no voy a poder venir cada día a verte.

No vienes cada día. -Le dije tratando de ser bromista para interrumpir todo el discurso.

Pero sabes a lo que me refiero, más es cuando estoy aquí cuidando de ti que en mi casa. -Sonrie y continúa hablando conmigo. Acaricia mi cabello mostrando esa paciencia con la que ha estado acompañándome y yo solo no puedo pensar en nada por ahora. Pero tengo que hacerlo, tengo que sentirme listo para ya salir de este círculo vicioso del dolor y sufrimiento, porque la vida no puede acabarse aquí, no se acaba aquí. No se acabó antes, no se acabara ahora.

Continúa, Paul, tienes toda la vida para intentar que todo lo que ha salido mal, llegue a salir mejor.

Con esas palabras me quedé, en ellas me enfoqué y de ellas me impulsé a tratar de llevar todo lo que pudiese venirse encima.

...

PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora