¿Politicamente correcto?

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No puede ser, cariño, aquí pasaste la noche.-Nos despierta la madre de Verónica—Anoche cuando nos fuimos pensé estarías un rato más con ella e irías a descansar, ella estaría bien. -Se acerca a mi, me ayuda a salir de esa pequeña cama, Verónica a penas abre los ojos. Su madre me entrega un café y besa a su hija.

Sé que me dijo que todo estaría bien, pero quería asegurarme de eso, y me quedé. -Miro a Verónica y hace rato no sentía esa mirada tan maravillosa que tiene, es un destello de cosas hermosas esos ojos. Sigo sintiendo que nadie podría nunca igualar la forma en que la miro, la forma en que me mira, nunca me sentí así con la mirada de otros ojos más que con los suyos.

Yo estoy feliz de que se quedara, mamá. Pero si creo que necesitas ir a tu casa Paul, y descansar, pero te espero aquí... -Me dice y no aparta esos ojos de mi, y esa sonrisa que tiene ángeles en ella, creo que quiero morir viéndola sonreír. No lo entenderían si no están enamorados. Para los cínicos ante la vida esto es cursi; para quienes sabemos amar, esto es una realidad.

Ve hijo, ve a casa, descansa y regresa. Verónica necesita atender a su psicólogo y su papá y yo esperaremos aquí.

No te preocupes muchacho, gracias por cuidar a mi hija anoche. -Concluye su padre y me da un apretón de mano. Desde ahí alcanzo a mirar a Verónica, despedirme y me marcho.

...

—¿Crees que esta vez sería el momento para que algo funciones entre Verónica y tú?

La verdad no lo sé, Carla, siento que no debo adelantarme a nada, hay un montón de cosas que no están claras y el destino siempre parece separarnos. -Le dije sentándome a su lado en el sofá de mi casa.

Hermano pero si ella regresa a tu vida creo que deberías dar al cien y hacer que lo que tenga que suceder entre ustedes, suceda.

No se, Damián, no es tan sencillo, ¿o lo es?

No te compliques, Paul, mejor ve al paso que se den las cosas, ¿si? -Dijo Carla y me parece que eso tratare de hacer, pero vamos, me conocen, ya saben que a penas Verónica apareció y yo ya estoy un 110 ilusionado con que tenga una oportunidad.

—¿Que hay de Daniela? -Damian pregunta y me hace pensar en que es lo que pasaba con ella y la verdad no lo sé...

Me acompañó al hospital... -Me interrumpe Carla-
Porque le gustas, Paul, ¿por qué más?

Ella sabe bien mi asunto con Verónica.

—¿Y que? -Carla me da un golpe leve en la cabeza—quizá para ella eso podía cambiar o no lo planeaba.

Yo creo que es eso, no lo planeaba, solo surgió una especie de atracción hacia ti. -comenta Damián.

—¿Y yo tengo algo que ver en eso?

A ver, a ver, tú la besaste, idiota, ¿recuerdas? ¿Que le pasa a los hombres?

Pausa allí, ella también le daba señales confusas, esa manera de coquetear, ¿que esperabas? Mi amigo solo reaccionó a la puerta que se abría.
Veo cómo Carla comenta y Damián trata de defenderme y ahora los dos ahí sacando conclusiones y yo igual solo pienso en Verónica. Hay que cambiar de tema.

—¿Alguno supo algo de Barbara? ¿Saben si esta bien?

Sale de viaje hoy con su furioso novio. Supimos que lo que ocurrió en la fiesta fue que estaba pasado de tragos y no eres muy agradable para él. -Damián interrumpe a Carla en ese momento-
Y que estabas muy cerca de su chica que fue tu chica, amigo aléjate de los problemas. Entiéndase por problemas a las chicas de tu pasado.

Si Paul, son las chicas de alguien más ahora, no puedes estar ahí entre ellas siempre -termina Carla de agregar.

Yo no hice nada, no son culpa mía las inseguridades que tengan estos sujetos.

Te gusta traer la cara rota, ¿no? Pero va que igual ya no creo que vuelvan a pegarse, ya descargaron testosterona los dos machitos por la chica, ya se liberaron.

Nos pintas como unos cavernícolas, cielo.-Le comenta Damián.

A ti no, cariño. -Le da un pequeño beso.

Ya no empiecen a ponerse cursis aquí. Tienen tiempo para eso en otro momento. Hablando de tiempo, yo ya me voy al hospital. ¿Se quedan o harán alguna cosa?

Tocan la puerta y al abrir era el padre de Verónica.

—¿Ocurrió algo? ¿Verónica está bien? -Le pregunto dejándolo pasar e invitándolo a sentarse, y me angustia la expresión en su rostro. No parece ser algo bueno.

Paul, nosotros ya nos íbamos, creo que tienen cosas de que hablar y ya nos llamas luego ¿si? Infórmanos cualquier cosa que pase. -Dice Carla antes de salir y despedirse, mirándome y mirando al padre de Verónica. Me abraza, y sale de mi casa. Damián por su parte solo me estrecha la mano y seguido de eso me abraza. Creo que se imaginan algo terrible y es por lo que ya dije, la cara de este señor no pinta a nada bueno.

Entonces dígame, ¿Le sucedió algo a Verónica?

-1¿Que tanto sabes de mi hija y lo que sucedió, chico? -Me pregunta notándose inquieto. Angustiado.

Pues creo señor, que fue un accidente, eso me dijo, y decido creerle.

Hace unas horas tuvo una sesión con su psicólogo, y hace unos minutos la dejaron ir a casa. -Me comenta pero sigue pareciendo qué hay algo más que vino a decirme. Y yo me quedo inexpresivo solo mirándolo, tratando de descifrar que ocurre o que hable de una vez.—El punto es, Paul, que te mintió. No es primera vez que esto sucede. Y queremos proteger a nuestra hija. -Me deja completamente desconcertado con lo que me está diciendo, y sigo en silencio tratando de asimilarlo.
Creemos, Paul, que Verónica necesita estar en la casa fuera de la ciudad con nosotros, retirarse y alejarse de todo.

—¿Podré ir a visitarla? -Pregunte porque ya empiezo a entender de que va esto.

Paul, estará en terapia. No queremos que nada interfiera en su tratamiento. Como te dije, tratamos de proteger el bienestar de nuestra hija. -Lo miro simplemente y creo que le queda claro que no acepto de buena forma lo que me está diciendo.-
No queremos que todo ese asunto del pasado entre ustedes le afecte.

—¿Del pasado dice, señor? Es un asunto del presente, que podríamos solucionar ella y yo. No nos arrebaten la posibilidad de eso.

Lo siento muchacho, agradecemos tu preocupación, y la atención que le diste cuidándola toda la noche, ya déjanos encargarnos de ahora en más.

Me encuentro muy confundido, ¿Que debo hacer? Tienen un punto; la salud de Verónica, son sus padres, y yo no soy nadie. ¿Debo discutir? ¿Debo no aceptar que me prohiban buscarla de nuevo? O solo hacerme a un lado y ser políticamente correcto... no interferir, Justo como me lo están pidiendo y perderla, de nuevo...

¿Pero quien decide lo que es correcto?

PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora