Esta Es La Vida

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Al cabo de varios días después se acerca la noche de Navidad, todo es ajetreado, y yo estoy dedicándome a pasar y disfrutar el tiempo que comparto con mi familia. Es mi época favorita del año, lo menos que puedo hacer, es disfrutarla. Así que olvidé mi teléfono y con él, las redes sociales. Aunque no tanto, llamo por teléfono un par de veces en el día a Simone, conversamos de esto y lo otro, sus días, mis días. Y sí, de cuanto esperamos año nuevo para vernos, pues ambos regresamos a la ciudad y a nuestros días comunes, los cuales ya estamos extrañando, y yo la verdad solo extraño su compañía, más que mis días comunes, pues si pudiera elegir, me quedaría aquí, lejos de todo, menos de ella.

También quisiera ver a Verónica, en algún momento y sentir que no me importa y que puedo tranquilamente continuar mi vida sin ella, porque si, claro que puedo. Solo que ella nunca sale de mi mente. Y ser amigos aunque es algo, no es suficiente, pero a eso debo adaptarme, a eso accedió, y fue mi culpa, porque cuando debía decidir que mano tomar aquella tarde en las estación en que me encontré entre Barbara y ella, metafóricamente hablando, debí tomar su mano y no dejarla ir, pues la relación con Bárbara no iba a funcionar de todos modos y jamás me había arrepentido tanto de perder algo, pues si, ya estuve acostumbrado a que todo fuese pasajero, llegase y se fuese, pero no me hago aun a la idea de que Verónica ni siquiera se quedó un rato, porque yo no lo permití. Y el dejarla ir, me ha costado cada día la alegría. Y aunque Simone es excelente amiga y compañera, a veces pienso que no puedo entregarme completamente a ella, porque parte de mi, ésta con esta chica, Verónica, a la cual parece ya no importarle, pues ella está con su estúpido Nathan. ¿Pero acaso es su culpa? Pues no, es mía, como siempre, por las razones que ya dije, tomar la mano equivocada en la estación. Recuerdenlo, ese soy yo en la vida.

No es justo que se presenten en mi vida personas tan maravillosas a las que no puedo corresponderle como quisiera, porque parece estoy enamorado como un adolescente puberto de la chica inalcanzable del colegio. Veo al pasado y entonces toma sentido, cuando fui ese adolescente puberto no tuve oportunidad de sentir todo esto, era diferente en aquel entonces. Entonces los errores de los que debí aprender en aquel tiempo, los voy cometiendo ahora uno tras otro y aprendo luego de haberme llevado cada pared que se me cruza por el camino, porque ni siquiera pongo freno, acelero y me estrello sin pensar en nada más. Aunque ahora que recuerdo, si, me enamoré cuando tenía 17, y como a todos, el primer amor me quebró por completo, me destrozó y volvió nada. Pero no lo sé, esto es diferente. Ya no soy ese niño que luego de eso, por miedo dejó y se olvidó de entregar todo de sí, y aunque sí di bastante de mi, pude haber dado más, ahora, con quien nacen esas entrañables ganas de perderme por completo y hundirme en todo el dolor que representa enamorarse, -porque si, amar duele, no crean eso que dicen que si es amor verdadero y mutuo no duele, porque si duele, porque lo más mínimo importa, igual que lo más mínimo te hace feliz, también puede lastimarte, por eso sabes que estás enamorado- volviendo al tema, con quien nacen todas estas ganas, resulta no ser para mi... Así eres vida; irónica, cínica, sarcástica, y prefiero pensar que con un negro sentido del humor que disfrutas aplicar en mi.

...
El año acaba y llega este nuevo año como todos, huele a propósitos, a metas, y a esperanzas de, una vez más y como cada 365 días pasa, tener un mejor año.
Me despido de mi familia para volver a la realidad, mi realidad. Tomo las llaves del carro, subo a él, y me dirijo a casa, mi casa, con mi perro, mis series noventeras, mi música que hoy día ya nadie escucha y mis ganas de ver a Simone, y continuar mi vida sin pensar en Verónica.

Esa misma tarde luego de llegar a casa planeo encontrarme con Simone en el parque donde la conocí. Paso muy cerca de la estación, y veo los vagones, el tranvia, la gente subiendo a ello, y me da un poco de nostalgia, voy a extrañar un poco, quizá mucho las tardes en que podía subir al tranvia y todo era tranquilo, ponía música en mi teléfono, ambos audífonos, sacaba un libro o simplemente aprovechaba el tiempo de viaje en él para pensar un poco sobre todo. Claro que, esos días en que todo era estresante y había mucha gente, eso sí no los extrañaré y agradezco más bien, el gesto de mis padres al darme un carro.

...

Miro por mi ventana y esta Verónica del otro lado, salgo corriendo a abrirle la puerta, en seguida que lo hago ella salta hacia mi y me besa, y la abrazo, y la beso y la misma sensación de aquella madrugada es la que se siente, un big bang dentro de mi, se crean los planetas, me llueven estrellas y no existe más que ella y yo, y, esperen ¿Sultán ladrando? ¿Que pasa? Todo se torna borroso. ¿Donde estoy?... Y despierto, solamente era un sueño, me quedé dormido en el sofá y Sultán ladra porque hay alguien en la puerta llamando. ¿Que probabilidades existen de que estuviese soñando con Verónica y sea ella en la puerta? ¡Cero! Así que no nos hagamos ilusiones, no es ese tipo de libro.

Abro la puerta y es Simone, me abraza y la abrazo, duramos un momento ahí abrazados, hace rato necesitaba de sus abrazos. La invito claro a pasar, y ella libremente va a la cocina, me siento en la isla y la veo preparar café.

No pude esperar a vernos en el parque, lo siento, Paul, ya te extrañaba y tenemos tanto que hablar, que contar. -Me dijo mientras buscaba las tazas para el café.

-Entonces significa que tienes más que decirme que yo a ti, yo no tengo mucho, la verdad, ya sabes como son esos días, navidad, no es nuevo. Y para contarte creo que tengo una sola cosa. -Le dije. Así que puedes empezar tú.

Comienza a relatar todo lo que hizo con sus padres y en su ciudad durante todo el mes, habla, habla mucho, y yo soy bueno escuchando. Aunque a veces me distraigo pensando otras cosas mientras ella aún habla, me pierdo un poco de lo que dice, mi mente divaga, pero regresa y sigo prestando atención. La noto ponerse algo sería, toma su taza y toma un trago de café grande, mira a los lados con la mirada un poco desanimada, no enérgica como normalmente lo es.
-Simone, ¿que sucede? ¿Te sientes bien? -Le dije y parece la saco de sus pensamientos.

Si, Paul, estoy bien -Sonríe- nada sucede. Bueno si, pero, aún no sé cómo decirlo.

-Solo dime, Simone, ¿que sucede?

Me cuenta de una noche en que a su casa llegaron personas a las que hace tiempo no veía, un viejo grupo de amigos con el que ella solía salir de fiesta y a lugares, entre otras cosas.- Y entre esas personas estaba Stefan... -Me dijo, y Stefan es su ex, o algo así que quedó más como amor de la adolescencia que no pudo ser o algo así...

Y entonces estuvimos allí compartiendo todos, mis viejos amigos y con Stefan todo muy raro, pero alcanzamos a conversar un poco. Le di mi número de teléfono y los siguientes días a esos me llamó, fuimos también un par de veces por un café. En fin, estamos en contacto y parece que algo, no se, resurge y que quizá algo, pueda intentar, si tú estás de acuerdo...
¿Y yo como no iba a estar de acuerdo? No puedo competir con Stefan porque ya me contó sobre él antes, yo sé cuánto le importaba y que ahora se le presente una oportunidad, ¿Que se supone que haga? Si además de eso, yo también quiero a alguien más, no puedo ser tan egoísta. Aunque si, me da miedo perder a Simone, pero a mi amiga Simone.
Como su amigo que la apoyó siempre en todo, todos estos meses que lleva conociéndola, le brindo mi apoyo una vez más y ella se ve bastante feliz. Aprovecho entonces para contarle lo que sucedió la madrugada luego de mi cumpleaños. Y se nota que le disgustó un poco, pero trató de entender pues ya estamos en una situación diferente ahora, ambos, vamos a tomar caminos distintos en este momento. Yo quizá seguir solo, con quien quisiera cambiar eso es con Verónica y a Simone, pues la espera Stefan.

...

PaulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora