Me había puesto a llorar y Pat... Pat solo se reía al otro lado de la línea. No me podía creer lo que había hecho, en lo que me había metido y sobretodo, en el daño que le haría a mi familia, a mis amigos y a Sam.
Sam.
-Tienes 30 días, ni uno más, para dejarlo todo.
-¡Eres un hijo de puta!- le grité y salí a la calle para que los del lobby dejen de mirarme.
-Vamos, Katty. Saca esa creatividad que tienes dentro e invéntate algo nuevo. Algo que no sepa- Pat volvió a reírse.
-Quiero a Leah. ¡Ahora!
-Estará en la puerta de tu edificio en cinco minutos. Oh, y viene con un regalito de mi parte.
Él cortó la llamada y espere los cinco minutos que parecieron horas para mí ahí parada en medio de la nada. Entonces, tía Mel apareció al otro lado de la pista con la bebé de Bea en brazos, esta escoltada por Manny.
-Sabía que aceptarías- me dijo él con una sonrisa y yo le lancé una bofetada.
-Todo era un maldito truco- mascullé-. Me dijiste que el siguiente sería Sam para dejarte el camino libre hacia Bea.
-Ah, pero si yo no fui el de la idea.
-Entonces, ¿Quién?
-Yo- contestó tía Mel sin dejar de mirar el suelo y me entregó a la bebé.
Revise que Leah estuviera bien, que no tuviera ni un solo raspón y luego de eso, miré a mi tía.
-¿Tienes idea de lo mal que esta Bea?- cuestioné-. ¿Qué le vas a decir ahora? ¿Qué te robaste a su hija?
-Aw, discusión familiar- Manny vaciló-. Me largo.
Él se fue y no esperé a que tía Mel dijera algo como para entrar al edificio y dirigirme a los ascensores, pero lamentablemente, ella me alcanzó.
-Yo le explicaré a Beatrice lo que ha sucedido.
-¿Es en serio? ¿Le dirás que Pat te obligó a robar a su hija para sobornarme? O peor aún, ¿que en 30 días voy a desaparecer de su vida para siempre?
-Katrina, yo...
-Deberías estar en la cárcel junto a él.
El ascensor se abrió y yo prácticamente corrí con Bea para entregarle a Leah y ella rompió el llanto como yo hace unos minutos.
-Dios mío- la abrazó-. Estás bien. Kat, donde la... ¿Tía Mel? ¿Qué haces aquí? Te hemos estado buscando ya que...
-No quería seguir ahí, Bea.
-¿Acaso tu...?
-Vine a hacerles una visita y encontré la puerta del apartamento abierta. Entonces, me metí y en una de las habitaciones te encontré a ti durmiendo plácidamente y a Leah llorando, así la saque a darle un paseo.
-¡¿Un paseo?!- chilló mi hermana y me pasó a Leah-. ¡¿Tomaste a mi hija sin mi permiso?!
-Lo lamento, tan solo quería ayudar- tía Mel encogió los hombros sin una pizca de remordimiento en sus ojos.
-¿Mel?- mi papá salió de uno de los ascensores y se acercó a ella-. ¿Dónde te habías metido?
-No lo soporté, Paul. Solo pasaba a saludar. Ahora, debo irme.
-¿Qué? No.
Mi papá intentó tomar su brazo, pero ella lo esquivo y en lugar de subir a uno de los ascensores en los cuales de todos modos seria alcanzada, fue por las escaleras.