El día siguiente, ya en casa después de la escuela, recordé el cumpleaños de Robbie, el primo de Sam y nuevo amigo de Tommy y caí en cuenta de un par de cosas: 1) La celebración iniciaba a las 5 y eran las 4:30, y 2) No había comprado un regalo.
-Tom, te quiero listo en 20 minutos- le dije a mi hermano antes de meterme al baño y darme la ducha más rápida de la vida.
En definitiva, no quería que mi hermano llegara tarde a ese cumpleaños y tampoco quería quedar como impuntual frente a la familia de Sam que, sin duda, estaría ahí. Así que me apresuré y al cabo de quince minutos, ya me había bañado, maquillado y secado el cabello, tan solo debía emplear unos 5 minutos en vestirme y listo. Pero al salir a mi habitación envuelta en una toalla, encontré a Sam sentado en mi cama y solté un grito del susto.
-Luces bien, Kat- dijo él y yo le lancé lo primero que encontré a la mano para callarlo ya que podía oír los pasos de tía Mel acercándose a mi habitación.
-Katrina, ¿estás bien?- pregunté ella tocando la puerta-. Oí un grito.
-Sí, tan solo me resbalé.
-Okay... Tu hermano ya te está esperando aquí fuera.
-Salgo en cinco.
Espere a que se alejara y luego, volteé a mirar a Sam que frotaba su frente.
-¿No pudiste tirarme algo más liviano? Ese desodorante dolió.
-Me asustaste- toqué mi pecho.
-Bueno, tu a mí no me asustas- él recorrió su mirada por todo mi cuerpo y yo fruncí el ceño.
-Ya deja de mirarme y sal de aquí, tengo un par de minutos para estar lista.
-Pero si el cumpleaños no empieza hasta las 6.
-¿6?- bufé sin poder creérmelo-. ¿No era a las 5?
-Sí, pero... Oh, olvidé mencionarte que cambiaron la hora.
-Sí, lo olvidaste- crucé los brazos-. Al menos tengo tiempo para comprar el regalo.
-Yo también tengo que comprar uno- Sam se levantó de mi cama-. Te espero en el auto, ¿sí?
-Está bien. No me espíes, eh.
-Trataré de contenerme- él me guiño un ojo y salió por la ventana.
Yo me vestí lo más rápido que pude y en menos de cinco minutos, ya estaba en el auto de Sam junto a Tommy camino a una juguetería. Al llegar, mientras Sam buscaba esa nave espacial de Star Wars que su primo tanto quería, yo buscaba algo de $30 que era parte de mis ahorros que tenía bajo mi cama y después de unos minutos, encontré un auto a control remoto bastante bonito y que iba con mi presupuesto.
Pagamos todo y nos encaminamos a la casa de los tíos de Sam que quedaba al otro lado de la ciudad, pero como esa tarde no había tanto tráfico como lo habitual, llegamos en treinta minutos. Sam aparcó su auto frente a un edificio bastante lujoso y no supe que ahí era la fiesta hasta que el botones nos preguntó nuestros nombres y nos dejó pasar.
-¿En verdad tus tíos viven aquí?- le pregunté a Sam cuando estábamos en el ascensor y él se rio asintiendo.
-Se sacaron la lotería el año pasado.
-¿En serio?
-No, tan solo la esposa de mi tío es directora de una revista.
-¿Cuál?
-Fascino.
-¡¿Qué?!- exclamé-. No estás hablando en serio...
-Si quieres pregúntale tu misma. Aunque estoy casi seguro que no está en la fiesta, nunca tiene tiempo. No vino el fin de semana a la cena familiar justamente por eso.