22.

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El viernes por la noche, llegué treinta minutos tarde a la cena del papá de Sam y digamos que los únicos en la mesa que se alegraron de verme fueron Sam y su mamá.

-Siéntate, Kat- me indicó ella y yo asentí poniéndome al lado de Sam.

-Lamento interrumpir- dije entre dientes y miré al cumpleañero-. Feliz cumpleaños, señor Prescott.

-Gracias- contestó él sin mirarme e inició una conversación con todos los invitados.

-Luces preciosa- murmuró Sam y yo curvé los labios-. ¿Qué paso?

-Pat me hizo todo un interrogatorio antes de venir y tía Mel quiso ponerle un rastreador al taxista.

-Dios mío.

-Sí, me hice amiga de él en el tráfico y hablamos de lo demente que eran mis tíos- hice una mueca y Sam se rio.

-Te dije que podía pasar por ti y esperarte en la esquina.

-Pat te hubiera visto.

-Ese hijo de puta...- masculló y yo simplemente me eche a reír.

-Niños, shhh- nos calló de pronto la señora que teníamos al frente-. ¿Pueden hacer silencio?

-No- Sam negó con la cabeza y su mamá le dio un manotazo en el brazo.

-Sammy...- lo regaño ella y él pegó su boca en mi oído.

-Mira las boobies de la señora que nos calló.

-Le llegan al cuello- respondí mirando su gran escote.

-¿Crees que si le lanzo un tenedor se revienten?

-¡Sam!- exclamé entre risas y todos en la mesa voltearon a mirarme.

-Samuel- su papá lo miro con el ceño fruncido.

-Lo siento- dije con las mejillas a punto de explotar de la vergüenza.

-Fue mi culpa- Sam tocó mi mano.

-Compórtense, ¿quieren?

La cena siguió, pero Sam siguió burlándose de cada uno de los invitados ya que ninguno le agradaba. Yo me contuve de explotar en risas nuevamente y cuando todos pasaron a la sala principal, él y yo nos escabullimos a las escaleras.

-Finalmente salimos de ahí, Katrina Fontana- él se puso frente a mí y empezó a subir los escalones de espaldas.

-Te vas a caer- me reí.

-Es que no puedo dejar de mirarte.

-Me siento una completa BB con este vestido.

-Estás perfecta, mi amor- él me besó rápidamente en los labios y yo sonreí-. ¿Qué película quieres ver?

-No lo sé- encogí los hombros-. ¿Titanic? Nunca la he visto completa.

-Dios mío, Kat. Esa es de las clásicas.

-Lo sé, pero nunca la pude comprar y no está en Netflix.

-Pues te cuento que mis papás son fans de películas tan buenas como esa y a que la tienen por ahí en su habitación. Vamos.

Sam cogió mi mano y después de llegar al segundo piso, recorrimos el largo pasillo hasta llegar a la última puerta que eran las de sus papás y al abrirla, ambos nos encontramos con la peor escena del mundo y se me cayó el alma al suelo.

El papá de Sam se estaba besando con una mujer que no era su esposa, sino una de las invitadas. Él se separó de ella al vernos y antes de poder hacer o decir algo, fue golpeado por Sam.

Prohibido SoñarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora