Jungkook odiaba muchos lugares.
Detestaba la playa, con la arena metiéndose por todos lados y el viento helado corriendo a todas horas. Le desagradaban los jardines de niños, con pequeños gritando y llorando por todo, sin ninguna medida. También tenía problemas con las Iglesias y las bibliotecas, frías y silenciosas, donde parecía que te caerían años de condena por expresar algo en voz alta.
Pero nada odiaba más que los hospitales.
Él jodidamente odiaba los hospitales.
Y sumado a todo, se desesperaba cada vez que alguien lo miraba directamente por mucho tiempo, siendo obvio que estaba siendo juzgado.
Así que, dentro de todos los escenarios desagradables posibles, estar sentado en la sala de espera de una clínica privada y con los ojos de Jimin clavados en su rostro topaban la lista.
— ¿Por qué estás haciendo esto? —Jungkook susurró, apoyando los codos sobre sus rodillas.
—Porque necesito saber que no me pegaste nada mientras iba por allí chupándote la polla —El rubio no quitó su mirada reprobatoria.
—No tengo nada, ya te lo dije —Volvió a susurrar, hundiendo el rostro entre sus brazos.
—Y yo soy muy desconfiado, ya te lo dije.
El silencio se acrecentó y Jungkook empezó a desesperarse. Su pulso se elevó, y empezó a respirar aún más rápido.
— ¿Puedo ir al baño?
Jimin asintió con la cabeza.
—Al fondo del pasillo creo que está —Señaló con el dedo— Apresúrate.
Se levantó y caminó hacia allá, con el rostro ardiendo por la vergüenza. En serio no podía terminar de creerse que estaba en una Clínica privada, a las diez de la noche y esperando a que terminaran de alistar el laboratorio clínico para tomarle muestras de sangre. Y que hubieran abierto el área sólo porque Jimin dijo que lo necesitaba con urgencia, mientras deslizaba la tarjeta de crédito.
Era increíblemente terrible.
Se lavó la cara, evitando mirar su reflejo en el espejo y secó sus manos con la misma toalla que usó para el rostro. Una voz en su interior, sin embargo, no podía dejar de deleitarse.
Desde que había conocido a Jimin había comenzado a vivir un poco de estos lujos, aunque sólo fueran eventuales.
De mantener esta relación con él, ¿Se convertiría en un Sugar Baby?
No pudo evitar sonreír mientras volvía a los asientos, tomando asiento frente al rubio. Sería un Sugar Baby dominante, el primero en su especie.
— ¿Qué traes? —Le preguntó el mayor, arqueando una ceja— ¿Cuál es el chiste?
— ¿Por qué siempre actúas a la defensiva conmigo? —Jungkook bufó— Quizás yo no te idolatro como el resto de tus amigos, es verdad. Pero tampoco voy a ahogarte mientras duermes o algo así.
Jimin guardó silencio.
—No lo sé —Terminó diciendo, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Jungkook perdió el foco por dos segundos, se veía muy bien— A veces sólo soy así.
—Yo... Tengo una teoría para eso.
— ¿Ah, sí? —Jimin abrió los ojos— ¿Cuál sería?
Se tomó un tiempo antes de contestar.
—Te sientes amenazado —Comenzó— Probablemente porque sé mucho de ti. Y te sientes culpable por esto todo el tiempo, pero no te arrepientes. Lo disfrutas todo lo que puedes mientras lo tienes y después te comes la cabeza porque en el fondo, detrás de esa coraza que te has construido, eres muy inseguro. No estás orgulloso de todo lo que haces, como le haces creer a todo el mundo y te lamentas de tus decisiones. Pero eso no quita que seas un idiota egoísta, así que heme aquí.
ESTÁS LEYENDO
Mala Conducta |KOOKMIN|
FanfictionMuy popular. Excelentes notas. Hijo de una familia coreana-europea. Adinerado. Capitán y jugador estrella del equipo de Fútbol. Sonrisa carismática y atractivo como la mierda. Park Jimin es casi perfecto. Casi. De no ser por su horrible personalid...