Ser una venezolana no es fácil marica. Tienes que saber lo que es sobrevivir y a su vez cómo mantenerte diva, conformarte que lo más bello que puedes tener es al Brayan, el catire que vende las arepas de la cantina pero que es muy mayor para ti o si...
-Tengo frío, ¿Podrías apagar el aire? -me removi entre sus brazos para alcanzar el control del aire pero él me lo impidió- hey, ¿A dónde vas? No me dejes solito.
-Me dijiste que te apagara el aire porque tenías frío.
-Pero no quiero que te alejes de mi -me apretó contra su pecho- además, ya tengo calor.
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-Está bien.
10 minutos después.
-Está haciendo frío, ¿Podrías apagar el aire?
Me incorporé ésta vez y fui a tomar el control del aire.
Lo apagué.
-Pensándolo mejor, prendelo. Si está apagado me dará calor.
Lo prendi.
-¿Ya está?
-No, subele la temperatura, esta haciendo frío -le subí cuatro grados- le subiste demasiado, ahora tengo calor. Bajale -le bajé dos grados- no, asi no me gusta, si la habitación está fresca de igual manera sudare, subele. -le subí dos grados- no, mejor bajale, ya me decidí -gruñi para mis adentros y le bajé dos grados- perfecto, gracias, Bonita.
Quedó en la misma temperatura en la que había estado cuando me paré.
Volví nuevamente a la cama y me acurruque con él mientras veíamos la última película de Star Wars, a la cual, no le paré bolas.
De hecho, no le paré a ninguna, no entendí un coño y perdí medio dia de mi vida en esa vaina.
-¿Soy yo, o está haciendo calor aquí?
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Entorne la mirada. Tomé mi propia almohada y la puse sobre mi cara para ahogar un grito.
(...)
-¿A dónde vamos? -preguntó Dylan por décima vez mientras yo me encargaba de acomodarle sobre la cabeza un gorro negro de lana y sus Raybans.
