Ser una venezolana no es fácil marica. Tienes que saber lo que es sobrevivir y a su vez cómo mantenerte diva, conformarte que lo más bello que puedes tener es al Brayan, el catire que vende las arepas de la cantina pero que es muy mayor para ti o si...
Salí de la cocina luego de dejar el vaso en su lugar. Eran alrededor de las tres de la madrugada y me había parado a orinar pero después me dieron ganas de beber agua, la misma verga porque después me volvieron a dar ganas de orinar.
Mi inestabilidad es una verga arrechisima.
Cuando salí del baño del pasillo pegué un grito al chocar con el pecho de un desconocido. Pero ajá, cuando vi que se estaba riendo caí en cuenta que era Dylan y le metí su coñazo.
-Pero weno vale, ¿Tú eres marico? -le di un manazo en el hombro- eso no se hace, mmaguevo.
-¿Qué haces despierta a ésta hora?
Entorne los ojos.
-Oh, ya sabes -bufe- fui a jugar fútbol al baño.
Él me miró con ironía.
-Aún no logro entender porque adoro tanto ese sarcasmo.
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-Pana, es que tu tienes que entender que yo soy irresistible. O sea tas tas.
Rió. Su mano acarició suavemente mi mejilla. Estaba demasiado cerca hasta que caí en cuenta que aún seguíamos en la misma posición en la que habíamos chocado. Incluso su brazo derecho me estaba abrazando de la cintura.
-Eso lo sé, Bonita.
Me quedé quieta cuando vi que había empezado a acercarse. Marica, admito que tenía una lucha mental entre besarlo o no besarlo.
Si lo beso creerá que así se me quitará la arrechera.
Pero si no lo beso aumentará más.
Khe dezirthe.
-Yo no podía dormir porque no estabas ahí -susurró en mis labios. Menor, no siento los pies- porque no estabas abrazandome, porque no tenías tu pierna sobre las mías y no me diste un beso de buenas noches. No puedo dormir porque te extraño hasta en mis sueños, mi amor.
No si.
Ladillo hasta en sueños, soy es yo.
Jejejejeje
-Mala tuya, Dylan José -toqué sus labios y con mi pulgar los acaricie. En parte porque aún estaba con mi lucha mental y en parte porque ajá, los extraño- tu la cagaste, tu te jodiste. Debiste pensarlo antes de hacer lo que hiciste.
Su cara borró la sonrisa. La mano que sostenía mi mejilla sujetó la mano que tenía acariciando sus labios y después la besó.
-¿Cómo puedo hacerte entender que sólo te prefiero a ti Lily? Sólo a ti, no a ella o a cualquier otra, a ti.
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