❛i. venomous❜ harry potter

XLVIII.

pansy parkinson

La historia que Draco Malfoy contaba en la sala común de Slytherin, en la que Harry Potter se echaba a llorar al ver una figura en el bosque oscuro la noche anterior, y en la que Diana Weasley se desmayaba por el terror, tenía un público medianamente extenso de niños de primer curso, que reían en carcajadas cada cual más fastidiosa a oídos de la pelirroja.

En el camino a su habitación desde la torre de enfermería, la chica había tenido bastante tiempo para reflexionar sobre el impacto que su altercado podía haber tenido en las personas de sus círculos. Sabía que Ronald había entrado en pánico la noche anterior, y que Pansy Parkinson se había dejado caer por la enfermería porque se lo había dicho Madame Pomfrey. También le dijo que Neville Longbottom había hecho tiempo descansando al lado de su camilla durante un rato, pero que el Gryffindor le había pedido que no se lo dijese. Diana agradeció que la enfermera fuese tan mala cumpliendo promesas.

Sin embargo, la pelirroja no tenía información sobre Harry Potter, Hermione Granger o incluso Draco Malfoy.

Claro que, al entrar en la sala común y encontrarse con tal escena, Diana pudo hacerse una leve idea de que al rubio no le había afectado lo suficiente, si es que lo había hecho en absoluto.

Hizo contacto visual con Malfoy, y parecieron entenderse de alguna manera. Diana ni siquiera quiso intervenir.

Esperó a que Pansy, que había saltado de un brinco de entre los que se sentaban alrededor del chico, se colocase a su lado, para caminar en dirección a su casa, mientras la de pelo oscuro le preguntaba, angustiada:

—¿Qué pasó, Diana? ¿Estás bien?

—Por supuesto —contestó ella, con una sonrisa que pretendía aliviar a su compañera de Slytherin—. ¿Qué decía Malfoy?

—Oh, estaba contando lo de anoche. Dice que te desmayaste por el miedo, pero ayer cuando fui a verte, Madame Pomfrey me dijo que habías entrado llorando.

Llegaron a la puerta, y la Weasley se abrió paso hasta dentro, seguida de la otra muy de cerca.

—Malfoy es horrible, ¿no es así? —dijo Diana, como si acabase de caer en la cuenta y aquello fuese un descubrimiento.

Pansy, aunque sorprendida por lo calmada que se encontraba su amiga en una situación como aquella, trató de mantener su compostura y se encogió de hombros.

—Supongo. Pero es mono, así que ¿a quién le importa? —Diana miró a Pansy, extrañada. Pansy no hablaba del chico como había escuchado a otras chicas hablar de otros. Era como si esperaba que Diana estuviese de acuerdo con ella.

—¿Te gusta? —preguntó Diana. Pansy abrió mucho los ojos.

—No, ¡por supuesto que no! —dijo demasiado rápido. En seguida, cerró la boca— Es decir, quizás. Su familia está bien.

Diana sonrió de lado.

—Te pregunté sobre Draco, no su familia.

Pansy se sonrojó, asintiendo.

—Ya, lo sé, es que mi madre... y yo no sé...

—Ey, Pansy —Diana colocó su mano en el hombro de su amiga, tratando de calmarla. La chica contuvo el aliento—. Lo entiendo. Pero no todo tiene que ver con sangre y familias. Te puede gustar alguien por quién es.

—Pero no puedo...

—Pansy, estamos en el primer curso. No te vas a casar con quien te guste ahora. Si te gusta Draco, ve a por él. Como si te gusta Harry Potter, no creo que a tu madre le importe.

Pansy miró a Diana a los ojos, entre sorprendida y admirando a la chica por sus palabras. Sonrió de una manera que le iluminó el rostro, y asintió.

—Bien —contestó Diana, bajando su mano y sentándose en su cama. Dio unas palmadas al lado suyo para indicar a la otra que se sentase a su lado, antes de decir:—. Ahora, ¿quieres saber qué pasó en realidad?