She's bad.

Capítulo 33: El principio del Caos (2° parte)

—¡Jade yo te amo!

Cuando ella se giro estaba llorando demasiado, así que me acerque a ella poco a poco, me detuve cuando ella comenzó a acercarse a mí.

Sus manos se aferraron a las solapas de mi chamarra de mezclilla para después empujareme mientras retrocedía un poco.

—¡¿Por qué?! —exclamó no sé si con tristeza o con enojo. Pero no estaba bien.

—¿Como que por qué?

—¿Por que me haces esto? —lloraba.

—¿Hacerte qué?

—No puedes enamorarte de mí.

—Sí, si puedo. Mírame nada más.

—No, no puedes así que deja de estar jodiendome.

—Lo siento pero así fue y no pude hacer nada para evitarlo.

—Aidan... tú... tú no entiendes...

—¿No entiendo qué?

—Yo no soy para ti y claramente tú no eres para mí... —mordió su labio inferior.

—J-Jade, no digas eso tú...

—¿¡Es que no lo entiendes?!

—¡No quiero entenderlo!

—Yo no te amo...

Sentí una punzada en el corazón. No era cierto. No. No. No.

—Jade por favor no digas...

—Es la verdad —más que convencerme a mí... Parecía que trataba de convencerse a ella misma.

—Jade te conozco, sé que...

—¡¿Dices que me conoces!? —dijo con sarcasmo —. ¡No me jodas! ¡En un año no conoces a nadie! ¡Deja de decir estupideces!

—¡Estupideces las que esta diciendo tú!

—Deja de decir que me amas. No es gracioso.

—Pero es que lo hago.

—No, ni me conoces ni me amas.

—Conocí lo peor de ti y jamás deje de pensar que fuiste lo mejor que me paso.

—Hubieras escogido enamorarte de alguien más

—¿¡Y crees que yo escogí tener este puto dolor en el pecho?! ¡¿ver como la persona que amo se iba con alguien mas que no era yo?!

—Eso fue culpa tuya, no mía.

—Y no me arrepiento

—¿Me quieres jugar una mala pasada? —preguntó al borde de un frenesí —, ¿Por todo lo que te hice? De verdad que no esta bien bromear así.

—No lo estoy haciendo

—Quien diría que tienes un sentido del humor tan extraño.

—¡Que no! ¡Que no es eso!

—Yo no te amo Aidan, yo no sé porque te hiciste ilusiones pero...

—¡Deja de tener miedo! -exclamé el nudo en la garganta estaba lastiamandome. Ella abrió la boca y se abrazo así misma —, por favor...

—¡No lo tengo! —se relamió los labios, nerviosa.

—Cariño, tienes miedo —ella negaba frenéticamente —, tienes miedo porque nunca te habías sentido así, tienes miedo de que algún día encuentre a alguien mejor y te deje, pero cariño, eso no va a pasar porque yo no quiero a nadie mas que a ti.