CAPÍTULO XI: Fiesta de pijamas (La botella)

21 0 0
                                    

-Juguemos a la botella.- concluyó Víctor.

¡¿Qué?! ¿Cómo se le ocurrió esa idea? A ver, yo se que a Víctor se le va bastante a veces y que ahora no tiene novia, pero de ahí a que se quiera liar con nosotros para conseguir un beso, lo veo un poco fuera de lugar. Yo en parte no tenía ningún problema en jugar a la botella con ellos, pero sabiendo la posible causa por lo que ha decidido jugar Víctor a este juego, y que mi ex estaba en la misma sala que mi novio y con posibilidades de volverme a besar después de dos años dependiendo de una botella, pues no me parecía muy buena idea.

- oye Víctor, sabemos que estas desesperado en el amor, pero tío, de ahí a buscar un lío entre nosotros- dijo Carlos entre risas.

Yo coincidía perfectamente con Carlos.

- Ja ja, mira como me río imbécil. Ojala me toque besarte a ti para callarte esa boca de retrasado que tienes, nunca mejor dicho.- contestó Víctor poniendo morritos a Carlos en forma de burla.

- Por mí podemos jugar - dijo Nath.

- Por mí también- siguió Celia.

- Contad conmigo, vamos, si a mi novio no le importa- dijo Iván mirándome a los ojos con una sonrisa, a punto de darme un beso.

- Por mi puedes jugar pero como te guste liarte con uno de estos, vete olvidando de mí - consté en un tono de broma.

- Contad conmigo si queréis...- dijo por último Edgar en un tono de voz muy bajo.

Sinceramente, no me importaría liarme con todos ellos. Víctor no estaba mal, pelo castaño, ojos verdes, y de cuerpo normal; Carlos tampoco estaba mal, era bastante mono, rubio, ojos castaños y tenía el mejor cuerpo de los cuatro chicos que eramos en el grupo. Y por último Edgar. Edgar siempre ha sido muy mono desde pequeño, y ahora había pegado un cambiazo casi irreconocible. Tenía el pelo negro y ahora se le había aclarado, cogiendo un tono casi rubio y el flequillo liso; ojos marrones color miel y delgado.

Y refiriéndome a las chicas, tampoco me importaba, ya me había dado picos con ellas y una vez me lié con Nath para darle celos a un ex novio suyo.

-Bueno Eric, sacas una botella ¿ o qué? - preguntó Víctor.

Fui a por una botella de cristal vacía y dimos comienzo al juego.

Nos pusimos en círculo y Víctor colocó la botella en el centro de todos nosotros. Se podía observar los nervios en los gestos de algunos, como de Carlos o Edgar.

- Allá vamos- anunció Víctor.

Cogió la botella con la muñeca girada y le dio impulso, haciéndola girar. Todos mirábamos hipnóticos los giros de la botella, siguiéndola con los ojos, como si se tratase de un partido de tenis. Poco a poco su velocidad se iba reduciendo, aumentando los nervios de los de allí presentes. La botella se paró. Carlos fue el primero.

Las miradas de todos los demás se clavaron en él.

- Vaya vaya, Carlitos. Veamos a quien tienes que darle un buen morreo - dijo Víctor dándole impulso a la botella.

La botella comenzó su segunda vuelta y los nervios eran aún peores. En ese momento todos nos miramos unos a otros, como si intentásemos localizar al asesino del Cluedo entre nosotros.

Tres segundos, tres segundos fueron los que calculé en mi mente hasta que la botella parase de girar, señalándonos a uno de nosotros.

- uno, dos y tres- conté en voz baja mirando a la botella de cristal.

Tras pronunciar el tercer segundo, la botella se paró señalando, al que puede que todos nosotros nos esperábamos que iba a salir, o justo lo contrario. Víctor.

- No puede ser - dijeron Nath y Celia al unísono entre risas.

- Yo estoy flipando - siguió Iván también entre risas.

- A ver quien se va a reír ahora. Ven aquí y dame un besito - dijo Víctor acercándose a Carlos poniendo morritos.

Carlos se levantó un poco acercándose a Víctor con muy pocas ganas y un gesto de esfuerzo en la cara. Finalmente Carlos agarró con una mano la mejilla de Víctor y los labios de ambos se juntaron.

Nuestros ojos se abrieron al ver aquella fusión de dos cosas imposibles. Como una colisión entre planetas.

Pensábamos que el beso duraría como 2 segundos y luego Víctor se apartaría como todos nos imaginábamos. Pero solo pensábamos, la realidad fue totalmente diferente.

El beso duro exactamente 32 segundos cronometrados. Al principio a los dos les costaba besar al otro, pero poco a poco cada uno se dejaba llevar por el otro. Cuando uno quería parar, el otro insistía en seguir y el otro le seguía y viceversa.

Dejaron de besarse cuando se dieron cuenta de que había más gente a su alrededor.

- ¿Os alquilo un habitación de hotel? - preguntó Iván sonriendo.

- No tranquilo, ya la he alquilado con tu madre- contestó Víctor en un tono más borde.

- que monos- dijeron Nath y Celia a la vez.

- callaros ya- contestó Víctor.

- sí por favor, a parte, tampoco ha sido para tanto, no besa tan bien como imaginaba- dijo Carlos

- Oye que tu tampoco eres nada del otro mundo besando- respondió Víctor

- Bueno eso da igual. vamos a por los siguientes- interrumpí dando impulso de nuevo a la botella.

La botella inició su segunda ronda y todos estábamos pensando a quien les iba a tocar besarse por primera vez entre ellos. La botella ya empezó a ralentizarse y poco a poco, con una velocidad baja, iba apuntando poco a poco a mi zona. La botella se paró y las miradas de todos se pararon en aquella persona elegida al azar, Edgar.

No me lo podía creer. Ahora todas las posibilidades se repartían entre los seis restantes y uno de ellos era yo. Como ya he dicho antes, a mi no me importaba, de hecho ya le había besado antes, pero en el fondo no quería hacerlo. Mi miedo era que si nos tocaba besarnos, él se rayase aún más y que confundiese las cosas.

- Vaya primito. A ver a quien te toca comerle los morros.

Edgar sonrió mirando a su primo siguiéndole el rollo. Cogió la botella y la puso a rodar. En un descuido y aprovechando que los demás solo miraban la botella, Edgar me miró y me sonrió. Hice como que no le había visto y volví a fijar mi atención en la botella. Y por suerte me libré, la botella se paró enfrente de Celia. Me sorprendió ver aquella pareja, aquellas dos personas que si las ves por separado son totalmente diferentes, pero en cambio, juntas hacían la pareja perfecta.

Se miraron con ojos tímidos y nerviosos mientras se iban acercando poco a poco hasta que un segundo después, sus labios se juntaron.

- ¡ese es mi primo! - exclamó Víctor rompiendo aquel ambiente que en pocos segundos se había formado con el beso de Celia y Edgar.

Tras la euforia de Víctor dejaron de besarse y tocaba lanzar la botella de nuevo.

Esta vez fue Iván quién la cogió. La agarró y con un giro de muñeca la hizo girar. Empezó a girar sin control.

¿Quienes serían los próximos?



Luces entre miradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora